Diversión irresistible
| Jueves 26 junio, 2008
Diversión irresistible
• Pese a su argumento predecible, lo último de Dreamworks es un triunfo de animación digital
Kung Fu Panda
(Kung Fu Panda)
Dirección: Mark Osborne y John Stevenson. Animación. Duración: 1.28. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 8.
La espera valió la pena. Después de una larguísima campaña publicitaria “Kung Fu Panda” está finalmente en cartelera, proporcionando una diversión irresistible para niños y adultos. Pese a su argumento predecible, la más reciente producción animada de los estudios Dreamworks constituye un triunfo rotundo. Desde cualquier perspectiva, esta chispeante comedia consigue un equilibrio ejemplar entre ambiciones artísticas y exigencias comerciales.
La acción se ubica en un imaginario valle de la antigua China, poblado de animales con el don del habla. Aquí vive Po, un oso panda perezoso y comelón, fanático de las artes marciales. Mientras acude a una demostración de sus luchadores favoritos, Po es elegido accidentalmente para ser el nuevo alumno del maestro Shifu. Este deberá entrenarlo, enseñándole los secretos del kung-fu.
El anterior discípulo de Shifu, el leopardo Ti-Lung, se había convertido en un ser malvado y rencoroso, por lo cual fue encarcelado. Cuando Ti-Lung se fuga, Po debe acelerar el proceso de aprendizaje y vencer sus propios temores para poder enfrentar al peligroso felino.
La gran limitación de la obra radica en su naturaleza convencional. Los primeros minutos de proyección, dejan muy en claro cuál será, a grandes rasgos, el desarrollo de la trama y su desenlace. He aquí un típico relato de superación: un perdedor que alcanza el éxito gracias a su esfuerzo y dedicación. No hay sorpresas a lo largo de la narración: desde el principio, es fácil adivinar que el héroe vencerá al villano, a pesar de la obvia superioridad de este último.
Sin embargo, la realización goza de múltiples virtudes, estéticas y conceptuales. La ejecución gráfica es impecable, con trazos preciosos en la definición de caracteres, fondales ricos en detalles, colores encendidos y una minuciosa labor de animación digital. El doblaje al español (efectuado en México) es bueno, pero hay que ver la versión en inglés para apreciar la forma en que las palabras calzan a la perfección en los labios de los personajes.
En cuanto a contenido, “Kung Fu Panda” depara muchas enseñanzas valiosas, empezando por su eficaz elogio a la autoconfianza y su afirmación de que nada es imposible cuando existe voluntad, convicción y fe.
El aspecto más logrado del filme es quizá su contagioso sentido del humor. El protagonista (con la voz original de Jack Black) es entrañable y sus graciosas aventuras —privadas de acentos vulgares— concretan una grata experiencia que muchos espectadores querrán repetir una y otra vez.
• Pese a su argumento predecible, lo último de Dreamworks es un triunfo de animación digital
Kung Fu Panda
(Kung Fu Panda)
Dirección: Mark Osborne y John Stevenson. Animación. Duración: 1.28. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 8.
La espera valió la pena. Después de una larguísima campaña publicitaria “Kung Fu Panda” está finalmente en cartelera, proporcionando una diversión irresistible para niños y adultos. Pese a su argumento predecible, la más reciente producción animada de los estudios Dreamworks constituye un triunfo rotundo. Desde cualquier perspectiva, esta chispeante comedia consigue un equilibrio ejemplar entre ambiciones artísticas y exigencias comerciales.
La acción se ubica en un imaginario valle de la antigua China, poblado de animales con el don del habla. Aquí vive Po, un oso panda perezoso y comelón, fanático de las artes marciales. Mientras acude a una demostración de sus luchadores favoritos, Po es elegido accidentalmente para ser el nuevo alumno del maestro Shifu. Este deberá entrenarlo, enseñándole los secretos del kung-fu.
El anterior discípulo de Shifu, el leopardo Ti-Lung, se había convertido en un ser malvado y rencoroso, por lo cual fue encarcelado. Cuando Ti-Lung se fuga, Po debe acelerar el proceso de aprendizaje y vencer sus propios temores para poder enfrentar al peligroso felino.
La gran limitación de la obra radica en su naturaleza convencional. Los primeros minutos de proyección, dejan muy en claro cuál será, a grandes rasgos, el desarrollo de la trama y su desenlace. He aquí un típico relato de superación: un perdedor que alcanza el éxito gracias a su esfuerzo y dedicación. No hay sorpresas a lo largo de la narración: desde el principio, es fácil adivinar que el héroe vencerá al villano, a pesar de la obvia superioridad de este último.
Sin embargo, la realización goza de múltiples virtudes, estéticas y conceptuales. La ejecución gráfica es impecable, con trazos preciosos en la definición de caracteres, fondales ricos en detalles, colores encendidos y una minuciosa labor de animación digital. El doblaje al español (efectuado en México) es bueno, pero hay que ver la versión en inglés para apreciar la forma en que las palabras calzan a la perfección en los labios de los personajes.
En cuanto a contenido, “Kung Fu Panda” depara muchas enseñanzas valiosas, empezando por su eficaz elogio a la autoconfianza y su afirmación de que nada es imposible cuando existe voluntad, convicción y fe.
El aspecto más logrado del filme es quizá su contagioso sentido del humor. El protagonista (con la voz original de Jack Black) es entrañable y sus graciosas aventuras —privadas de acentos vulgares— concretan una grata experiencia que muchos espectadores querrán repetir una y otra vez.