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Viernes, 13 de diciembre de 2024



FORO DE LECTORES


¿Democracia por fuera y dictadura por dentro?

Ing. Alberto Rene Jiménez Fallas. renejimenezfallas46@gmail.com | Martes 23 julio, 2024


RJ


Ing. Alberto René Jiménez Fallas.

¿Democracia por fuera? Es importante cuestionarnos si realmente somos una verdadera democracia, es decir, “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Ante los ojos del mundo somos una democracia ejemplar, pero esta visión en perspectiva de nuestro país puede ser solo de apariencia simbólica y hasta engañosa, desafortunadamente muchos ciudadanos, algunos intelectuales, políticos, jerarcas de instituciones, magistrados, etc., se identifican con esta visión exterior, pero sin dudarlo o preguntarse – y tristemente, algunos sin importarle – si tal visión coincide con la realidad en el interior de nuestra nación. No obstante, el ciudadano consciente, libre de dogmatismos partidarios, institucionales, etc., sí tiene una visión – desde dentro de nuestra madre patria – diferente, más amplia y real de nuestra democracia, que es un derecho y deber exponer a fin de desarrollar consciencia, para corregir o eliminar los obstáculos que impiden el desarrollo económico y social de nuestra nación.

La afirmación del expresidente estadounidense Theodore Roosevelt, “una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia” no debe ser para los costarricenses solo una hermosa expresión. No, debe ser una advertencia profunda, seria y digna de la mayor atención; nuestra democracia está estancada, sin progreso desde la década del 70 del siglo anterior.

“La historia la escribe el vencedor” La afirmación de George Orwell ciertamente se cumple en nuestra democracia ejemplar. Mientras el líder comunista chino Deng Xiaoping cambiaba la economía socialista de la China por la capitalista, en nuestro país, el presidente electo por 2ª vez en 1970, José Figueres ganador de la guerra civil del 48, hacía lo contrario: incursionaba en la economía socialista, acaparadora, ineficiente e ineficaz para el desarrollo de las naciones.

Recordemos la ocurrencia del Estado empresario y las decisiones políticas erróneas como traer la embajada rusa, dar asilo a Vesco, etc., que deterioraron las relaciones con los Estados Unidos, nuestro aliado, mayor socio en inversiones y negocios. Este giro político hacia la izquierda en plena guerra fría atrajo a ciertos grupos de intelectuales socialistas y sindicalistas a su partido, fortaleciendo así su control político del país, pero con consecuencias socioeconómicas funestas, ruinosas para la ciudadanía. Durante la década del 70 el crecimiento del país se detuvo y en los 80, más bien retrocedió en lo avanzado hasta finales de la década del 60 – recuerdo con tristeza las enormes filas que se hacían para comprar arroz un poco más barato en los estancos del CNP –

No debemos olvidar la salida de la Compañía Bananera. La gran empresa transnacional que generaba desarrollo y bienestar en toda la Zona Sur, con un buen sistema ferroviario de pasajeros y carga, un eficiente muelle para la carga de los barcos, un aeropuerto que LACSA utilizaba para vuelos dos veces al día. El Hospital de Golfito, creado por la Compañía Bananera para los trabajadores y la comunidad – ahora con su nuevo nombre: “Hospital Manuel Mora Valverde”, como si este señor, líder del partido comunista de entonces, no tuviera responsabilidad directa en la miseria causada a los habitantes de la Zona Sur. ¡Qué falta de respeto al pueblo!, lo digo yo como golfiteño – los comisariatos para la compra de artículos y víveres. Las escuelas, vivienda, electricidad y agua, todo gratuito para los trabajadores. Además de otros servicios que beneficiaban a las comunidades, los salarios que la Compañía pagaba eran los más altos a nivel nacional. La Compañía Bananera era como una gigantesca empresa de zona franca con muchos beneficios para sus trabajadores.

