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COLUMNISTAS


Fantasmas de la ética

Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Viernes 18 octubre, 2019


En el fragor de la campaña, el oficialismo transitó desde la “Continuidad del cambio”, el “Yo creo.”, el “Es por vos.”, el “Lado correcto de la historia”, la “Revolución de las crayolas.”, y el “Borrón y cuenta nueva.”, esta última resultado del declive en la popularidad del entonces Presidente Solís, tornándose el escándalo del “Cementazo”, en la sombra que acompaño al ex Ministro de Trabajo y Seguridad Social en su ruta hacia, y hasta llegar a Zapote.

El estandarte que ondeó Acción Ciudadana desde su nacimiento en sus cruzadas, fue maltratado, restándole credibilidad a una continuidad de ese proyecto.

Hubo en esos primero cuatro años de la era PAC fuertes críticas a la conducción por parte de la Administración, entre ellas la de su fundador, y diputado, y su compañera de Fracción Legislativa, hoy Vicepresidenta, que alzaron la voz ante actos reñían con los principios éticos pregonados, incluyendo nombramientos en la Ministerio Relaciones Exteriores y Culto.

Luego del sorpresivo resultado de febrero, y una polarización nunca vista en la historia electoral de Costa Rica, con apenas un 20% de los votos válidos se garantizó el partido de la ética selectiva, a pesar de los nubarrones que les acompañaron, su posición en la segunda vuelta.

En su esfuerzo para deligarse de Zapote, don Carlos, presentó a quienes se encargarían de garantizar que la maltrecha, y ya poco creíble, ética se cumpliera.

Surgieron así los “Garantes de la Ética”, asumiendo el compromiso de que esos principios y código partidario, ya devaluados, se cumpieran a cabalidad.

La campaña culminó y se decantó Costa Rica contra el fundamentalismo.

La figura de los Garantes se diluyó rápidamente, la ex Primera Dama Penón, se retiró por motivos personales, el auto nominado Ayatollah de la Ética, Ottón Solís aceptó un puesto en el BCIE y don Rodrigo Alberto Carazo, ex defensor, se apartó para asumir como Embajador ante la OEA. Ambos hoy en silencio entre los pasillos como fantasmas, al igual que los logros de la antigua “Casa de Cristal”

El ex magistrado José Manuel Arroyo, es el único que todavía conserva el encargo del Presidente, sumándoseles Quince Duncan, y Margarita Bolaños, ex presidente del PAC.

Los Garantes, inciales y sucesores, han tenido un deslucido desempeño de su encargo.

Su silencio fue patente en el caso del Viceministro de Gestión Estratégica del Ministerio de Justicia y Paz acusado de haber utilizado un teléfono celular para transmitir videos de contenido sexual.

El ex Magistrado Arroyo, descartó que nombramientos hechos bajo la dirección de la Canciller de la Republica, y Vicepresidente de la República, riñeran con la legalidad y con la ética, pocos días antes de que la Procuraduría se pronunciara en sentido contrario.

Ni una palabra se dijo sobre la fallida contratación de una agencia de publicidad por parte de la Presidencia de la República, ni sobre la cuestionada compra de los drones por parte del Ministerio de Educación Pública.

Fue la Contraloría General de la República, en cumplimiento de sus funciones, que se tuvo que encargar de anular dichas contrataciones.

Silencio absoluto en relación al error gubernamental al establecer el valor de venta del edificio donde estuviera la Agencia del Banco de Crédigo Agrícola de Cartago en San José, reduciéndose el precio considerablemente.

Los garantes PAC, no se atrevieron a emitir criterio sobre el lamentable “hueco fiscal”.

Se han hecho de la vista gorda en relación a las actuaciones del Presidente Ejecutivo de la CCSS, dado que éste firmó acuerdos ilegales y contrarios a la ley. Nuevamente la institucionalidad ha dado un paso adelante, y han sido la Procuraduría, y Ministerio de Hacienda, quienes han hecho lo suyo al declarar que las actuaciones fueron contrarias a derecho y la Contraloría de la República declarando nulo el cuestionado acuerdo.

Su última reaparición, en la que se alejan de su cometido original, en una crítica en la que priva lo ideológico, censuran la decisión de esa administración de aliarse con Brasil para buscar que la postulación de Costa Rica ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU fuera exitosa, que al escribir estas líneas desafortunadamente tenemos como resultado un nuevo fracaso más para Costa Rica en el campo de las Relaciones Internacionales, en la era PAC.

En un momento, los que fueron una de las cartas del triunfo del Presidente Alvarado, cuando buscaba ganar credibilidad por su debil posición y junto a su “Borrón y cuenta nueva.”, se han convertido hoy en los “fantasmas de la ética”.





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