Costa Rica es de todos
| Viernes 07 febrero, 2014
El 60% de nuestra población no está calificada y no ha podido beneficiarse de este modelo de desarrollo
Costa Rica es de todos
Conviene entender qué nos llevó tan cerca del abismo en esta elección; para minimizar las posibilidades del resurgimiento de esta amenaza.
Costa Rica es mucho más diversa, madura y crítica, y con muchas más expectativas que el país que gobernaron con razonable éxito dos partidos políticos durante los últimos 30 años. Discutimos sobre un estado laico, fertilización in vitro, matrimonio homosexual, polarización de la riqueza. Vivimos cambios demográficos que impactarán nuestra capacidad productiva y el régimen de pensiones.
Esta pluralidad se refleja en el Congreso, con partidos que representan intereses a menudo contrapuestos. Los mecanismos que rigen el Congreso no están diseñados para funcionar con este nuevo tejido. El Primer Poder de la República no ha sido capaz de llegar a consensos sobre los grandes temas que a todos nos interesan. Urge corregir esto.
Hay una preocupación creciente por la pobreza y la polarización de la riqueza.
Una porción del país ha aprovechado el desarrollo de los sectores más dinámicos, ingenieros de todos los estratos han crecido con las zonas francas, jóvenes con esfuerzo se hicieron bilingües y aprovechan el turismo, exportadores crecen gracias a los tratados de libre comercio.
Pero el 60% de nuestra población no está calificada y no ha podido beneficiarse de este modelo.
¿Qué sigue? ¿Parar la polarización cerrando las zonas francas? ¿Renunciar al TLC y así todos pobres e igualiticos? Mejor abrir más las oportunidades, canalizar las vocaciones de los jóvenes hacia carreras productivas, más ciencia e ingeniería, tener más personal calificado y ser más atractivo para la inversión extranjera. Simplificar trámites para el emprendedor.
Pero necesitamos un Estado con recursos y el nuestro está quebrado. Y no es por la corrupción, que no llega a un 1% del PIB. Está quebrado por los privilegios de los empleados del sector público, que sangran al estado. Duplicidades, excesos de personal, pensiones de privilegio, topes de cesantía y salarios leoninos. Ahí están los recursos, necesitamos eliminar gradualmente este abuso.
Necesitamos también una prensa más constructiva. Satanizar todo no deja nada. Exigir visión, aportar criterios y fiscalizar el avance del país. La prensa ha fomentado un sentimiento de colapso, de corrupción rampante, y esto ha llevado a muchos electores a apoyar posiciones extremas.
Para evitar que un partido venga a sembrar odio, debemos vernos en el espejo y preguntarnos si el país prospera “gracias a” o “a pesar de” nosotros.
¿Pagamos todos los impuestos? ¿Cumplimos con nuestras obligaciones patronales? ¿Participamos en el desarrollo de nuestras comunidades? ¿Nos dejamos alimentar por la cizaña de los medios?
Nuestro rol no se limita a trabajar, votar cada cuatro años y hablar de política con los amigos. Participemos en asociaciones comunales, cámaras y colegios, observatorios ciudadanos formados por miembros de distintos partidos políticos y estamentos. Así podríamos apoyar los procesos de desarrollo más importantes, garantizando transparencia.
Alberto Ulloa