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Entre cielo y tierra

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 27 junio, 2014


El triunfo de la Sele debería impactarnos lo suficiente para cambiar algunos aspectos de nuestra mentalidad colectiva


Entre cielo y tierra

La sobresaliente participación de la Sele en el Mundial Brasil 2014, tiene profundos mensajes para todos los costarricenses, que van más allá de los colores, banderas y la parranda. Lástima que nuestros líderes no estén aprovechando esta oportunidad, para hacer ver al pueblo, los importantes valores que estos atletas han puesto en práctica.
Con humildad, jugadores y cuerpo técnico han demostrado que un país como el nuestro puede tener la suficiente personalidad para enfrentar cara a cara a naciones con una larga tradición en el balompié.
La mentalidad de los jugadores se ha mantenido comedida, libre de odiosas declaraciones de triunfalismo y llevando las correctas proporciones sobre sus logros. Tampoco han mordido los anzuelos de esa prensa deportiva que en el pasado se ha referido a ellos con tanto desprecio.
La Sele nos está dando una gran lección a todo el país, en cuanto a la prudencia y la confianza que también debe existir en el talento costarricense, especialmente en erradicar ese esnobismo de sentirse inferior, ni superior, a lo extranjero.
Con esfuerzo y disciplina, la Tricolor ha sabido ganarse el respeto y la admiración, una prueba de que en la vida es posible alcanzar cosas inesperadas ejerciendo el trabajo y la dedicación. Ojalá nuestros jóvenes y niños vean esta gran enseñanza.
Hoy estamos viviendo un momento glorioso en la historia, que debemos apreciar en todo su esplendor, ver la retribución que existe cuando se asumen los retos con determinación, carácter y optimismo.
Al principio de este Mundial, nadie se atrevió a pronosticar que la Sele llegaría a clasificar de primer lugar en el grupo denominado de la muerte. Esta sorpresa debería impactarnos lo suficiente para cambiar algunos aspectos de nuestra mentalidad colectiva.
El triunfo de Costa Rica es también una lección para nuestros políticos, aquellos que han llevado al país hacia la ruta de mediocridad, del pesimismo y la falta de amor propio.
Estos mismos frutos futbolísticos deberían servir para sepultar toda esta cultura de mezquindad que ha paralizado nuestro desarrollo equitativo en las últimas décadas.
Muchas gracias a la Sele por este gran ejemplo.

Luis Alberto Muñoz Madriz

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