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Escogencia de representantes populares

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Jueves 16 marzo, 2017


Pizarrón

Escogencia de representantes populares

Los representantes populares, las personas que se eligen para representar al pueblo en el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el régimen municipal, alcaldes hoy, regidores y síndicos, son hoy decisiones que toman los partidos políticos.

Hasta 1948 las mujeres no participaban con posibilidad de ser electas en los procesos electorales. Estaban marginadas y excluidas de los mismos. Desde 1889, cuando el presidente José Joaquín Rodríguez se pronunció por el reconocimiento de voto de las mujeres, hasta 1949 no fue posible hacer la reforma constitucional para reconocer su voto, a pesar de múltiples esfuerzos legislativos y de lucha popular, hasta 1949, en que la Asamblea Constituyente así lo estableció. Con ello se universalizó el voto, alcanzó a hombres y mujeres.
Hasta 1913 se estableció el voto directo para la escogencia de candidatos. Hasta ese momento había un sistema de selección de electores, que eran personas calificadas para ejercer el voto, que debían contar, entre otros atributos, ser hombres, mayores de edad, que supieran saber leer y escribir, que tuvieran cierto nivel de ingresos o rentas. Estos electores a su vez entre ellos escogían a otros para que estos finalmente votaran. Además el voto se emitía públicamente, no era secreto.
Este mecanismo era conocido como de votación indirecta. En las elecciones de 1889 el número de electores era de 912 para una población de 340 mil personas, el 0,3% de la población ¿Era este sistema democrático? Era el sistema democrático que operaba y existía en esa época. Comparado con el actual en que votan todos los ciudadanos poco de democrático parece ser.
A partir de 1889-1890 aparece el sistema de partidos políticos en el país, tal y como ahora lo conocemos. Antes de esta época los candidatos a puestos de elección popular no se ofrecían por medio de partidos políticos. Se postulaban para ellos si contaban con los requisitos de ser electores.
Con el sistema de partidos políticos se afinó la selección de candidatos de manera que solamente a través de partidos políticos las personas podían aspirar a puestos de elección popular. De esta manera, el interesado en ser electo debía entonces ingresar a un partido político, ser miembro de él, o ser escogido y postulado por él, para ser presentado ante los electores como candidato.
El sistema de escogencia de candidatos a través de partidos políticos es el que sigue operando en el país. Recientemente, quienes impulsan la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, para redactar una nueva Constitución Política, propusieron en su convocatoria ante el Tribunal Supremo de Elecciones que pudieran ser electos a la Asamblea Nacional Constituyente personas provenientes, también, de los sectores sociales, productivos y económicos del país, sindicatos, cámaras empresariales, asociaciones solidaristas y otros grupos de personas organizadas, a lo cual el Tribunal Supremo de Elecciones se opuso, destacando y afirmando, que por ahora, mientras no se reforme la Constitución Política, solamente a través de partidos políticos los ciudadanos pueden aspirar a puestos de elección popular.
A partir de 1925 se estableció el voto secreto, lo que permitió realizar el acto del sufragio sin la presión pública de que se supiera por quién podría votar una persona, pero asegurando sobre todo que el voto fuera emitido en conciencia por el ciudadano.
Se establecía en los procesos electorales antes de 1936 que para ganar el puesto había que sacar el 50% de los votos válidamente emitidos. A partir de 1936 se estableció que se ganaban elecciones con el 40% de los votos a favor válidamente emitidos, lo que le dio mayor estabilidad al sistema político electoral.
Del mismo modo, hasta 1948, los resultados de los procesos electorales se pasaban al Congreso de la República, actual Asamblea Legislativa, que aprobaba o improbaba los mismos. Por ello se dieron situaciones electorales como la del nombramiento de Alfredo González Flores en 1914 a la Presidencia de la República, sin que él hubiera participado como candidato en las elecciones de 1913, o la nulidad de las elecciones de 1948, a nivel presidencial, por el Congreso, lo que ocasionó el alzamiento de José Figueres y la llamada Guerra Civil de 1948.
A partir de 1949, con la nueva situación política que emergió resultado de esta Guerra Civil, se creó el actual Tribunal Supremo de Elecciones con rango de poder público, independiente de los otros. Se modificaron algunos detalles del proceso electoral, como el nombramiento de presidentes y vicepresidentes, que a partir de 1953 se hacen directos en una sola fórmula presidencial, se eliminó la elección de diputados a medio periodo. Se conservó la potestad de que los partidos políticos fueran los mecanismos o instrumentos por los cuales los ciudadanos pueden postular sus candidatos a puestos de elección popular.
Pero, ¿quién escoge los candidatos de los partidos? Las cúpulas de los partidos, los principales dirigentes de los partidos, sus organismos de máxima jerarquía interna eran los que escogían e imponían los candidatos ante los organismos que debían avalar dichos nombramientos, como las asambleas nacionales de los partidos políticos.
