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EDITORIAL


Faltan obras aunque hay dinero

El dinero con que cuenta el Estado costarricense para la realización de obra pública, se queda sin utilizar para ese fin

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 07 noviembre, 2011


Editorial


Un perverso mecanismo que lleva varios años frenando el desarrollo del país, hace que el dinero con que cuenta el Estado costarricense para la realización de obra pública, se quede sin utilizar para ese fin.

En los últimos cuatro años el superávit acumulado del Estado fue de más de $6 mil millones mientras aumentaban las carencias en servicios públicos de educación, seguridad y salud.

Durante 2010 la cifra ascendió a $1.600 millones, un 4,2% de la producción nacional, el doble de lo que pretende recaudar la reforma fiscal.

Las instituciones descentralizadas y los municipios reportan los datos de subejecución presupuestaria más altos, pero el análisis por ministerios revela que arrastran superávit de varios años en programas que no logran realizar.

El dinero en la mayoría de casos se invierte a corto plazo, para generar rentabilidad; permanece en cuentas bancarias o es devuelto a la Caja Unica del Ministerio de Hacienda, como lo puntualiza este medio hoy, en vez de ser usado para el destino para el cual fue asignado.

Recientes estudios en la Asamblea Legislativa señalan que desde 2007 a 2010 solo se usó el 70% del dinero presupuestado.

La Contraloría General de la República tiene varios años de advertir sobre la falta de planificación y programación para el destino de millones de dólares.

Tal como LA REPUBLICA viene señalando en este espacio, lo anterior se debe a que, contrario a la buena administración del país, los últimos gobiernos no han cumplido con lo que era indispensable: profesionalizar y actualizar el funcionamiento de nuestras instituciones para despolitizarlas y transparentarlas.

Solo así habrían estado en condiciones de planificar adecuadamente y ejecutar sus presupuestos respetando los fines para los cuales fue destinado el dinero, en tiempo y resultados satisfactorios.

El Ministerio de Obras Públicas y Transportes evidencia muy bien lo anterior. No solo en relación con el dinero con que cuenta en sus arcas, sino con los empréstitos internacionales que se aprobaron para la realización de la urgente obra.

La falta de transparencia, los errores cometidos en los procesos y labor de supervisión y los permanentes cuestionamientos por los manejos en la concesión de obra pública de este ministerio, han llegado al punto de que el Congreso tuviera que solicitar se les remita cada plan a ejecutar, para su aprobación antes de autorizar las partidas provenientes de créditos externos.

Está claro, sin la despolitización, profesionalización, capacitación donde haga falta, y total transparencia en la administración del Estado, no camina este país. No como debe caminar para beneficio de todos, sector productivo y población en general.










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