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Estocada inconclusa

| Jueves 03 abril, 2008




Estocada inconclusa

• Tom Hanks engalana una sátira política aguda y reveladora, aunque le falta contundencia al final

“La guerra de Charlie Wilson-Juego de poder”
(Charlie Wilson’s War)
Dirección: Mike Nichols. Reparto: Tom Hanks, Julia Roberts, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams. Duración: 1.37. Origen: EE.UU. 2007. Calificación: 7.

La presencia de divos como Tom Hanks y Julia Roberts garantiza que “La guerra de Charlie Wilson” reciba la atención que merece. Adaptando un polémico libro de George Crile, esta lúcida sátira política cuenta una historia verídica, que hasta hoy pocas personas conocían.
Es la historia de un diputado texano, quien financió en forma clandestina la rebelión de Afganistán ante los invasores soviéticos: un acto destinado a tener repercusiones catastróficas. La película resulta intrigante, aunque le falta contundencia al final, pues nunca aclara el alcance de aquellas repercursiones.
Gran bebedor y mujeriego empedernido, Charles Nesbitt Wilson ejerció como diputado entre 1973 y 1996. En los años 80, desde su oficina en Washington, este miembro del Partido Demócrata dio su contribución particular a la Guerra Fría. Observando por televisión una noticia, acerca de la resistencia del pueblo afgano en contra de las tropas soviéticas, Wilson decidió conseguir armas y municiones, para ayudar a los guerrilleros muyahidines.
El congresista contó con la colaboración de dos aliados invaluables: un alto oficial de la CIA, conocido por sus métodos poco ortodoxos, y una aristócrata adinerada, con ideas de ultraderecha.
Debido a la ausencia de menciones explícitas, no todos los espectadores comprenderán la trágica ironía que radica en el fondo de la trama: los valientes muyahidines que Wilson ayudó, son los mismos que crearon la agrupación terrorista Al-Qaeda, responsable de los atentados del 11 de setiembre de 2001. Sin este detalle, la cinta pierde gran parte de su impacto y vigencia. Lanza una estocada irónica al corazón del gremio político estadounidense, dominado por los intereses personales, la hipocresía y la corrupción. No obstante, la crítica es poco eficaz, pues se queda corta justo en el momento decisivo.
El polifacético Tom Hanks engalana una producción atiborrada de diálogos, que necesita de excelentes histriones para funcionar. La personalidad del actor no encaja con el perfil de un funcionario cínico y moralmente ambiguo. Por ello, el vívido retrato esbozado por Hanks representa una enésima demostración de su versatilidad y talento. Lo mismo no se puede decir de Julia Roberts, quien otorga poco espesor psicológico a su figura de millonaria anticomunista. Por otra parte, el desempeño de Philip Seymour Hoffman es inmejorable: cuando está en pantalla, él se roba fácilmente el show.
Dirigida de manera funcional por el veterano Mike Nichols, “La guerra de Charlie Wilson” es aguda y reveladora, sin llegar a brillar.






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