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Desarrollo y felicidad

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 24 septiembre, 2013


Revertir la desigualdad y ampliar la capa social fuera de la pobreza no es una ocurrencia, es por el contrario una forma de aumentar a todos, en el colectivo social, su felicidad


Reflexiones

Desarrollo y felicidad

Todo ser humano al nacer aspira a una larga y buena vida. Es esencial tener presente que si bien los medios materiales se asocian con el desarrollo pleno del ser humano, es decir, las libertades para ejercer los frutos de tu desarrollo personal, depende de una sana y buena alimentación, de recursos para cubrir vivienda, recreación y por supuesto, de bienes colectivos como los parques y los sistemas de cultura y deporte que te hacen más feliz.
Sin embargo, en la función individual de la felicidad, una parte sustantiva de la misma depende de la interacción social y del bienestar del conjunto. De hecho la felicidad es un sentimiento en colectivo y se asocia a una sana interacción con los demás.
¿Cuánta felicidad te daría el tener un carro deportivo último modelo? Ahora piénsalo, si al pasar por las autopistas tienen huecos del tamaño de tu casa o si cada cierto tiempo el Estado no puede garantizar que transites a más de un kilómetro por hora.
Ciertamente todos estamos llamados a progresar en lo económico y eso es lo que una sociedad de oportunidades debería propiciar a la gran mayoría, a fin de alcanzar mayores niveles de bienestar material de su colectivo.
Pero avanzar unos cuantos a costo del bienestar de más del 80% restante, no suena ser demasiado inteligente. Parece sencillo, parece simple, la ecuación de la felicidad requiere de un balance entre mi bienestar económico y el bienestar del colectivo social, no es posible maximizar mi función de felicidad si no aumentamos la condición y el bienestar del colectivo.
El desarrollo, entendido como libertades, concepto clave del premio Nobel de Economía Amartya Sen y su trabajo sobre la función social de la felicidad del individuo y su relación con la colectividad, nos permite concluir que no puede optimizar en forma individual como lo predican los libros de microeconomía, por lo que se requiere de un estado regulador social, que garantice una redistribución de la riqueza, que vaya en el sentido de aumentar la felicidad (desarrollo entendido por Sen) del colectivo social.
Al igual que en el Evangelio se dice, que hay más felicidad en dar que recibir o en la función de conocimiento, queda claro que al compartir el conocimiento este crece más que proporcional a lo que entregas, la felicidad personal depende de la felicidad media del colectivo social.
El desarrollo entendido como felicidad colectiva es una fenómeno de rendimientos crecientes a escala y hace que el sentimiento de felicidad sea contagiado y nos permita una vida larga y plena.
Es por eso que apostar por revertir la desigualdad y ampliar la capa social fuera de la pobreza no es una ocurrencia, es por el contrario una forma de aumentar a todos, en el colectivo social, su felicidad, elemento central de la función de un Estado moderno.

Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com


 

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