El peligro de las drogas
| Sábado 24 marzo, 2012
El peligro de las drogas
En el país, cuando la marihuana salió de las cárceles, y la comenzó a fumar la juventud que era sana, no se hizo nada por detener los daños ni las consecuencias que la droga traería en el futuro, siendo responsables los gobiernos, la familia y los educadores en ese momento.
Rápidamente, la marihuana se mezcló con el alcohol abriendo la puerta a drogas mayores como la cocaína, con lo que cambió el modo de vida de nuestra juventud.
Hoy en día, los drogadictos son fáciles de observar en las calles con sus caras enfermas, tontas y atribuladas. De la noche al día, estos hombres y mujeres, que habían sido responsables, se alejaron del estudio y el trabajo; la superación y la vida responsable se derrumbó en ellos y el país perdió económicamente en todo sentido.
Ahora, estamos viendo en nuestras calles a cientos de jóvenes mediocres, a quienes ser vagos no les preocupa. Es triste saber que los drogadictos, en su recuperación, actúen con descargas neuróticas, explosivas, sumamente peligrosas, que no aceptan consejos de las personas que quieren ayudarles.
Descontentos en el trabajo y con la familia, actúan como si ninguna persona fuera buena. Activos, son un problema para la familia que no sabe en qué bunker o cartón están metidos. Cuando aparecen, son inadaptados familiar y socialmente y por lo general, son manipuladores.
El problema de haber caído en las drogas es que con el tiempo, el fango les invade el cerebro. Es entonces cuando la neurobiología ratifica que el consumo prolongado de drogas causa daños cerebrales duraderos que podrían llegar a ser permanentes.
Una de las conclusiones más relevantes es que todas las sustancias aditivas, desde el tabaco hasta la heroína, pasando por la cocaína, el alcohol, la marihuana y las anfetaminas, activan los mismos círculos cerebrales.
La dependencia a las distintas drogas, aunque se manifiestan con comportamientos diferentes, tiene mecanismos biológicos comunes que nos explican muy bien que sucede en el cerebro.
El uso continuado de drogas causa cambios adaptativos en ese órgano que explican la tolerancia, la dependencia física, el consumo compulsivo, la necesidad irresistible de la droga y otras características de las adiciones.
Se ha comprobado que el consumo prolongado produce alteraciones en el cerebro que aumentan la vulnerabilidad a la recaída y facilitan la búsqueda irresistible de droga incluso meses o años después de la “desintoxicación”.
Los condicionantes ambientales son así mismo un factor clave en la aparición y el mantenimiento de la drogadicción.
El narcotráfico debe combatirse con fuerza y educación. Los tiempos de hombres sanos y responsables, se nos escaparon. Cuando los primeros drogadictos se conocieron en Costa Rica, nuestras autoridades consideraron que era un vacilón, un juego de jóvenes que querían sobresalir y ser diferentes y que a todas luces, resultó inútil y traicionero cuando se sumieron en la ruina.
Recuerdo que para los padres de familia era un insulto alertarlos cuando un hijo andaba en drogas. Por el contrario, dieron permisos a las barras libres de guaro, dormir fuera de la casa e ir de “campin o a la playa”. Qué lamentable realidad.
José Eliseo Valverde Monge
Doctor en medicina
En el país, cuando la marihuana salió de las cárceles, y la comenzó a fumar la juventud que era sana, no se hizo nada por detener los daños ni las consecuencias que la droga traería en el futuro, siendo responsables los gobiernos, la familia y los educadores en ese momento.
Rápidamente, la marihuana se mezcló con el alcohol abriendo la puerta a drogas mayores como la cocaína, con lo que cambió el modo de vida de nuestra juventud.
Hoy en día, los drogadictos son fáciles de observar en las calles con sus caras enfermas, tontas y atribuladas. De la noche al día, estos hombres y mujeres, que habían sido responsables, se alejaron del estudio y el trabajo; la superación y la vida responsable se derrumbó en ellos y el país perdió económicamente en todo sentido.
Ahora, estamos viendo en nuestras calles a cientos de jóvenes mediocres, a quienes ser vagos no les preocupa. Es triste saber que los drogadictos, en su recuperación, actúen con descargas neuróticas, explosivas, sumamente peligrosas, que no aceptan consejos de las personas que quieren ayudarles.
Descontentos en el trabajo y con la familia, actúan como si ninguna persona fuera buena. Activos, son un problema para la familia que no sabe en qué bunker o cartón están metidos. Cuando aparecen, son inadaptados familiar y socialmente y por lo general, son manipuladores.
El problema de haber caído en las drogas es que con el tiempo, el fango les invade el cerebro. Es entonces cuando la neurobiología ratifica que el consumo prolongado de drogas causa daños cerebrales duraderos que podrían llegar a ser permanentes.
Una de las conclusiones más relevantes es que todas las sustancias aditivas, desde el tabaco hasta la heroína, pasando por la cocaína, el alcohol, la marihuana y las anfetaminas, activan los mismos círculos cerebrales.
La dependencia a las distintas drogas, aunque se manifiestan con comportamientos diferentes, tiene mecanismos biológicos comunes que nos explican muy bien que sucede en el cerebro.
El uso continuado de drogas causa cambios adaptativos en ese órgano que explican la tolerancia, la dependencia física, el consumo compulsivo, la necesidad irresistible de la droga y otras características de las adiciones.
Se ha comprobado que el consumo prolongado produce alteraciones en el cerebro que aumentan la vulnerabilidad a la recaída y facilitan la búsqueda irresistible de droga incluso meses o años después de la “desintoxicación”.
Los condicionantes ambientales son así mismo un factor clave en la aparición y el mantenimiento de la drogadicción.
El narcotráfico debe combatirse con fuerza y educación. Los tiempos de hombres sanos y responsables, se nos escaparon. Cuando los primeros drogadictos se conocieron en Costa Rica, nuestras autoridades consideraron que era un vacilón, un juego de jóvenes que querían sobresalir y ser diferentes y que a todas luces, resultó inútil y traicionero cuando se sumieron en la ruina.
Recuerdo que para los padres de familia era un insulto alertarlos cuando un hijo andaba en drogas. Por el contrario, dieron permisos a las barras libres de guaro, dormir fuera de la casa e ir de “campin o a la playa”. Qué lamentable realidad.
José Eliseo Valverde Monge
Doctor en medicina