Pero para los comunistas de entonces, lo único importante era eliminar el “enclave imperialista” de la Zona Sur y lo lograron con la decisión del partido Liberación Nacional, bajo la orden de José Figueres a su yerno Danilo Jiménez Veiga: “No más mamita yunai”, a pesar del interés de la Compañía Bananera de continuar sus operaciones. Todos sabemos lo triste y difícil que ha sido para muchos habitantes de la Zona Sur no tener empleo y caer en la pobreza. La Zona Sur, otrora la región más próspera pasó a ser una de las más pobres del país.

Con la salida de la Compañía Bananera y la visión socialista de los gobiernos de la época, el sindicalismo comunista se refugia en el Estado, aprovecha su tierra fértil y empieza una etapa de aumento de beneficios laborales hasta llegar a aprobar una inmensa cantidad de pluses salariales en un aparato estatal enfermo de obesidad mórbida.

¿Dictadura por dentro? Los altos salarios, beneficios y pensiones de lujo de nuestros empleados públicos: mandos medios, gerentes, contralores, diputados, alcaldes, superintendentes, rectores, jueces, magistrados, etc., de todas las instituciones estatales no son un reflejo del estancamiento económico y sin progreso de una nación del tercer mundo cuyo PIB per cápita anual es de unos $12.000. ¿Acaso son empleados públicos de una nación del primer mundo con un PIB per cápita de $50.000, o más bien son funcionarios privilegiados de una dictadura? Lo cual tiene sentido con las recientes declaraciones del presidente Rodrigo Chaves sobre nuestra dictadura perfecta.

Con el proyecto de “Ley Jaguar” – en recuerdo de los 4 tigres asiáticos y que debemos seguir su ejemplo de desarrollo – el presidente Rodrigo Chaves busca modificar la ley para que la Contraloría siga haciendo su trabajo de fiscalización y protección de los recursos públicos, pero sin cogobernar o, más bien, sin obstaculizar los proyectos que el Poder Ejecutivo impulsa para el desarrollo de la nación.

Proyectos importantes como el de Ciudad Gobierno generaría un enorme ahorro de muchos millones de colones, que el Estado ha pagado por décadas en alquileres de edificios a líderes y grupos afines al PLN. El otro proyecto importante es la Terminal de Cruceros y Marina de Limón, el cual generaría más de 20.000 puestos de trabajo, crecimiento de riqueza y desarrollo. Pero con la ley actual, tales propuestas no son aprobadas por la Contraloría General debido a su interpretación particular de la ley. Pero, ¿no es cierto que la Contraloría es un ente de la Asamblea Legislativa y los diputados representan los intereses legítimos del pueblo? ¿Entonces, es esto una democracia o más bien una dictadura?

En vista de la vergonzosa oposición – porque hay que decirlo así – de la Contraloría y la mayoría de los diputados a realizar estos importantes proyectos, el presidente Rodrigo Chaves ha acudido al TSE a solicitar un referéndum para que sea el pueblo el que decida si aprueba la reforma a la ley de la Contraloría General.

Por otro lado, ¿de qué serviría una Sala Constitucional defensora de leyes que protegen o dan beneficios a grupos, en detrimento de los intereses de la mayoría del pueblo? Una verdadera democracia corregiría o cambiaría con prontitud cualquier ley que obstaculice los derechos ciudadanos a progresar y, de esta manera, la defensa de la ley sí tiene justificación y debe respetarse.

Del año 2014 al 2022 el PLN no ha podido ganar las elecciones presidenciales, lo cual confirma que una gran parte de la ciudadanía ya superó el síndrome de Estocolmo, consecuencia del aparente secuestro de nuestra democracia durante 5 décadas por un sistema político dictatorial que se resiste a desaparecer.

Por definición, una dictadura es la concentración de todos los poderes en un solo individuo o en una asamblea. Podría decirse que nuestro modelo de dictadura es la concentración de todos los poderes en un solo partido político: el PLN, es decir, un concepto sui géneris de nuestra democracia por dentro.







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