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El ICE: más allá del bien y del mal

Randall Madriz redaccion@larepublica.net | Lunes 06 junio, 2016


Para Friedrich Nietzsche, estar más allá del bien y del mal consistía en un estado en donde el ser humano no era alcanzado por las normas morales, las convenciones sociales y últimamente las leyes.
En el mundo actual, de primordial importancia para la seguridad y fiabilidad de la información financiera, es asegurarnos que en la elaboración de los estados financieros se hayan aplicado las Normas Internacionales —¡sí, internacionales!— de Información Financiera (NIIF).
En otras palabras, si unos estados financieros no se elaboraron apegados a las NIIF, no generan confianza, credibilidad y hasta son síntomas de poca transparencia.
Entre esos estados financieros ayunos de confianza debemos incluir los del ICE, lo cual es sumamente grave pues, aunque a muchos se les olvide, se trata de dineros del Estado y de una institución que debe rendirles cuentas a los costarricenses.
Como es del conocimiento de los lectores, los fideicomisos de titularización le han permitido al ICE obtener el financiamiento necesario para la construcción de algunos de sus proyectos. En relación con estos fideicomisos la información contable exacta es un imperativo. Sin embargo, es aquí donde se vulneran las normas contables de forma injustificada por parte del ICE.
A manera de ejemplo y en relación con uno de esos fideicomisos, la Contraloría General de la República mediante el informe número DFOE-AE-IF-13-2015 señaló que es incongruente el registro contable que se realiza del arrendamiento de una planta hidroeléctrica. En concreto, el mismo debería ser de naturaleza financiera, de conformidad con la norma contable aplicable, y no de naturaleza operativa tal y como se encuentra registrado hoy.
Sobre este punto hay quien ha señalado que el cambio en el tratamiento contable traería efectos sobre los resultados del ICE, y que ciertos gastos tendrían un efecto menor sobre las tarifas que el ICE cobra.
El análisis de esta posibilidad lo dejo fuera de estas líneas pues prefiero esperar a que algún día se emitan los estados financieros, con total apego a las NIIF, y que sea el ente regulador quien emita su criterio en resguardo de los intereses de los ciudadanos.
Sin embargo, el irrespeto a las normas contables por parte del ICE no termina allí. Según el mismo informe de la Contraloría las normas contables, aún más elementales, se incumplen.
Es así como se señala, que el saldo de las cuentas del activo no son confiables pues las mismas no identifican sus distintos componentes. Lo anterior trae como consecuencia que la depreciación de los distintos elementos del activo no se haga de forma individual de conformidad con su propia vida útil y naturaleza en aplicación de las NIIF. En este sentido, el fiduciario señaló que el ICE carece de un auxiliar de activos fijos, lo cual resulta impensable para una obra de esa magnitud. No es una pulpería de lo que estamos hablando, sino de una obra de millones de dólares en la cual es totalmente indispensable contar con un auxiliar de activos fijos actualizado.
Como abogado, no comparto el enunciado inicial aun cuando creo entenderlo, pues en el fondo, lo que denunciaba Nietzsche eran los postulados morales y filosóficos de su tiempo, distintos a los que hoy nos rigen; por el contrario, estimo que las normas permiten un marco mínimo de convivencia y establecen las reglas para la interacción entre los distintos agentes económicos en un marco de confianza y credibilidad.
Es aquí donde me resulta chocante la posición de los señores del ICE.
¿Por qué creen estar por encima del bien y del mal?
¿Por qué no siguen las normas que los demás siguen a la hora de presentar la información financiera?
¿Es acaso que el casco y la camiseta amarilla otorgan algún privilegio, que el resto de los costarricenses no tenemos?

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