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Factor humano

| Martes 12 febrero, 2008




Factor humano

German Retana
German.retana@incae.edu

Un amigo: el crítico leal
La calidad del desempeño del #1 en un equipo puede depender de quién es el #2, de su amigo o asesor más cercano. Si este es, en verdad, el principal crítico del líder, si le habla con total sinceridad y le insta a mejorar lo que hace, entonces el #1 tendrá un gran reto: superar esas críticas constructivas, demostrarle a su amigo que posee la capacidad para rectificar, y desafiarlo a que siga planteándole observaciones oportunas para ser, cada día, un líder que faculta el crecimiento del equipo.
No es lo mismo un asistente sumiso, seguidor de órdenes, que colaboradores cercanos que no ocultan sus pensamientos cuando son diferentes a los del líder, a quien por respeto le dicen lo cierto, los hechos, y no lo que este desea escuchar para acrecentar su ego, vanidad o conformismo.
Es fácil trabajar con quienes obedecen sin cuestionamiento y con los que cierran la boca a sabiendas de que el compañero está equivocado en sus decisiones o conductas. En cambio, el amigo leal es el principal consejero del líder, él sabe de qué es capaz y lo “desafía” a lograr lo máximo. El mejor amigo habla de frente porque no tolera la mediocridad, empuja al líder al límite de sus talentos y no teme decirle “te conozco y ambos sabemos qué está mal y qué más tiene para dar, ¿qué te pasa?”
En la diferencia está el complemento, y sobre el respeto mutuo se construyen los equipos exitosos. Los problemas comienzan cuando el líder no desea tener cerca a quienes le dicen las verdades o perturben su zona de “confort”. Si los otros dependen de él para gozar de privilegios o trabajo, pueden convertirse en mera extensión de su personalidad, caprichos o delirios de infalibilidad y, en lugar de ser buenos amigos, terminan causándole daño.
El compañero leal es capaz de invitar a su líder o colega a poner a prueba las ideas, a no esquivar la mirada sobre realidades que todos ven y que a lo mejor el líder niega. Imaginemos el potencial de un equipo en el que cada miembro tiene un verdadero “rival” de ideas en su mejor amigo; sin duda, será un equipo en crecimiento, sin conformismos y con confianza ante los grandes desafíos, pues todos saben que cuentan con alguien al lado que no les dejará caer, que los alentará y retará a vencerse a sí mismos.
Paradójicamente, los verdaderos compañeros necesitan establecer algunas prudentes distancias entre ellos para observarse más. Si la confianza es exagerada o irrestricta, se puede caer en tolerancias mutuas, en la mediocridad y en la falsa sensación de que “nosotros tenemos la verdad y el resto está equivocado”. Las relaciones prolongadas, con alguna cuota de poder a favor de una de las partes, pueden sufrir desgastes y un síntoma de eso es cuando aquel gran amigo ya no es su crítico fiel.






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