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De Invasiones y Traiciones

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 25 enero, 2011



TROTANDO MUNDOS
De Invasiones y Traiciones


Agradecemos sinceramente a nuestros muy apreciados Coronel Mario Charpantier y Dr. Carlos Manuel Vicente la aclaración que nos hicieron y sus más que gentiles palabras al referirse a nosotros. Merecedores de todo nuestro respecto, damos por un hecho su referencia. Con ese mismo respeto reiteramos que el hecho aclarado no cambia nuestra opinión de que fue un desacierto la elección de Bernal Jiménez para presidente del partido; Jiménez sabe porqué pienso así.
No podemos no pensar en un espernible individuo a quien un día, expatriado y caído, le brindamos patria, hogar y hasta nuestra prestigiosa ciudadanía. Hoy nos paga con una traición (what else is new?). Edén Pastora, que un día maldijo a Ortega por haber traicionado la revolución nicaragüense, ahora se le suma como el más servil de los esbirros a cambio de quién sabe qué prebendas. Talvez el hecho de que ahora Ortega esté hecho una maleta con el gordo del somocismo le facilitó las cosas. Eso de los principios y la ética es desconocido para los políticos nicas.
A propósito de ese tema, Isla Calero nos motiva a reproducir una columna de Hermann Tertsch en el ABC de 6-12-10:
“Lágrimas al Danubio. Quienes vivimos aquel otoño de 1991 en la región croata de Eslavonia y asistimos a la agonía de su capital Vukovar, no hemos podido evitar la emoción ante la imagen del presidente serbio, Boris Tadic, rindiendo homenaje a todos los que allí murieron o enloquecieron. Y serán muchos los que han rememorado las terribles imágenes que desde entonces retienen más allá de la retina, en el alma y en los sueños. Nadie que la viviera podrá jamás olvidar aquella inmensa insólita crueldad que se abatiera sobre la pequeña ciudad barroca, durante siglos una coqueta población en la afluencia del río Vuka al ya inmenso Danubio, rodeada de viñas y huertos. No era entonces, no más comenzar la guerra que habría de prolongarse cinco años, verosímil ni creíble aquel gozo en el matar, aquel placer desatado en el dolor y el sufrimiento de los antiguos vecinos.
Allí, casi lejos de los Balcanes, donde la gran planicie canónica abre pasa a Centroeuropa, estalló el polvorín entre las dos grandes etnias y culturas de los eslavos del sur, serbios y croatas. Fue en la diminuta aldea de Borovo Selo, muy cerca de Vukovar, donde murieron acribillados los policías croatas cuando se izaba la bandera serbia en el ayuntamiento. Los que acudimos allá vimos pronto que aquello no tenía marcha atrás. Pero nunca pensó nadie en la orgía de crueldad que habría de desplegarse.
Hay ceremonias que nos hacen recuperar nuestra maltratada fe en la calidad humana. La que se celebró el miércoles ante el memorial de Ovcara en Vukovar fue una de ellas. Y viene a tener para las relaciones entre Serbia y Croacia la misma gravedad y grandeza de la caída de rodillas de Willy Brandt ante el monumento a la víctimas del guetto de Varsovia. Porque casi veinte años después de aquello ha sido posible que lloraran allí juntos serbios y croatas. Lágrimas para el Danubio por tantas vidas allí rotas. Cuando tantos problemas de diversa índole parecen asfixiarnos en Europa, es bueno que recordemos que nada de lo que nos aturde puede compararse a lo que Europa ha visto durante siglos. Hace muy poco en Vukovar.”
Esperemos que ese genio del mal que ha sido para Nicaragua Daniel Ortega no lleve su ambición dictatorial al punto de que obligue a los costarricenses a empuñar el arma- por tercera vez contra filibusteros de Nicaragua- para hacer respetar nuestra soberanía. Ortega no vale ni una vida. Que no tenga que haber un Lágrimas al San Juan.

Humberto Pacheco
vikocr@racsa.co.cr

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