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El choque de las civilizaciones y la gran transición energética

Felipe Guadamuz Flores redaccion@larepublica.net | Lunes 11 octubre, 2021

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Costa Rica debe, a la luz del choque de las civilizaciones, independizarse energéticamente de los juegos geopolíticos para no depender de los vaivenes de esos juegos y así no solamente brindar servicios públicos y privados de excelente calidad, sino impulsar la recuperación económica tan necesaria a través de una independencia energética, dejando de lado su mentalidad enfocada en el petróleo, así como la relativa zona de confort que le brinda al gobierno RECOPE como caja chica del Estado. Esto se lograría con una iniciativa público privada para la explotación de los múltiples yacimientos de gas natural que tiene nuestro país.

El juego de poder por el gasoducto de Nordstream ha evidenciado la necesidad de una mayor independencia energética, porque la escasez en el suministro de gas a Europa elevó el precio de una de las fuentes de energía más abundantes en el planeta, lo cual no tiene sentido, pero ocurre porque existe un gran desconocimiento sobre las verdaderas reservas de gas natural a nivel mundial. Al ser el gas natural una fuente de energía puente hacia las fuentes de energía del futuro, la exploración del gas natural y su extracción en Costa Rica, significaría avanzar hacia la transición a las fuentes de energías limpias.

Repasemos brevemente qué es el choque de las civilizaciones. Según Samuel P. Huntington, un historiador muy reconocido, después de la caída del Muro de Berlín, el mundo no se rige tanto por ideologías como sí por divisiones culturales, las cuales a su vez son impulsadas por la religión. En consecuencia, existen seis a ocho grandes civilizaciones y entre ellas hay líneas divisorias, donde los conflictos a partir de 1991 han tenido que ver más con temas culturales que ideológicos. Estos choques entre civilizaciones se han dado a lo largo y ancho del planeta, inclusive en organizaciones como la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, que es un cártel de países productores de petróleo, pero constituido por naciones pertenecientes a distintas civilizaciones.

El factor antropológico y sociocultural de las civilizaciones impulsadas por la religión, no puede dejar de lado un hecho científico mencionado por Robert Hefner III, un geólogo muy reconocido por impulsar la transición de generación energética del petróleo a energías gaseosas y que en múltiples ocasiones el ingeniero costarricense don Roberto Dobles, ha mencionado en sus artículos publicados en este medio de comunicación.

Las civilizaciones están impulsadas desde el punto de vista científico por la energía y desde el punto de vista antropológico y sociocultural por la religión. Con base en esto, se pueden comenzar a entender las razones por las cuales Rusia ha limitado el suministro de gas a Europa y por qué es tan difícil para el cártel económico de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, ponerse de acuerdo para mantener un determinado precio que permita satisfacer el gasto interno de cada uno de los países miembro. Las limitantes no solo han sido por juegos económicos sino también culturales entre los países pertenecientes a cada una de esas civilizaciones

En el juego geopolítico, los países sin autosuficiencia en la generación de energía llevan las de perder, pero si a eso se le agregan factores de oportunidad y conveniencia a lo interno de cada país, convirtiendo a los monopolios de importación de combustibles creados a raíz del petróleo como cajas chicas de esos estados, somos los consumidores quienes terminamos perdiendo más, porque no solo debemos lidiar con el choque de las civilizaciones y la utilización de las fuentes de energía como chips en una mesa de negociación, sino también que, con las políticas internas donde los países no productores de fuentes de energía usan a las instituciones internas como cajas chicas para solventar sus gastos sin realmente realizar modificaciones a sus estructuras de gastos, tomando ventaja del choque de las civilizaciones para no disminuir el gasto público y pasar la factura a los consumidores, termina dándose un rezago económico y un daño innecesario al medio ambiente en esos países.

Lo más curioso del caso es que muchos de los tomadores de decisiones ni siquiera están al tanto sobre la existencia del choque de las civilizaciones, sin embargo, de manera reactiva, a pesar de no entender el trasfondo del asunto, sí tienen clara la existencia de la incertidumbre e inestabilidad en una gran cantidad de los países productores de petróleo y, bajo el adagio de: “en río revuelto, ganancia de pescadores”, convierten a los importadores de combustible monopólicos en sus respectivos países en cajas chicas para crear un sistema injusto y regresivo, donde los que menos tienen terminan siendo los más afectados, aprovechándose los gobiernos de esos países de los monopolios constituidos y las alzas en los precios internacionales del crudo para incrementar el precio de los combustibles a lo interno de esas naciones, con lo cual, con la diferencia entre el precio pagado por el crudo y el precio al detalle a los consumidores, junto con los impuestos cobrados a esos combustibles, utilizan los importes obtenidos para financiar el gasto público, igual que una caja chica en una empresa.

Con el choque de las civilizaciones, Hugo Chávez logró manipular a la OPEP para aumentar considerablemente el precio del barril del crudo, hasta que en Estados Unidos la industria del esquisto logró producir más petróleo y no depender del brindado por la OPEP, lo cual generó como resultado una baja en el precio del crudo, pero a costas del elemento más importante para la vida en el planeta Tierra: el agua.

La principal ficha económica para negociar entre distintas civilizaciones ha sido el petróleo y, con los últimos acontecimientos, el gas natural. El desconocimiento sobre la abundancia del gas natural, aunado a una mentalidad enfocada en el petróleo como fuente de energía por excelencia, y al carbón como segunda mejor opción, no solo afectan a los juegos geopolíticos entre las grandes potencias, sino que, al final de cuentas, terminan haciendo que usted y yo paguemos más por los combustibles, encareciéndose todo y manteniendo al gobierno en una relativa zona de confort, mientras en Costa Rica el gobierno utiliza a RECOPE como caja chica y así no tiene que reducir el gasto público. En la próxima entrega ahondaremos un poco más en el juego geopolítico de Hugo Chávez y cómo el choque de civilizaciones entre América Latina con Occidente llevó a un desconocido como Hugo Chávez a disparar el precio del crudo a través de sus intrigas y abusos de poder, generando con ello cismas a lo interno de la civilización islámica y esto generó a su vez un efecto dominó el cual hasta hoy se puede observar, a pesar de haber bajado considerablemente el precio del crudo con respecto a como se encontraba en el año 2012.






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