Economía brasileña crece 3,6%
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 03 septiembre, 2011
Economía brasileña crece 3,6%
La economía brasileña creció un 3,6% en el primer semestre del año, muy por debajo del 9,2% registrado en el mismo período de 2010, debido a las medidas restrictivas adoptadas por el Gobierno y a la crisis económica internacional, según los datos oficiales divulgados el viernes.
Pese a la desaceleración, que se acentuó en el segundo trimestre, Brasil mantuvo su economía en crecimiento en medio de la crisis y puede terminar 2011 con una expansión de entre el 4 y el 5%, coincidieron el Gobierno y economistas privados.
Tras haber alcanzado una expansión del 7,5% en 2010, su mejor resultado en un cuarto de siglo, el producto interior bruto (PIB) brasileño pisó el freno en el primer semestre de 2011.
Esa desaceleración se notó principalmente en el segundo trimestre, cuando la economía sólo creció un 0,8% frente al primero y un 3,1% en comparación con el mismo período del 2010, según los datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
El crecimiento acumulado en doce meses viene cayendo gradualmente desde el 7,5% en diciembre hasta el 6,3% en marzo y el 4,7% en junio.
"Esa desaceleración ya era esperada y respondió a las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar una economía que estaba acelerada el año pasado", dijo el viernes el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en una rueda de prensa.
El ministro recordó que, para hacer frente a una inflación en alza por el propio crecimiento económico, el Gobierno subió las tasas de interés, aumentó los impuestos sobre el crédito y el encaje bancario y redujo los gastos fiscales.
"Todas esas medidas restrictivas contribuyeron a la desaceleración de la economía y, consecuentemente, al control de la inflación", aseguró.
"Estamos caminando hacia un crecimiento este año de entre el 4 y el 4,5%. Nuestra impresión es que esté más próximo al 4% que al 5%", afirmó el ministro.
Mantega reconoció que la crisis internacional, agravada en Brasil por la apreciación del real frente al dólar, también contribuyó a la desaceleración, ya que redujo la demanda mundial y obligó a las empresas de los países desarrollados a compensar en los países emergentes la falta de mercados en los ricos.
Mientras que las exportaciones de bienes y servicios de Brasil crecieron un 2,3% en el segundo trimestre, las importaciones saltaron un 6,1%.
"Hay un desvío del crecimiento brasileño hacia el exterior. Una parte del crecimiento interno fue atendido por importaciones. Eso obedece al cambio (dólar devaluado) y a la crisis internacional que hace que los demás países aumenten sus exportaciones a economías más dinámicas como la brasileña", dijo el ministro.
Según Mantega, con una mejor tasa de cambio se podría alterar esa relación, pero el problema de las divisas "sólo será resuelto cuando haya una mejoría en los países desarrollados, lo que puede tardar mucho".
Para los analistas, la crisis internacional afecta principalmente a la industria brasileña, cuya producción sólo creció un 0,2% en el segundo trimestre frente al primero.
Para estos economistas, la desaceleración tuvo como causas la restricción del crédito, la apreciación del real, las tasas de interés mayores y el consecuente freno en la producción industrial por todos esos factores.
Pese a la desaceleración económica, los datos divulgados el viernes mostraron que la inversión productiva sigue creciendo en Brasil, incluso por encima del ritmo del PIB, y que el consumo de las familias se mantiene como la locomotora de la economía.
Mantega destacó que la tasa anual de crecimiento de la inversión fue del 7% lo que, en su opinión, "muestra que la economía brasileña tiene condiciones de seguir creciendo en el futuro".
"La demanda interna sigue siendo el gran soporte de la economía. El consumo de las familias creció un 1% frente al primer trimestre, impulsado por la expansión moderada del crédito al consumidor y por la generación de empleos y renta", dijo por su parte el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini.
Sao Paulo
EFE
La economía brasileña creció un 3,6% en el primer semestre del año, muy por debajo del 9,2% registrado en el mismo período de 2010, debido a las medidas restrictivas adoptadas por el Gobierno y a la crisis económica internacional, según los datos oficiales divulgados el viernes.
Pese a la desaceleración, que se acentuó en el segundo trimestre, Brasil mantuvo su economía en crecimiento en medio de la crisis y puede terminar 2011 con una expansión de entre el 4 y el 5%, coincidieron el Gobierno y economistas privados.
Tras haber alcanzado una expansión del 7,5% en 2010, su mejor resultado en un cuarto de siglo, el producto interior bruto (PIB) brasileño pisó el freno en el primer semestre de 2011.
Esa desaceleración se notó principalmente en el segundo trimestre, cuando la economía sólo creció un 0,8% frente al primero y un 3,1% en comparación con el mismo período del 2010, según los datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
El crecimiento acumulado en doce meses viene cayendo gradualmente desde el 7,5% en diciembre hasta el 6,3% en marzo y el 4,7% en junio.
"Esa desaceleración ya era esperada y respondió a las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar una economía que estaba acelerada el año pasado", dijo el viernes el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en una rueda de prensa.
El ministro recordó que, para hacer frente a una inflación en alza por el propio crecimiento económico, el Gobierno subió las tasas de interés, aumentó los impuestos sobre el crédito y el encaje bancario y redujo los gastos fiscales.
"Todas esas medidas restrictivas contribuyeron a la desaceleración de la economía y, consecuentemente, al control de la inflación", aseguró.
"Estamos caminando hacia un crecimiento este año de entre el 4 y el 4,5%. Nuestra impresión es que esté más próximo al 4% que al 5%", afirmó el ministro.
Mantega reconoció que la crisis internacional, agravada en Brasil por la apreciación del real frente al dólar, también contribuyó a la desaceleración, ya que redujo la demanda mundial y obligó a las empresas de los países desarrollados a compensar en los países emergentes la falta de mercados en los ricos.
Mientras que las exportaciones de bienes y servicios de Brasil crecieron un 2,3% en el segundo trimestre, las importaciones saltaron un 6,1%.
"Hay un desvío del crecimiento brasileño hacia el exterior. Una parte del crecimiento interno fue atendido por importaciones. Eso obedece al cambio (dólar devaluado) y a la crisis internacional que hace que los demás países aumenten sus exportaciones a economías más dinámicas como la brasileña", dijo el ministro.
Según Mantega, con una mejor tasa de cambio se podría alterar esa relación, pero el problema de las divisas "sólo será resuelto cuando haya una mejoría en los países desarrollados, lo que puede tardar mucho".
Para los analistas, la crisis internacional afecta principalmente a la industria brasileña, cuya producción sólo creció un 0,2% en el segundo trimestre frente al primero.
Para estos economistas, la desaceleración tuvo como causas la restricción del crédito, la apreciación del real, las tasas de interés mayores y el consecuente freno en la producción industrial por todos esos factores.
Pese a la desaceleración económica, los datos divulgados el viernes mostraron que la inversión productiva sigue creciendo en Brasil, incluso por encima del ritmo del PIB, y que el consumo de las familias se mantiene como la locomotora de la economía.
Mantega destacó que la tasa anual de crecimiento de la inversión fue del 7% lo que, en su opinión, "muestra que la economía brasileña tiene condiciones de seguir creciendo en el futuro".
"La demanda interna sigue siendo el gran soporte de la economía. El consumo de las familias creció un 1% frente al primer trimestre, impulsado por la expansión moderada del crédito al consumidor y por la generación de empleos y renta", dijo por su parte el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini.
Sao Paulo
EFE