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Domingo, 5 de mayo de 2024



FORO DE LECTORES


Diversidad Organizacional

Robert Garita hi@robertgarita.com. | Martes 23 abril, 2024


Robert Garita


Un Enfoque Biomimético aplicado a la Innovación Institucional y Corporativa.

Podemos definir que los ecosistemas de innovación pretenden ser entornos dinámicos y colaborativos en los que interactúan diversos agentes o componentes, como empresas, universidades, instituciones de investigación, startups, gobiernos, inversores y la sociedad en general, con el objetivo de fomentar y promover la innovación.

Sin embargo, son las interrelaciones o dinámicas entre los diferentes participantes lo más complejo, ya que comparten recursos, conocimientos, experiencias y oportunidades distintas, divergentes y diversas, todo esto para impulsar la generación y difusión de ideas innovadoras.

Analizando lo anterior, hace poco estuve reflexionando sobre los procesos de innovación que he liderado o en los que he participado en Qatar, como director de operaciones de la empresa Ibtechar. Más allá de analizar los resultados obtenidos en los proyectos que hemos desarrollado para varias organizaciones del país, la mayoría de ellas para ministerios del gobierno de Qatar, me interesó más enfocarme en las acciones que hemos llevado a cabo dentro de nuestra organización y, principalmente, la cultura organizacional que hemos fomentado para que los proyectos hayan tenido un impacto tangible.

Como empresa, a finales del año pasado, nuestro equipo directivo tomó la valiosa decisión de invertir en procesos, herramientas y metodologías que nos hicieran crecer en todos los sentidos: económicamente, en rendimiento, operativamente y en recursos humanos. Una de esas metodologías, y la cual ha sido la más desafiante hasta el momento, fue la implementación de la metodología “Scaling Up”, desarrollada por Verne Harnish, la cual proporciona un marco estructurado para que las empresas puedan crecer de manera efectiva y sostenible.

Debido a procesos internos relacionados con dicha metodología, recientemente, al concluir Eid, tuvimos la oportunidad de reunirnos en torno a una cena de “Suhoor” (comida que se consume antes del amanecer durante el mes de ayuno del Ramadán en la cultura islámica) y celebrar el logro de nuestro objetivo para el primer trimestre de 2024. Durante la celebración, al ver reunidos todos los miembros del equipo, tan diversos y multiculturales, reflexioné sobre cómo logramos alcanzar este objetivo juntos. Me di cuenta de que para ser dinámicos y adaptarnos en un paisaje laboral tan cambiante como el presente, debemos realmente abrazar la diversidad y fomentar la inclusión. Esto no solo es un imperativo moral, sino también una ventaja estratégica.

Para cristalizar mis pensamientos, me di cuenta de que como empresa y como equipo, hemos interiorizado profundamente el valor de la diversidad, entendiendo que los diversos orígenes, perspectivas y experiencias de nuestro equipo mejoran nuestra capacidad para lograr resultados y soluciones verdaderamente innovadoras. No seguimos simplemente una tendencia con la palabra innovación; la vivimos día a día, especialmente de manera aplicada, como nos gusta llamarlo: "innovación práctica".

Con un equipo de alrededor de 10 nacionalidades diferentes (de América, Europa, África y Medio Oriente), cada miembro aporta una perspectiva cultural única, un conjunto de habilidades y un enfoque a la mesa, enriqueciendo nuestro conjunto colectivo de ideas (inteligencia colectiva) y llevándonos a explorar caminos poco convencionales.

En nuestra búsqueda de innovación, a menudo confusa y desafiante, la diversidad ha sido un principio rector, inicialmente de manera inconsciente, permitiéndonos crear un entorno donde cada voz es valorada y escuchada, desbloqueando todo el potencial de nuestro equipo.

Para respaldar mi reflexión, recurrí a los conceptos que he estado leyendo y estudiando de la Dra. Tamsin Woolley-Barker sobre su enfoque biomimético aplicado a la innovación institucional y corporativa. La Dra. Woolley-Barker menciona que al igual que la naturaleza innova, transforma y se adapta, las instituciones deben adquirir las capacidades necesarias para seguir innovando y generando nuevas ideas. Estas capacidades incluyen:

● ser ágil en responder al cambio,

● ser una organización de aprendizaje continuo,

● adquirir experiencia a través del aprendizaje práctico y

● derribar los silos para que las personas comprendan el propósito general de la organización.

