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El espacio en blanco y los indecisos: la importancia de participar

| Lunes 04 diciembre, 2017


El espacio en blanco y los indecisos: la importancia de participar

Si pensamos en el ideal, en la utopía de la sociedad deseada y del escenario político perfecto, debemos preguntarnos: ¿qué cambio sería posible si nos decidimos a involucrarnos y participar? ¿Cómo puedo transformar la sociedad actual en esa ideal en la que queremos vivir? ¿Qué pueden aportar las nuevas generaciones para generar un cambio auténtico, positivo y sustentable?

Nuestro país se encuentra a poco tiempo de cumplir 200 años de vida independiente y democrática y sigue siendo válido preguntarnos: ¿Cuál es la Costa Rica que queremos?

Debemos rescatar y profundizar en lo bueno, corregir lo malo y así avanzar sobre bases sólidas en la construcción de una Costa Rica próspera, equitativa y solidaria del siglo XXI que con la participación de los jóvenes pueda tomar las decisiones que vienen y edificar un futuro mejor.

Costa Rica se ha constituido como nación sobre la base de un pacto social de equidad y de cada vez mayor respeto a los derechos humanos. Además, cuenta con marcado aprecio a las instituciones democráticas y a las garantías sociales y ambientales, motivos por lo que es reconocida internacionalmente.

El resultado de este pacto social ha sido un desarrollo económico robusto por más de 60 años. Una importante inversión en el sector público y una extraordinaria red de servicios han permitido la movilidad social ascendente con un sistema democrático sólido, profundamente enraizado en la ciudadanía.

Sin embargo, ese pacto social muestra importantes fisuras: hemos caído en un círculo vicioso de insuficiencia de recursos, de deterioro en la infraestructura y servicios públicos, agravado por la dificultad para llegar a acuerdos concretos que permitan dar respuesta a los desafíos políticos, económicos y sociales. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Para preservar este pacto es necesario defender nuestro derecho al voto, nuestro derecho a participar y nuestro deber a involucrarnos más y de mejor forma. Incluso, debemos desarticular la idea de que aspirar a un cargo público equivale a ser injuriado y convencernos de que a partir de una disyuntiva, cada uno puede hacer aportes significativos que resulten útiles para todos los costarricenses. Partir de la base de un desacuerdo, implica la responsabilidad de generar debate y tratar de superarnos en el ejercicio de la democracia.

La Unión Interparlamentaria (UIP) informa que las personas entre 20 y 44 años representan el 57% de la población mundial en edad de votar, pero solo al 26% de los parlamentarios del mundo mientras que, los jóvenes menores de 30 años, solamente representan al 1,9% de los parlamentos internacionalmente.

Estas cifras hacen pensar que debemos participar más y proponernos como nuevas figuras políticas que presentemos acciones innovadoras para responder a las necesidades de nuestros compatriotas. Todos aquellos que consideren que hay algo por cambiar en el mecanismo político son los que tendrán la oportunidad (y la obligación) de comenzar a generar una nueva dirigencia con participación responsable y en función de la ciudadanía.

Algunos de los actuales candidatos a diputadas y diputados son menores a 35 años, sumándose positivamente al cambio y a una juventud dispuesta a participar, dándole voz a una generación que necesita ser escuchada. Las manifestaciones acontecidas en Inglaterra luego del referéndum por el Brexit han dejado como experiencia que los jóvenes responsabilizan a las generaciones mayores de decidir por el futuro de sus nietos, dando muestra de que la juventud debe ser parte activa en la toma de decisión del destino de una sociedad, de lo contrario, otros lo harán.

En algunos casos, los jóvenes que se animan a participar y ser parte de una solución suelen ser marginados debido a su corta edad o inexperiencia sin pensar que en ellos está el futuro de todos. No hay que dejarse convencer de que con la participación de la juventud no pueden surgir cambios positivos. Otras veces, son los jóvenes quienes miran descreídos y con pesimismo un sistema político, lo que influye negativamente en su participación. Sin embargo, el futuro parece haber llegado hace rato y hoy somos testigos de un modelo que necesita cambios y compromiso de servicio por parte de las nuevas generaciones para fortalecer la estructura que sostiene a la democracia con nuestra participación. En Costa Rica, el alto porcentaje de indecisos que argumenta no identificarse con un candidato que represente sus ideas o deseos políticos, puede encontrar al referente si se dan la oportunidad de participar y analizar sus propuestas. Decidiendo por la persona que presente la mejor experiencia, equipos de trabajo fuertes y estructurados, la capacidad de negociación y ejecución y la no improvisación; pero sobre todo, revisando sus valores: la relación con su familia, su disciplina, los resultados de sus anteriores trabajos y con la energía y fuerza necesaria.

Como dijo el expresidente y premio Nobel de la Paz, Dr. Óscar Arias Sánchez: “La política es un oficio agotador, pero es también la más poderosa herramienta para transformar la vida”. Por eso, debemos creer firmemente en la necesidad de participar en el cambio, en el deber de aportar con la crítica constructiva, y en la posibilidad de sumarnos al ejercicio público.

Debemos recuperar la confianza en la política y el cambio comienza en cada uno de nosotros. El momento es ahora.

Silvia Hernández Sánchez
Exviceministra de Planificación Nacional y Política Económica






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