Empresarios y sociedad
| Miércoles 16 julio, 2008
Lector de Wilmer Murillo
Empresarios y sociedad
Puede decirse categóricamente que en la actualidad no hay una teoría económica formal sobre el empresario.
Al olvidarse del empresario la economía tradicional ha despersonalizado el mercado, trivializado la toma de decisiones y dejado sin explicación teórica muchas actividades empíricas observables.
Los individuos pueden explotar en ventaja propia, toda ventaja en términos de conocimiento. Sin embargo al hacerlo sus decisiones necesariamente son de criterio. Se dice que una decisión es de criterio cuando personas con los mismos objetivos pueden llegar a conclusiones distintas porque tienen diferente grado de acceso o distintas interpretaciones de las informaciones.
La propia toma de decisiones es costosa y a menudo las empresas tienen que crear mercados en lugar de entrar en ellos gratuitamente.
Aunque a veces todos tomamos decisiones de criterio el empresario se especializa en tomarlas sobre la coordinación de recursos que escasean.
Lo anterior subraya el valor social de la actividad empresarial y enfoca la economía como de cambio.
Cabe incluir el tema de la movilidad social del empresario. Aquí, se plantea la hipótesis de que los antecesores socioeconómicos de los empresarios dictarán en alto grado el camino que sigan para explotar su capacidad de tomar decisiones de criterio. No es posible ser empresario sin recursos y los individuos sin contactos con él tendrán dificultades para reunir capital.
La abrumadora mayoría de las nuevas firmas son empresas de familias que ya disponían de información acerca del mundo empresarial.
Por tanto, se han desarrollado instituciones muy conocidas como el dinero, el mantenimiento de inventarios y la banca como respuestas a problemas que presenta la explotación de oportunidades empresariales.
Una sorprendente omisión en este análisis sería desvincular las decisiones de criterio del empresario con el problema de las expectativas. El futuro no está determinado. Es consecuencia de acciones pretéritas que habían podido ser diferentes si se hubiesen tomado otras decisiones.
Por tanto, se requiere juicio a la hora de tomar decisiones no solo porque algunas personas cuentan con información inferior sino porque en muchos casos la información no puede ser completa en principio. Así pues un grupo de empresarios con la misma meta y la misma información podrían llegar a distintas decisiones de juicio porque sus expectativas difieren.
En un mundo no determinista no parece tener sentido decir que la decisión que a la postre resulte acertada es la de quien disponía de mejor información.
Aunque en esto no hay cosa alguna en que ni siquiera un subjetivista pudiera no estar de acuerdo, a veces el propósito básico de personalizar el mercado entra en conflicto con el deseo de crear una teoría predictiva.
Cuanto más rápidamente surjan nuevos conocimientos más altos serán los rendimientos para los empresarios y más de estos últimos habrá en el mercado.
En esto la casualidad se ha invertido. La información no se vuelve accesible porque sí. Y el cambio no ocurre espontáneamente. Los empresarios crean al tiempo que descubren.
Pero estaría más en armonía sostener que cuanto mayor es el número de empresarios, tanto más rápido es el ritmo de los descubrimientos y del desarrollo económico.
Empresarios y sociedad
Puede decirse categóricamente que en la actualidad no hay una teoría económica formal sobre el empresario.
Al olvidarse del empresario la economía tradicional ha despersonalizado el mercado, trivializado la toma de decisiones y dejado sin explicación teórica muchas actividades empíricas observables.
Los individuos pueden explotar en ventaja propia, toda ventaja en términos de conocimiento. Sin embargo al hacerlo sus decisiones necesariamente son de criterio. Se dice que una decisión es de criterio cuando personas con los mismos objetivos pueden llegar a conclusiones distintas porque tienen diferente grado de acceso o distintas interpretaciones de las informaciones.
La propia toma de decisiones es costosa y a menudo las empresas tienen que crear mercados en lugar de entrar en ellos gratuitamente.
Aunque a veces todos tomamos decisiones de criterio el empresario se especializa en tomarlas sobre la coordinación de recursos que escasean.
Lo anterior subraya el valor social de la actividad empresarial y enfoca la economía como de cambio.
Cabe incluir el tema de la movilidad social del empresario. Aquí, se plantea la hipótesis de que los antecesores socioeconómicos de los empresarios dictarán en alto grado el camino que sigan para explotar su capacidad de tomar decisiones de criterio. No es posible ser empresario sin recursos y los individuos sin contactos con él tendrán dificultades para reunir capital.
La abrumadora mayoría de las nuevas firmas son empresas de familias que ya disponían de información acerca del mundo empresarial.
Por tanto, se han desarrollado instituciones muy conocidas como el dinero, el mantenimiento de inventarios y la banca como respuestas a problemas que presenta la explotación de oportunidades empresariales.
Una sorprendente omisión en este análisis sería desvincular las decisiones de criterio del empresario con el problema de las expectativas. El futuro no está determinado. Es consecuencia de acciones pretéritas que habían podido ser diferentes si se hubiesen tomado otras decisiones.
Por tanto, se requiere juicio a la hora de tomar decisiones no solo porque algunas personas cuentan con información inferior sino porque en muchos casos la información no puede ser completa en principio. Así pues un grupo de empresarios con la misma meta y la misma información podrían llegar a distintas decisiones de juicio porque sus expectativas difieren.
En un mundo no determinista no parece tener sentido decir que la decisión que a la postre resulte acertada es la de quien disponía de mejor información.
Aunque en esto no hay cosa alguna en que ni siquiera un subjetivista pudiera no estar de acuerdo, a veces el propósito básico de personalizar el mercado entra en conflicto con el deseo de crear una teoría predictiva.
Cuanto más rápidamente surjan nuevos conocimientos más altos serán los rendimientos para los empresarios y más de estos últimos habrá en el mercado.
En esto la casualidad se ha invertido. La información no se vuelve accesible porque sí. Y el cambio no ocurre espontáneamente. Los empresarios crean al tiempo que descubren.
Pero estaría más en armonía sostener que cuanto mayor es el número de empresarios, tanto más rápido es el ritmo de los descubrimientos y del desarrollo económico.