Cuando hablamos de innovación institucional y corporativa, es esencial entender que el desarrollo de estas capacidades ocurre con el tiempo y debe propagarse por toda la población de la institución a través de la transferencia de conocimientos, de una generación a otra, y la promoción de una cultura organizacional que fomente la innovación y el aprendizaje continuo.

Hay una pregunta muy poderosa planteada por la Dra. Woolley-Barker, que introduce el concepto y la necesidad de diversidad en cualquier ecosistema: ¿Cuáles son los principios fundamentales mediante los cuales los seres vivos adquieren nuevas innovaciones, nuevas capacidades?

Un ejemplo de esto se puede observar en un catálogo de mariposas, donde, a pesar de pertenecer a la misma especie, cada individuo muestra diferencias. Existe mucha variación, que es una característica fundamental de los sistemas vivos y sus ecosistemas: variación abundante. Cada individuo es único.

Para lograr la transformación, la diversidad es esencial, ya que puede definirse como la materia prima fundamental del cambio. Esto es de suma importancia porque en cualquier ecosistema, las condiciones están cambiando constantemente y atraviesan un proceso continuo de selección de diversas variables. La diversidad puede definirse como el seguro natural de la naturaleza; sin ella, podríamos enfrentar la extinción.

La cantidad de diversidad define el alcance del cambio. Por ejemplo, si tenemos una gran diversidad dentro de una población, podemos transformarnos muy rápidamente; pero si no tenemos esa diversidad, tendremos poco con qué trabajar y siempre obtendremos los mismos resultados.

Cuanta más diversidad tengamos dentro de una empresa u organización, mejor será el ecosistema para la innovación. Y no nos referimos únicamente a las personas sino también a la experiencia, habilidades, perspectivas y personalidades. Cuanta más diversidad tengamos, más materia prima tendremos para acelerar nuestra transformación.

En los procesos de transformación de nuestros ecosistemas, emergen presiones de selección con el tiempo, lo que resulta en poblaciones más únicas en lugares locales. Las poblaciones, soluciones y estrategias son diferentes en todas partes, incluso si estas poblaciones están migrando y compartiendo entre sí.

Así es como, a medida que logramos esta singularidad y diferenciación local en la naturaleza, la única forma en que podemos obtener esta novedad y variación es a través de dos procesos: la mutación, que generalmente es perjudicial y siempre aleatoria, o a través de la migración, que introduce novedad.

Y esto es precisamente lo que necesitamos en nuestras instituciones y empresas: un flujo constante de ideas, ideas diversas dirigidas a personas, perspectivas diversas y diferentes campos que se unen (negocios, arte, biología, etc.). Aquí es donde sucede la magia, donde la innovación florecerá, por eso es esencial que las instituciones promuevan, fomenten y busquen espacios y situaciones en el borde de su propio ecotono (zona de transición de dos ecosistemas diferentes pero donde se mezclan características de ambos) y es ahí donde se manifestará la diversidad y la emoción.

Debemos crear y fomentar más “ecotonos” organizacionales, estructuras, procesos y sistemas que fomenten la conexión y el intercambio abierto en espacios diversos, y establecer un propósito compartido mínimo para involucrar a las personas con un mismo propósito. Todo esto debe ser respaldado por flujos de información transparentes. Si los miembros de una institución no pueden ver y entender el panorama completo, eso afectará enormemente nuestra agilidad.

Muchas instituciones y empresas tienen culturas en las que son conscientes de la diversidad y la incorporan, pero no proporcionan un campo donde las personas puedan conectar, contribuir y mejorar esa información de manera confiada y segura. Por lo tanto, la inclusión y la autonomía son igual de importantes que la diversidad.

En resumen, la diversidad emerge como un elemento esencial en el impulso de la innovación tanto en instituciones como en empresas. Desde la interacción dinámica entre diversos actores hasta la aplicación de metodologías innovadoras, la diversidad se convierte en un catalizador fundamental para la generación de ideas frescas y la adaptación ágil a entornos en constante cambio. Al crear entornos que fomenten la migración e intercambio de ideas y culturas inclusivas, donde se celebra y valora la diversidad, las organizaciones pueden establecer un terreno fértil para el crecimiento, la colaboración y el éxito conjunto en la consecución de objetivos compartidos.







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