De propuestas equivocadas e imprudentes

Jonathan Prendas Rodríguez

Analista político

La democracia debe defenderse y la República no puede sentirse amenazada por el afán de algunos de querer, a como de lugar, ser Presidente de Costa Rica.

Recientemente, un diputado de Liberación Nacional presentó una reforma para que el porcentaje de votos necesarios para ganar las elecciones presidenciales en primera ronda se

reduzca del 40 al 20, nada más ilógico e incorrecto.

La propuesta se basa en que, según los proponen tes, es prácticamente imposible, en las circunstancias actuales, que un candidato llegue a la barrera actual de apoyo popular, argumento fácilmente debatible y objetable, al punto que ni siquiera da para abrir el debate.

Si la propuesta de un candidato no da para ganar el suficiente favor de los distintos sectores de la población, el problema no está en la gente, no necesariamente está en la propuesta, posiblemente está en el candidato.

Hoy más que nunca las fidelidades a un partido se han visto comprometidas, mientras que las pasiones - y los odios - por una figura han crecido al punto que todo se basa en quién es la persona y qué temas socialmente importantes aborda, pues ahí estarán los ataques y polarizaciones.

Los sectores de la población son ahora los que deciden en función de soluciones prácticas a sus problemas del día a día, pero también influye sustancialmente el hecho de que el candidato o candidata tenga una personalidad clara y sin cálculos, de sí tiene esa empatía creíble y de sí tiene agallas para hacer realidad sus palabras.

Atrás quedó el tiempo para el estadista sin conexión popular, ahora todo se reduce a darle oportunidades a quien "no represente lo que me tiene mal".

En resumen, querer bajar el porcentaje de votos a la mitad no solo es simplista, defectuoso y exactamente el perfil de políticos que el pueblo está rechazando, es el más grande error que se puede cometer contra el país y contra nuestra democracia.