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ACCIÓN


¡Esto también pasará!

| Miércoles 27 febrero, 2008




¡Esto también pasará!

German Retana

En todos los campos, como en los negocios y en los deportes, la presión externa puede conducir a la pérdida de control de la expresión de las emociones, de la ecuanimidad para tomar decisiones y de la sabiduría para enfrentar adversidades. El legendario entrenador de béisbol, Joe Torre, aporta valiosas sugerencias para mantener la serenidad en situaciones complicadas.
No se trata de negar el nerviosismo, la ansiedad ni los temores, sino de reconocerlos, considerando que quienes están a nuestro lado y en el equipo contrario pueden sentirse igual. Luego procede decidir cuál es la reacción que más conviene a nuestro equipo, con cuál apoyaremos más a los compañeros a sacar adelante la tarea. Esta inteligencia incrementa las posibilidades de ser superiores al rival en el desafío mental y Torre propone cinco guías para fortalecerla:
Enfocarse en el presente: Por más exitosas o difíciles que hayan sido las experiencias pasadas, el juego y la vida se componen de instantes presentes y sobre ellos sí tenemos influencia. El concentrarnos solamente en “el aquí y el ahora”, reduce el impacto del “allá y el entonces”. En esta forma aprenderemos a dejar los errores y fracasos atrás y a concentrarnos en hacer lo mejor en la siguiente jugada.
Mantener la perspectiva: “Pase lo que pase, todo pasa”, entonces lo más sensato es no sobre reaccionar a las crisis, pues perdemos la serenidad y, con ella, cederemos al rival el manejo mental de las situaciones. Según Torre, en momentos así es mejor recordar logros anteriores, no perder el sentido del humor y aprender de los errores que estamos cometiendo en ese instante.
Controlar lo que se puede y soltar lo que no: Si damos lo máximo en aquello que nos corresponde, la conciencia estará tranquila y ello se manifiesta en nuestro estado de ánimo; si nos hemos preparado al tope de nuestras capacidades no habrá razón para recriminaciones. Tampoco debemos sentir culpa por acciones y decisiones que no nos atañe tomar.
Sentir los miedos, pero seguir avanzando: Aprender que podemos funcionar bien a pesar de los temores es un avance hacia la madurez emocional, lo contrario afecta el desempeño propio y del equipo. Además, dice Torre, en crisis muy serias podemos preguntarnos: OK, esto es escalofriante, ¿pero comparado con qué?
Mantener la moderación: La ecuanimidad abre puertas, los gritos las cierran; la capacidad y el optimismo no se aumentan con arengas sino con la creación de confianza en el talento. Podemos desafiar argumentos con la elegancia de no recurrir a los improductivos insultos ni amenazas.
Por más fuerte que sea la presión recibida, sabemos que “también pasará”, de modo que la serenidad nos evitará ponernos demasiado abajo en las derrotas o exageradamente arriba en las victorias.






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