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FORO DE LECTORES


El árbol de Ana Frank y Costa Rica

| Sábado 28 julio, 2012


El árbol de Ana Frank y Costa Rica

Si las ramas del castaño que la niña judía Ana Frank miraba desde la ventana de su casa de Amsterdam entre 1942 y 1944 y que fue derribado por una tormenta en agosto de 2010, han vuelto a brotar esta primavera, ese árbol tan preciado que es Costa Rica, que sin ser derribado ha sido objeto de tormentas y truenos estos años, puede también renacer. ¿Qué hacer para que rebroten las ramas?
El país necesita abrirse a nuevos liderazgos e ideas y a un diálogo nacional para fundar de nuevo las bases del contrato social entre el Estado y la sociedad y forjar así una nueva República.
Hasta que cada uno de nosotros como ciudadanos obedezcamos las leyes por convicción y no por imposición; hasta que cada ciudadano respete las leyes por considerarlas justas y vuelva a sentirse fundador de una sociedad y de un país; hasta que no haya un diálogo nacional que permita una convergencia de la sociedad que queremos, hasta que no interioricemos más el valor nuestra herencia cultural, nuestra historia, riquezas naturales y patrimonio no podremos convertir a Costa Rica en un árbol verde lleno de frutos.
Es por ello que es necesario hacer un alto en el camino. Iniciar este proceso de reflexión nacional permitirá renovar el sistema político y frenar el proceso de disolución que se ha venido dando hacia nuestros representantes populares y que puede conducir a un peligroso desencanto democrático.
Este proceso de diálogo y reflexión ciudadana debe conducir a una Asamblea Nacional Constituyente, para establecer los pilares de una nueva República.
El país no puede esperar, no puede seguir perdiendo tiempo con un sistema político obsoleto que hace que ningún gobernante por más iluminado que sea pueda traer luz, esperanza y devolver la confianza a los costarricenses.
Seguir con elecciones cíclicas, sin hacer las reformas necesarias, es una irresponsabilidad cíclica de todos.
Tenemos grandes desafíos por delante: Reforzar la educación y los valores; incentivar y apoyar los talentos y la innovación en los niños y jóvenes y pensar más en prevención y menos en represión.
Romper con el cortoplacismo, el conformismo, el individualismo. Fortalecer el sentido de solidaridad social. Tener presente que la competencia no está adentro sino afuera; que el país no puede seguir moviéndose como un elefante cuando el mundo se mueve como una liebre, pensar más “ser” y menos en “tener”, menos en “acumular” y más en “compartir”, abrirnos al mundo como sociedad y aprovechar los beneficios de la globalización, sin olvidar nuestra historia y tradiciones. Quizás preguntarnos más qué podemos hacer por el país y no solo el país por nosotros, contribuirá a enfrentar estos grandes retos.
Ya es hora de un nuevo pacto social que debe forjarse primero en nuestra conciencia ciudadana para así luego defenderlo como nación. Quizás, si iniciamos esta tarea hoy, comencemos a ver más ramas brotar, más hojas verdes nacer y por qué no, disfrutar el día de mañana, como posiblemente ocurrirá con el árbol de Ana Frank, de un castaño totalmente nuevo, nacido a partir de alguno de los brotes sanos del “viejo árbol”.

Sergio Vinocour
Licenciado en Derecho, UCR






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