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El temor a la reelección

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 27 abril, 2011



El temor a la reelección


Un factor que contribuye al inmovilismo que caracteriza al Gobierno de Costa Rica es la falta de experiencia de los que ocupan puestos de mando; los elegidos por el pueblo. En algunos casos, cuando al fin entienden sus responsabilidades, están en los últimos meses de su periodo constitucional y es posible que otros nunca entiendan bien lo que deberían estar haciendo. En contraste, los funcionarios públicos subalternos ocupan sus puestos de forma permanente y han aprendido a esquivar directrices, “mal entender” o explicar “por qué no se puede”, entre otros.
Los autores de la Constitución Política de 1949, sembraron las bases de este desafío provocado por tener jerarcas sin experiencia, por su temor a la reelección. Establecieron un periodo intermedio antes de que un diputado pudiera repetir en el puesto, y dos periodos en el caso del presidente. Al mismo tiempo otorgaron grandes responsabilidades al gobierno en áreas regulatorias, sociales y económicas. En los años subsecuentes se creó una estructura compleja que quedó a cargo de personas elegidas popularmente y con poca experiencia. El manejo de facto quedó a cargo de un servicio civil profesional que, por su propia naturaleza, adversa al cambio.
El resultado ha sido carreteras que duran 30 años para construirse, una institución portuaria que es dirigida por sus funcionarios en vez de por sus directivos, e ineficiencias de todo tipo. Los votantes, después de cada elección, se preguntan por qué es que no cumplen los que eligieron a los puestos; la respuesta sencilla es que no tienen capacidad. Ofrecen en el periodo electoral, sin tener conocimientos de lo que se requiere para poder cumplir, y cuando descubren lo difícil que es, ya es tarde.
Durante el periodo en que había dos partidos políticos heterogéneos y disciplinados, en algo se avanzaba en cada periodo de cuatro años, pero desde que hubo una proliferación de partidos de tipo sectario o personalista el progreso ha sido limitado. Iniciativas importantes como la reforma fiscal, que tantos presidentes han deseado, con poca posibilidad pueden ser aprobadas.
Una posibilidad para mejorar la situación sería la de permitir la reelección inmediata de los diputados, con una limitación de servir dos periodos sucesivos. Esto permitiría que hubiese un grupo en cada legislatura que posee espuela y que tuviera la capacidad de preparar proyectos sólidos. No me atrevo a sugerir la posibilidad de una reelección para presidentes, pero creo que todos los que entienden la dinámica de un periodo de cuatro años saben que funciona normalmente como sigue: Año uno, se presentan proyectos; año dos, se logran aprobar algunos de los mismos; año tres, se ejecutan ciertos de ellos y, año cuatro, se inauguran los que se completaron. En el caso de la administración actual, donde se pasó gran parte del primer año estudiando lo que “se iba a hacer,” lo que podrá inaugurar la Presidenta podría ser bastante limitado; ¡queda por verse!! Los presidentes que han tenido algún éxito llegan a sus puestos con proyectos de ley listos, obras ya definidas y planes concretos armados.
Algunos han sugerido que otra solución sería extender los periodos de los elegidos cinco años por ejemplo. Se ahorrarían gastos en elecciones y permitiría más tiempo para ejecutar promesas. El problema con ese argumento es que si se descubre que se ha elegido un mal gobierno, hay que aguantarlo un año más.
Mientras tanto, seguirá el país avanzando poco, paralizado por principiantes que no saben manejar el gobierno.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com


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