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¡De credibilidad, confianza y liderazgo!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 07 agosto, 2015


Todavía es momento de abandonar la actitud de confrontación política y buscar un gran acuerdo nacional
 

Sinceramente
¡De credibilidad, confianza y liderazgo!

Costa Rica no puede dirigirse sin estrategia de Estado y quienes la dirigen no pueden carecer de confianza ni de credibilidad porque así no se ejerce liderazgo alguno.
El liderazgo es fundamental a la hora de conducir un grupo humano, más en una crisis. En cualquier ámbito, la credibilidad y la confianza son base del liderazgo. ¡Nadie sigue a quien desconfía!
Resulta impensable que una persona pueda ejercerlo en un grupo humano habiendo perdido la confianza de quienes ha de dirigir. Resulta inimaginable que una persona cuya credibilidad haya sido minada por las realidades sea capaz de ejercer liderazgo alguno. En ausencia de una de estas condiciones o de ambas este desaparece. ¡Si no se le cree no se le hace caso!
Se dirige una institución o una empresa hacia algo. Objetivos, metas y visión deben de ser congruentes en el cortísimo plazo con aquellas de largo plazo. Hay que guardar consistencia entre estas. ¡Las ocurrencias pierden el camino!
Lo primero para poder liderar una institución, empresa o familia hacia una meta futura es tenerla. No se pueden hacer las cosas sin claridad de metas y de objetivos, de visión y de misión. No se puede conducir sin una estrategia de Estado. No se puede buscar un consenso sin ella.
Cuando se carece de estrategia, cuando se confunde la táctica con esta, cuando se sustituyen ambas por planes, programas y operaciones coyunturales, ni consenso ni acuerdo alguno son posibles, máxime si la confianza y la credibilidad se han perdido.
Cuando las personas que están siendo conducidas prefieren dejar de escuchar a su líder, cuando los dirigidos rechazan a quien presuntamente traerá las soluciones, cuando el grupo ha perdido la confianza, y la credibilidad en la persona, y las metas y objetivos han sido advertidos como incongruentes, la gobernabilidad y la tranquilidad se pierden de manera súbita. Entonces la intemperancia, la violencia verbal y la desesperación harán su aparición desagradable.
Un líder desgastado, sin credibilidad ni confianza, dirigiendo sin metas ni objetivos, a un grupo que ha perdido la paciencia y ha desarrollado un espíritu de confrontación, es un líder y una organización que veremos desmoronarse. Un líder es parte de la solución no el corazón del problema. Pareciera que esa es la mejor y más rápida fórmula para desarticular un sistema democrático como el que vivimos.
Si ese líder enfrentara una crisis, las cosas se saldrían de manos con celeridad inusitada. El manejo de crisis requiere de claridad sobre lo que debe hacerse, confianza en las soluciones propuestas, necesita de credibilidad para que las gentes se unan a un propósito.
Nadie desea vivir este tipo de escenario social, económico y político. Espero que Costa Rica logre evitar que vivamos una situación de similares características. Todos debemos luchar porque no se llegue a ello.
Todavía es tiempo de fijar metas, de abandonar posiciones que atentan contra la confianza y la credibilidad. Todavía es momento de abandonar la actitud de confrontación política y buscar un gran acuerdo nacional. La sinceridad lleva a la confianza. La confianza lleva a la credibilidad. Ambas son los pilares del liderazgo.

Emilio R. Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net

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