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El buen candidato

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 21 febrero, 2014


Sea quien sea el que gane la presidencia, no le envidio en lo que se va a meter


Entre cielo y tierra

El buen candidato

Los aires de triunfalismo van por ambos bandos. Los dos finalistas se sienten victoriosos para la segunda ronda.
Por supuesto que ganar la silla presidencial es un triunfo lleno de honores, recompensas y fama, para bien o para mal. Estas son las fuerzas que mueven la política mundana.
Más allá de las vanidades, para Costa Rica la actual contienda presidencial es crítica debido a la encrucijada en la que nos encontramos.
Aparte del clarísimo problema de la corrupción, que representa el principal motivo del descontento popular con los políticos, existe una agenda urgente por atender.
Y es precisamente en este punto, cuando el candidato con mayores posibilidades de ganar, en lugar de festejar debiera estar muy preocupado por la complicadísima labor que tendrá en los próximos cuatro años.
Nuestro rezago económico proviene de causas estructurales, para las cuales las fórmulas mágicas, tipo de cambio, inflación, tasas de interés, solo han servido para patear la bola hacia adelante.
La incapacidad para reducir los gastos del Estado está llevando a Costa Rica hacia un jaque económico, cuyo principal componente es una planilla pública imposible de contener.
La falta de transparencia en las decisiones cambiarias y el juego subsecuente crediticio que ha puesto a una buena parte de los consumidores y empresarios en difíciles condiciones de financiamiento han creado un ambiente adverso para la inversión.
Nos hemos destacado mundialmente por el lento avance de la agenda de competitividad y en las facilidades para hacer negocios.
Las tasas de desempleo, en especial juvenil y en zona rural, muestran los rezagos sobre la educación y su desconexión con la realidad productiva.
En infraestructura el país acarrea un atraso de 40 años. Las carreteras además de peligrosas no soportan el crecimiento vehicular.
En materia energética y ambiental estamos retrocediendo al depender cada vez más de fuentes sucias de producción eléctrica, mientras el uso desmedido de hidrocarburos en especial para el transporte, nos aleja del sueño de lograr ser un país carbono neutral para el bicentenario.
El crecimiento desordenado de la ciudad atenta con los frágiles límites que contenían el espacio urbano, comprometiendo nuestro equilibrio con la naturaleza, principal atractivo turístico hasta hoy.
Estas son tan solo algunas razones por las cuales el buen candidato en lugar de ondear la bandera de victoria, debiera estar muy preocupado por el lío en que se va a meter.

Luis Alberto Muñoz Madriz

@luisalberto_cr
 

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