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Educación cívica: Tarea pendiente

Silvia Castro scastro@ulacit.ac.cr | Viernes 07 marzo, 2014


Los ciudadanos deben comprender, con profundidad, los principios y valores democráticos y las estructuras y ámbitos de acción de los diferentes poderes del Gobierno


Educación cívica: Tarea pendiente

“¿Cómo asume usted sus responsabilidades cívicas?” Recuerdo, con asombro y desconcierto, las respuestas ofrecidas por los postulantes a esta pregunta contenida en un formulario de becas. Todos adjuntaban fotografías de su participación en los desfiles de faroles, las marchas y bandas del 15 de setiembre, los bailes folclóricos del Día de la Anexión o del Día de las Culturas.
Sus responsabilidades cívicas se limitaban a participar de los actos organizados por su centro educativo, según entendí.
La educación cívica es insuficiente si su alcance se limita a que las personas se aprendan el Himno Nacional, o a identificar gestas, héroes y documentos importantes de la historia costarricense. Los ciudadanos deben comprender, con profundidad, los principios y valores democráticos y las estructuras y ámbitos de acción de los diferentes poderes del Gobierno.
Más importante aún, deben haberse familiarizado con los mecanismos, electorales y no electorales, mediante los cuales pueden ejercer su derecho a la libre expresión, la negociación, la participación política y el activismo dentro de movimientos sociales.
Con poca efectividad participarán los ciudadanos de una democracia si no cuentan con las destrezas intelectuales y disposiciones necesarias para identificar, interpretar o valorar asuntos atinentes a la vida pública.
Un ciudadano debe ser capaz de deliberar sobre los asuntos de interés comunal, ofreciendo, recibiendo y evaluando razones, de forma colaborativa con otros ciudadanos, aunque sostenga puntos de vista distintos. Debe saber dialogar activamente y con empatía. Debe poderse expresar en público con claridad, precisión, seguridad y tacto. Debe poder discernir entre hechos y especulaciones. Debe saber evaluar la calidad de sus propios argumentos y la de otros.
Más importante aún, debe ser capaz de comunicarse y trabajar con personas y grupos en ambientes organizacionales diversos; interactuar con representantes comunales y líderes políticos; y planificar, de forma estratégica, el cambio social y político.
¿Enseñamos a nuestros alumnos a hablar en público, a formular peticiones, a organizar y liderar reuniones? ¿Les enseñamos a ejercer su liderazgo político en los ambientes escolares y comunales y a participar en campañas proselitistas? ¿Mostramos respeto por el trabajo que conlleva la función pública? ¿Les enseñamos a planificar, a buscar aliados, crear consenso y establecer coaliciones?
¿Sabrían navegar en los procesos electorales y no electorales para dar sus opiniones a conocer y a exigir que sus necesidades sean atendidas? ¿Sabrían cómo y cuándo organizar protestas, huelgas y boicots? ¿Sabrían realizar encuestas de opinión y comunicar sus resultados? ¿Utilizan las redes sociales para fines políticos? ¿Cuentan con las disposiciones cívicas para actuar con respeto, rechazo a la violencia, compromiso con el bienestar colectivo y apreciación de la diferencia?
Nuestra responsabilidad cívica va más allá de ir a votar…

Silvia Castro

Rectora de ULACIT
 

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