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Expresidentes y juicios (mediá)ticos

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 13 mayo, 2011



Expresidentes y juicios (mediá)ticos


Es extraño cuando en la propia sala de redacción de un diario, a la hora de sonar los bombos y platillos, se pasa por alto en crónicas y titulares, un detalle tan relevante para su propia institución, el hecho de que el periodista Mauricio Herrera fuera condenado por la justicia costarricense, a mi criterio manchado injustamente, y que gracias a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) un tribunal no politizado se lograran restituir el prestigio y honor que él merece, también quedando enderezado este traspié para virtud de nuestra sociedad.
Sin dudas, la salsa que es buena para el ganso, también lo es para la gansa.
¿Tendrá entonces derecho el expresidente Rafael Angel Calderón a recurrir el fallo de la Sala de Casación, como en su momento así lo hizo Mauricio Herrera?
El hecho es que el fallo de la Sala III no es el final del proceso para cualquier ciudadano que considere no haber sido sentenciado justamente. Esta debería ser una lección aprendida.
A final de cuentas, ¿quedó ratificada la condena y la lógica jurídica de la última instancia penal nacional en el caso Herrera? ¿Fue esta en verdad la última palabra?
Mauricio Herrera desde hace unos años no trabaja para ese medio, fue despedido en circunstancias que él mismo manifestó haberle sorprendido. Muchos lo consideraban una institución, y no era para menos, debido a la sentencia que recibió por magistrados nacionales; por primera vez en la historia, el Estado costarricense, con todos sus poderes incluido el Judicial, fue condenado por la CIDH.
No es congruente, por un lado, abanderarse como defensores de la libertad de expresión, un fundamento indisoluble de los Derechos Humanos, mientras se hacen a un lado estos últimos a la hora de considerar las penas del prójimo.
En Costa Rica hay quienes “cuelan el mosquito y se tragan el camello”, y parte de esto se consuma en la mediatización de los juicios, se generan grandes expectativas que poco a poco vienen a menos, sin embargo para su tedio esta noticia aún no acaba, por ello es precipitado también abusar en resaltar y magnificar la obra de lo que en todo caso resulta una obligación, la cual debe ser tomada con gran responsabilidad ética y moral: informar bien.

Luis Alberto Muñoz

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