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FORO DE LECTORES


Dosis de realidad

Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 12 septiembre, 2022


Jp


Jonathan Prendas Rodríguez

Analista político

Costa Rica debe avanzar por el carril interno de la autopista del desarrollo, ya debe dejar de usar el de tránsito lento, para ello debe aligerar la carga, actualizar el modelo y mejorar las destrezas de manejo.

Llevamos 70 años haciendo un uso incorrecto del gobierno, si bien en ocasiones hemos ido más rápido y mejor, de pronto hemos contratado choferes que han compresionado bruscamente al punto de casi quebrar el motor del país.

Esos cambios de velocidad, estilo de manejo y falta de actualización de cómo llevar adelante a Costa Rica nos han salido y están saliendo muy caros.

Pocos visionarios han llegado, la cultura del cortoplacismo prevalece. Manteniendo las analogías de esta reflexión, es como si Usain Bolt quisiera correr una maratón con la preparación de una carrera de 100 metros, si la logra terminar llegaría muy retrasado...

Así de ilógica es la manera en que se ha querido dirigir el país, pues siempre se asume que el recambio cuatrienal no seguirá la visión, sino que se dará un golpe de timón gracias al morbo de que todo está mal.

Seamos realistas, ni todo es malo ni todo es perfecto, de hecho recordemos que lo ideal es enemigo de lo bueno y que por querer lograr recetas determinadas se olvida que el país no es una máquina, sino que la componen personas, todas con realidades distintas.

Desde 1949 damos 2 pasos al frente y 3 atrás. Se hicieron cosas buenas a lo largo del tiempo pero fuimos omisos en ser disruptivos e innovadores, y por eso tenemos el síndrome del acumulador.

Ese síndrome, para nuestros efectos, nos tiene con más de 330 instituciones (muchas duplicadas o sin el fin para el cual las hicieron), con miles de terrenos, maquinarias y edificios que el gobierno no sabe que tiene (pudiendo monetizarse muy fácilmente para poder pagar deuda y desarrollar el país) y con una planilla que en sí su número no es el problema, sino la poca capacidad para reinventarse al ritmo que el mundo y la población lo ocupa (gracias a un sistema obsoleto que los rige).

Y podríamos seguir enumerando la evidencia del síndrome del acumulador, pero sería sólo mostrar el trapo sucio de un país que ocupa transformarse, automatizarse, digitalizarse, hacerse eficiente, es decir, ajustarse a los tiempos que vienen, ni siquiera a los actuales. En resumen, ocupamos actualizar el sistema operativo para ser competitivos, esa es la realidad.








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