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COLUMNISTAS


Demagogia y populismo

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 21 mayo, 2021


Sinceramente

Con frecuencia algunas personas o grupos califican de “neoliberal” lo que no les gusta para descalificarlo. Descalifican a los partidarios de la libertad y de la iniciativa individual, de la propiedad privada y de la democracia con este seudo insulto. Califican a los que buscan el orden en las cuentas del estado y el regreso al sentido común con este descalificativo. La razón es que para los marxistas culturales es importante desestabilizar el sistema económico. ¿Equilibrio fiscal? No les gusta a algunos por la reducción de sus privilegios y entonces es descalificado con el insulto contemporáneo de los culturalmente marxistas de “neoliberal”. ¿Reforma del estado para adaptarlo a la evolución de la sociedad? Temida y combatida por quienes se han acomodado a la estructura actual de cosas, no dudan en calificarla de “neoliberal”. ¿Reforma electoral? Quienes adversan acercar más la democracia a los pueblos la califican de “neoliberal” también.

La idiosincrasia de nuestros días es conservar todo lo que se tiene como “conquistas” aunque sean adefesios legales y abusos económicos contra la comunidad y todo esfuerzo que se hace para corregir errores y omisiones se insulta y descalifica usando el término “neoliberal” como insulto.

Muchos quieren vivir bien sin esfuerzo. Muchos más quieren seguridad total sin ahorro ni libertad. La libertad de pensar, de accionar, de emprender, de crear es tildada de neoliberal. Los costarricenses nos hemos acostumbrado al clientelismo y al paternalismo que desde Fernando VII rigen en el país. Variar esa idiosincrasia por una de competencia, de libertad y de emprendimiento pareciera que pronto será tildada de “neoliberal” por ser contraria a la idiosincrasia y la cultura prevalecientes.

Los costarricenses hemos renunciado desde hace mucho a más y más libertad a cambio de que otros tomen las decisiones por nosotros y tengamos un acomodo en tranquilidad y mediocridad.

¿Qué es esta amenaza global que nos surge con el neoliberalismo? Creo que la cultura marxista y paternalista, la cultura clientelista y socialistoide que ha prevalecido por años en el país nos lleva a reaccionar rechazando los valores del liberalismo. En Costa Rica la preeminencia del estado y de la clase política que busca en lo fundamental mandar y decirle a los gobernados cuáles son sus gustos, cuáles son los oficios que deben de tener, cuáles son o deben de dejar de ser sus ocupaciones económicas, ha calado muy hondamente en la idiosincrasia y en su cultura. No educamos a los individuos costarricenses en libertad e independencia.

En nuestro país se señala a los “ricos” como los culpables de defraudación fiscal, de no ser solidarios y de ser el origen de todos los males sociales imaginables. Ahora, todos los críticos quieren ser ricos, vivir bien, poseer cosas y gastar plata.

El liberalismo nos forjó la democracia moderna. Muchas dictaduras tienen asambleas nacionales que ni son electas de manera democrática ni discrepan de lo propuesto por el líder iluminado de esas sociedades. Claro, la democracia está bajo severo ataque. Si bien algunos no tienen el valor de atacarla de frente exaltan regímenes en los que el poder ejecutivo mande sobre los otros poderes aniquilando la división de estos. ¿Para que tienen las democracias una división de poderes? Para que nadie tenga el poder completo y para que se requiera el acuerdo de las partes para hacer cosas y dictar leyes. Los autoritarios no quieren esta división de poderes. Los autoritarios quieren mandar ellos por sí y ante sí. Tenemos ejemplos cercanísimos de esto.

El liberalismo nos estableció la propiedad privada y la posibilidad de venderla y cambiarla, de agregar más o reducir los patrimonios. Así la propiedad de cada uno de nosotros se encuentra cuestionada. Argumentos como impuestos solidarios se usan pero lo cierto es que nadie ha investigado si esos impuestos no son expropiaciones de hecho. Quien no pueda pagar esos impuestos pierde su propiedad base de su libertad e independencia. ¿Realmente queremos los costarricenses dejar de poseer cosas, de ser propietarios? ¿Queremos ser todos proletarios y tener al estado como patrono y delegar nuestra libertad en él para alcanzar seguridad? Quien cede libertad para tener seguridad acaba perdiendo ambas. La ignorancia de los fenómenos políticos de la humanidad lleva a las masas a decidir por regímenes populistas autoritarios con mucha facilidad. Nunca olvidemos que el estado sirve al individuo y nunca el individuo está en función del estado. El individuo es el centro del sistema de la libertad.

Cuando de impuestos se trata todos dicen con espontaneidad, ¡yo no que los paguen los ricos! Que se castigue a quienes tienen por el hecho de tener. Que se despoje a los que tienen porque de esa manera los van a hacer tan pobres como a todos nosotros. No es asunto de solidaridad, es asunto de venganza social contra ellos.

¡Neoliberal! ¡Defraudador, rico, que pague! En este país no se admira el éxito económico, tampoco se exalta éste. En este país se busca castigar el éxito en la producción de riqueza. Nadie celebra cómo una empresa da trabajo a miles. Se señala que allí se explota su trabajo. ¿Pero sin ese trabajo, sin la generación de ingresos, sin la generación de cargas sociales e impuestos, cómo se sostiene el estado? Los costarricenses desean trabajar con el estado. Buen sueldo pagado por los impuestos y muy poca exigencia.

La ignorancia, la demagogia, las ocurrencias, el populismo deforman a los pueblos. Muchos se aprovechan de la ignorancia y la confianza, la buena fe y de las promesas falsas para llegar al poder. Todos deberíamos entender el sistema de libertades y de posibilidades de emprender y de hacer, de poseer y de elegir que ese “maldito neoliberalismo” le ha abierto a la humanidad.

Los costarricenses debemos revisar muy bien nuestros valores y prioridades y evitar que cantos de populismo cercenen nuestras libertades y nuestro emprendedurismo, nuestra capacidad de hacer y tener antes de que sea muy tarde.

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