¿Estaremos a la altura de la región?
| Jueves 17 octubre, 2013
No tenemos que empezar por crear institucionalidad. La tenemos. Ha sido nuestra gran diferencia con otros países desde el siglo pasado. Solo debemos quitar duplicidades, malos manejos, y poner todo a funcionar bien
¿Estaremos a la altura de la región?
América Latina está encaminada a convertirse en una región de clases medias, recuerda una nota de este medio el martes recién pasado.
Y resalta que frente a ese hecho tienen los países un gran reto para proveer a esa nueva clase de los servicios que como es lógico demandan: salud, educación, infraestructura… para todos.
Pero es un gran logro, para la mayoría de países latinoamericanos, incluidos los del centro de América, encaminarse hacia el desarrollo mediante la consolidación de una amplia base de clase media que significará mucha erradicación de pobreza y aumentará el consumo interno.
Curiosamente, ante ese positivo fenómeno, Costa Rica que era un país de avanzada en todo ello, retrocedió en las últimas décadas debido a políticas que deterioraron la calidad de vida de la clase media y aumentaron pobreza y desigualdad.
Sin embargo, todo eso es un estimulante reto para la nueva administración, luego de las elecciones de 2014, más allá de quien obtenga el poder.
Nuestro país cuenta con una sólida institucionalidad, que solo necesita ser intervenida, reestructurada y depurada para ponerla al día y volverla eficiente.
Con solo eso sería posible construir infraestructura, brindar excelentes servicios de salud y educación y no sufrir retrasos por lenta burocracia en ninguna actividad.
No tenemos que empezar por crear todo eso. Lo tenemos. Ha sido nuestra gran diferencia con otros países desde el siglo pasado. Algo que nos ponía en situación de ventaja y como ejemplo.
Solo debemos “sacudir” a las instituciones de esa modorra que producen la falta de controles y las políticas que olvidaron la obligación que atañe a los gobernantes de dirigir y administrar bien y con transparencia.
Costa Rica siempre tuvo una considerable porción de economía mixta sin necesidad de dejar desprotegida a ninguna parte de la sociedad. De ese sano equilibrio ha dependido siempre la sólida democracia que ha vivido la nación.
¿Serán capaces los candidatos al poder de dar los pasos necesarios para que este país vuelva a estar a la cabeza en esa armonía, que garantiza el buen clima para cualquier avance?
¿Tendremos estadistas dispuestos a diseñar y cumplir planes a corto, mediano y largo plazo que aseguren el camino hacia un desarrollo sostenible, disminuyendo pobreza, aumentando clase media y, en general, haciendo que de nuevo nos sintamos orgullosos de ser un buen ejemplo?