Durante muchos años y procesos electorales, prácticamente hasta las elecciones de 1985-1986 así era. Algunos partidos políticos, como Liberación Nacional, deban oportunidad al candidato presidencial perdedor en una elección de repetir de candidato en otra. Así fue con Francisco Orlich, con Daniel Oduber y con Luis Alberto Monge. A partir del triunfo de Óscar Arias en 1986, a ningún otro candidato presidencial perdedor de este partido se le dio oportunidad de repetir candidatura presidencial, como fueron los casos de Carlos Manuel Castillo, José Miguel Corrales, Rolando Araya y Johnny Araya.
A nivel interno, en los partidos políticos hasta 1985 predominaba la escogencia por medio de las asambleas nacionales. El Partido Liberación Nacional en 1985 impuso, por presión de Óscar Arias la escogencia por medio de convención, de consulta a los miembros del partido y a la ciudadanía, de los posibles candidatos, para que de esta forma, más democráticamente se decidiera en un partido político el candidato presidencial del mismo.
De esta forma la lucha de Óscar Arias en esa ocasión significó la revolución democrática más amplia para la escogencia de candidatos presidenciales en el interior de los partidos en el país. De ello también se desprende, por el enfrentamiento que tuvo con los líderes históricos de su partido, que él se levantara como el líder mas importante desde esos años hasta hoy en Liberación Nacional y que constituyera un parteaguas de dirigencia política en este partido.
Ningún partido de izquierda, supuestamente más democrático en su representación y aspiración gubernativa, que los otros existentes y del tradicional bipartidismo nacional, empleó este método hasta esa fecha ni posteriormente hasta hoy, para escoger candidatos de elección popular. En la izquierda comunista clásica se escogían por decisión del Comité Político y su Comité Central, y avalados por asambleas nacionales porque así lo dispone el Código Electoral.
Desde entonces, pocos partidos han desarrollado la consulta popular, de la Convención, para escoger candidatos presidenciales. En el actual proceso electoral varios partidos la han establecido, Liberación Nacional, que la realiza el 2 de abril; la Unidad social Cristiana, el Movimiento Libertario y Acción Ciudadana igualmente las han convocado para decidir estas candidaturas. El resto sigue por la vía estrecha, democráticamente establecida por el Código electoral, de las asambleas nacionales de los partidos.
Aun cuando una candidatura se resuelva por Convención el que salga ganador de ella tiene que ser avalado, a los efectos formales del Código Electoral, por la Asamblea Nacional del partido. De modo que los partidos que van a convenciones tan solo están resolviendo la primera parte de este proceso de confirmación de candidatos.
Las convenciones que convocan los partidos pueden ser cerradas o abiertas. Cerradas cuando solamente pueden participar en ellas los miembros inscritos, reconocidos como tales, en fichas de inscripción, de adhesión de esos partidos, que además adquieren o tienen compromisos reconocidos con los mismos. Abiertas son cuando se pone en funcionamiento de la convocatoria a todos los miembros que de esa manera se identifican con el partido, pero además se abre para que cualquier ciudadano, que esté en el padrón electoral, pueda asistir a votar.
Todos los que participan usando el padrón electoral nacional, en todos los partidos que así lo usen, tienen que firmar el padrón a efecto de hacer constatar que votaron y evitar que otro ciudadano llegue a votar en su nombre. Algunos partidos interpretan que este acto de firmar el padrón es dar la adherencia militante, de miembro, al partido que tiene abierta la convención.
Otros partidos, en este sistema obligan a llenar una boleta de adhesión al partido en el momento de emitir el voto, adhesión que vale para ese momento, pues el ciudadano si quiere ir a votar a otra convención de otro partido, puede repetir el mismo procedimiento de firma, sin mayor compromiso alguno, porque la adhesión a un partido político es absolutamente voluntaria y personal. La persona, el ciudadano, está en el partido hasta el momento que quiera estar, por horas, por días, por meses o por años, según determine su interés y grado político de compromiso.
¿De qué se trata al escoger candidato en una convención? Se trata de escoger entre la oferta que hace el partido, de sus distintos dirigentes y precandidatos, ante el electorado, para que los ciudadanos, en conciencia, escojan al mejor de los postulantes, como el candidato oficial, del partido que convoca a convención, para las próximas elecciones.
Esta decisión es muy importante. Se trata de escoger, entre los precandidatos inscritos al mejor, porque se quiere que el partido, y vale para todos los partidos, tenga el mejor candidato posible, entre sus miembros, en capacidad de asumir el timón de la patria, y poderlo confrontar con los otros candidatos de los otros partidos, que para los otros partidos son su mejor candidato.
Si usted, querido lector, considera que un partido debe llevar a tal persona como el mejor candidato, dentro de los precandidatos que el partido ofrece, porque usted considera que es el mejor dentro de ellos, atrévase a votar por él en conciencia, dele su voto, no le falle a él ni al país con su decisión. Asista a votar a las convenciones que le invitan como ciudadano. No se intimide con la adhesión al partido que se la pida por ese día.

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