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De Belli

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 11 marzo, 2008


TROTANDO MUNDOS
De Belli

Humberto Pacheco

No pudimos sino dejar escapar unas lágrimas cuando un canal de televisión norteamericano, rindiéndoles honores, informó que 3,974 jóvenes de su país han perdido la vida en la absurda e injustificada guerra de Irak. A éstos se suman aún más jóvenes iraquíes, víctimas directas e indirectas de esa conflagración sin fin. Como padres de familia creemos comprender el vacío y el dolor de tantos padres.
Esos jóvenes comenzaban su vida llenos de ilusiones y albergaban la esperanza de un mundo mejor; a los norteamericanos, por la edad, todavía no se les permitía ingerir licor, ó conducirse como adultos, pero sin ninguna justificación se les envió a ofrendar su vida en una guerra sin causa. Del estilo de vida de los jóvenes iraquíes no sabemos nada. No podemos como padres, ni concebimos que ningún padre pueda, condonar ese despropósito.
No hace veinte años, cuando llegó a su final la Unión Soviética, el mundo albergó la ilusión de una época de paz sin precedentes. Esa ilusión fue flor de un día. Algunos escépticos dijimos en 1990 (en una Mesa Redonda en la Universidad de Oxford) que esa felicidad no se podía dar porque los habitantes de los diversos países de lo que fue la Unión Soviética abrigaban esperanzas de alcanzar el estándar de vida norteamericano muy rápido y eso no se daría mientras el submarino fuera rumbo al fondo. Cambiar ese rumbo tomaría mucho tiempo durante el cual las cosas empeorarían antes de mejorar. Eso traería muchas desilusiones.
Hoy confirmamos en retrospectiva que lo que parecía una esperanza de paz, no tardó en tornarse en una de las épocas más violentas de la humanidad. Los Balcanes, el Medio Oriente, Irlanda, muchos de los países del Africa y tantas otras regiones del mundo se han visto envueltos en cruentas batallas. Toda esa violencia, que en este continente veíamos desde la barrera, llegó a nuestras costas con la destrucción de las Torres Gemelas.
Lo grave es que la crisis financiera que el mundo está viviendo viene a complicar mucho las cosas y presagia un aumento de esa violencia, tanto a nivel internacional como en la delincuencia local. Esto nos lleva a reiterar que como país debemos tener mucho cuidado y prudencia. Es necesario pasar del empecinamiento de algunos por obstaculizar la labor del Gobierno a una actitud de solidaridad nacional que nos permita recibir la peor parte de estos malos tiempos- que aún no nos ha llegado- debidamente preparados. De otro modo, el daño al país podría ser irreversible.
Entre las cosas que urgía hacer hace diez años y se está planeando hacer ahora, con la crisis encima, es equipar a Recope de una enorme capacidad de almacenamiento de petróleo y combustibles. No obstante que nos oponemos al manejo liberal de los recursos del Estado, debido a los innumerables casos de corrupción por todos conocidos, esta es una situación que reclama tratarse con carácter de emergencia nacional.
Lo que debió hacerse hace muchísimo tiempo y no se hizo por inercia mental de los dirigentes de este país, debe ahora hacerse con carácter perentorio. Sí nos quedamos sin combustibles nos paralizaremos totalmente. Por sí a algunos les cuesta o da pereza visualizar esa situación, no es que no podamos ir a la playa, es que no habrá con que movilizar comida, ropa y otras necesidades esenciales, ni como llegar al trabajo.
Todo esto por cuanto aquéllos a quienes se les encomendó hace más de una década preparar una licitación para restablecer y ampliar los ferrocarriles del país, lo único que han hecho hasta la fecha, además de cobrar millonarios salarios, es echar a andar un tren Mickey Mouse en el vecindario de San José.

vikocr@racsa.co.cr

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