En defensa del crimen
| Jueves 26 marzo, 2009
En defensa del crimen
• Modesta versión femenina de los filmes sobre grandes asaltos carece de chispa e imaginación
Locas por el dinero
(Mad Money)
Dirección: Callie Khouri. Reparto: Diane Keaton, Queen Latifah, Katie Holmes, Ted Danson. Duración: 1:44. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 4.
La cineasta texana Callie Khouri alcanzó la fama de manera repentina en 1991, cuando ganó el Oscar al mejor guion original por “Thelma y Louise”. Tras ese magnífico drama de carretera con matices feministas, ella escribió y dirigió otra historia de mujeres, este vez de corte sentimental: “Divinos secretos” (2002). Ahora, Khouri se dedica solo a la tarea de directora, llevando a la pantalla un guion ajeno. Este mantiene un perfil similar a sus entregas anteriores, pues asume también un punto de vista femenino.
Los resultados dejan mucho que desear. He aquí una modesta variación de los típicos filmes sobre grandes asaltos, la cual carece de chispa e imaginación. Lo único que aporta es una consideración insignificante: si de plata se trata, las mujeres pueden ser tan deshonestas y codiciosas como los hombres.
“Locas por el dinero” es un refrito del telefilme británico “Dinero caliente” (Hot Money, 2001), a su vez basado en hechos verídicos. La acción se traslada a Estados Unidos: la señora Bridget Cardigan vive con su marido Don en una linda mansión, en los suburbios de Kansas City. Hace un año, Don perdió su trabajo y ahora está sumido en las deudas. Bridget consigue empleo como recolectora de basura en el banco de la Reserva Federal. Aquí es donde se queman diariamente montañas de billetes desgastados, que han sido sacados de circulación.
A Bridget se le ocurre una idea para robar millones, sin que nadie se dé cuenta. Para ello, recluta a dos compañeras quienes ocupan diferentes puestos en el banco: Nina, una madre soltera que necesita costear los estudios universitarios de su hijo; y la joven Jackie, atraída por la promesa de riqueza sin esfuerzo.
El plan ejecutado por las tres ladronas no tiene sustento lógico ni credibilidad. Tal como se muestra en la película, es suficiente ir a una ferretería, comprar un candado y ponerse de acuerdo con un par de cómplices, para burlar a un sistema de vigilancia de máxima seguridad.
El tono del relato oscila entre dos extremos opuestos —el suspenso y la comedia—, los cuales no se integran y más bien, se neutralizan entre sí. Por ello, en las repetitivas secuencias de robo nunca se crea verdadera tensión. Tampoco hay momentos graciosos, debido a la escasez de buenos chistes y al evidente desinterés de un elenco abandonado a sí mismo.
Narrada sin distancia crítica alguna, “Locas por el dinero” termina justificando los actos ilegales de sus personajes. Es una irresponsable defensa de la delincuencia, pues insinúa que el crimen no solamente paga (y paga muy bien); sino que además, es emocionante y divertido.
• Modesta versión femenina de los filmes sobre grandes asaltos carece de chispa e imaginación
Locas por el dinero
(Mad Money)
Dirección: Callie Khouri. Reparto: Diane Keaton, Queen Latifah, Katie Holmes, Ted Danson. Duración: 1:44. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 4.
La cineasta texana Callie Khouri alcanzó la fama de manera repentina en 1991, cuando ganó el Oscar al mejor guion original por “Thelma y Louise”. Tras ese magnífico drama de carretera con matices feministas, ella escribió y dirigió otra historia de mujeres, este vez de corte sentimental: “Divinos secretos” (2002). Ahora, Khouri se dedica solo a la tarea de directora, llevando a la pantalla un guion ajeno. Este mantiene un perfil similar a sus entregas anteriores, pues asume también un punto de vista femenino.
Los resultados dejan mucho que desear. He aquí una modesta variación de los típicos filmes sobre grandes asaltos, la cual carece de chispa e imaginación. Lo único que aporta es una consideración insignificante: si de plata se trata, las mujeres pueden ser tan deshonestas y codiciosas como los hombres.
“Locas por el dinero” es un refrito del telefilme británico “Dinero caliente” (Hot Money, 2001), a su vez basado en hechos verídicos. La acción se traslada a Estados Unidos: la señora Bridget Cardigan vive con su marido Don en una linda mansión, en los suburbios de Kansas City. Hace un año, Don perdió su trabajo y ahora está sumido en las deudas. Bridget consigue empleo como recolectora de basura en el banco de la Reserva Federal. Aquí es donde se queman diariamente montañas de billetes desgastados, que han sido sacados de circulación.
A Bridget se le ocurre una idea para robar millones, sin que nadie se dé cuenta. Para ello, recluta a dos compañeras quienes ocupan diferentes puestos en el banco: Nina, una madre soltera que necesita costear los estudios universitarios de su hijo; y la joven Jackie, atraída por la promesa de riqueza sin esfuerzo.
El plan ejecutado por las tres ladronas no tiene sustento lógico ni credibilidad. Tal como se muestra en la película, es suficiente ir a una ferretería, comprar un candado y ponerse de acuerdo con un par de cómplices, para burlar a un sistema de vigilancia de máxima seguridad.
El tono del relato oscila entre dos extremos opuestos —el suspenso y la comedia—, los cuales no se integran y más bien, se neutralizan entre sí. Por ello, en las repetitivas secuencias de robo nunca se crea verdadera tensión. Tampoco hay momentos graciosos, debido a la escasez de buenos chistes y al evidente desinterés de un elenco abandonado a sí mismo.
Narrada sin distancia crítica alguna, “Locas por el dinero” termina justificando los actos ilegales de sus personajes. Es una irresponsable defensa de la delincuencia, pues insinúa que el crimen no solamente paga (y paga muy bien); sino que además, es emocionante y divertido.