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Costa Rica no aprovecha el auge mundial de la energía solar (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 17 junio, 2019


En una columna previa titulada “El boom de la energía solar continuará fortaleciéndose” expuse cómo los continuos adelantos tecnológicos están reduciendo permanentemente los costos de la generación eléctrica y están potenciando el auge de la energía solar en el mundo.

La fuente de energía primaria está en el sol y la radiación solar llega a todos los lugares de nuestro planeta gratuitamente. Cada día la Tierra recibe enormes cantidades de energía, la cual no se agotará mientras el Sol viva.

Las tecnologías de aprovechamiento de esta energía, que permiten “cosechar” los rayos del Sol para generar electricidad, son muy sencillas, son totalmente electrónicas (no hay partes mecánicas móviles) y requieren de muy poco mantenimiento.

Un reciente estudio de IRENA (International Renewable Energy Agency) señala que “las economías de escala en aumento, las cadenas de suministro cada vez más competitivas y los adelantos tecnológicos continuarán reduciendo los costos de la energía solar”.

La construcción modular de las plantas solares centralizadas y descentralizadas permite adicionalmente aumentar gradual y rápidamente su capacidad instalada conforme la demanda aumenta, razón por la cual no se genera ninguna sobrecapacidad ociosa, lo que permite reducir aún más los costos.

Estas son parte de las muchas las razones por las que sus costos han venido bajando vertiginosamente y por las que continuará bajando significativamente en el futuro.

Los estudios internacionales señalan que el aprovechamiento de la energía solar en el mundo continuará creciendo aceleradamente y que sus costos se reducirán continuamente en el futuro.

En mi columna anterior, titulada “Costa Rica no aprovecha el auge mundial de la energía solar (I)”, señalé que la energía solar es la principal fuente de energía en nuestro país, en nuestro planeta y en nuestro sistema solar y que a pesar de ello aquí se le imponen grandes obstáculos, trabas normativas y limitaciones a su aprovechamiento por la vía de la reglamentación y otros mecanismos estatales.

Todos estos frenos dificultan y desincentivan el desarrollo de la principal fuente de energía que tiene el país, que es de bajo costo, abundante e inagotable para efectos prácticos.

Entre las principales limitaciones y trabas se encuentra el Reglamento de Generación Distribuida (Decreto N° 39220-MINAE).

Los datos siguientes muestran de manera contundente los efectos de estos obstáculos, limitaciones y trabas que enfrenta el desarrollo de la energía solar en Costa Rica.

En el 2018, la participación de las diversas fuentes de energía en la generación eléctrica centralizada nacional fue la siguiente: hidroeléctrica 73,47% (que es la más vulnerable a las variaciones climáticas anuales y al cambio climático), energía eólica 15,84%, geotermia 8,53%, búnker y diésel 1,40%, bagazo 0,68% y solar 0,09%.

La generación descentralizada (distribuida) con energía solar fue del 0,34%, por lo que la generación de electricidad con energía solar en el país es de apenas el 0,43% de la generación total.

La generación de electricidad con energía solar en el 2018 ocupó por mucho la última posición y fue menor que la generada con búnker y diésel y con bagazo.

En el Balance Eléctrico por Fuente acumulado a Marzo del 2019 se observa que las importaciones de electricidad de Centroamérica a ese mes fueron equivalentes al 6,81% de la generación eléctrica nacional y que fueron mucho mayores que la generación con energía solar que a Marzo del 2019 fue del 0,11%.

El ínfimo porcentaje de la energía solar en la matriz energética del sector eléctrico nacional (0,09% en el 2018) se hace todavía mucho más insignificante cuando se le compara en la matriz energética nacional.

Lo anterior porque a nivel de la matriz energética nacional, toda la electricidad consumida en el país representa el 22,1%, por lo que la participación de la energía solar en la matriz nacional se hace mucho más insignificante llegando al 0,02%.

En esta matriz nacional, los caros derivados de petróleo importados representan el 63,5% del consumo energético nacional (casi las dos terceras partes), la hidroelectricidad 17,3%, la biomasa el 14,3%, otras renovables (geotermia, bagazo, etc.) 4,78%, el carbón el 0,1% y la solar 0,02%.

Es sorprendente que la participación de la energía solar en la matriz energética nacional sea inclusive mucho más pequeña que la participación del carbón importado.

De acuerdo con el Plan de Expansión de la Generación 2018-2034, en el 2027 la generación eléctrica con energía solar (centralizada) sería del 0,2%.

La participación de las otras fuentes primarias de energía en el 2027 serían las siguientes: Hidroelectricidad 71%, Geotermia 14%, Eólica 11%, Térmica (Diésel y Búnker) 3% y Bagazo 1%.

La energía solar en el país seguiría siendo en el futuro la fuente de energía con menor participación en la matriz energética la nacional y en la del sub sector eléctrico.

La generación descentralizada (distribuida) con energía solar, que en el 2018 fue del 0,34%, también tendría una participación ínfima en el futuro, ya que las limitaciones y los obstáculos (incluyendo los contenidos en el Reglamento de Generación Distribuida) subsisten y no se han anunciado modificaciones que cambien la situación.

Los datos anteriores, que muestran la ínfima participación actual y prevista de la energía solar en la matriz energética, son un fiel reflejo del efecto que están teniendo los obstáculos, las trabas y las limitaciones que se imponen a la energía solar en Costa Rica.

De acuerdo con los planes de expansión del sistema nacional de generación eléctrica, éste seguirá siendo altamente dependiente de la generación hidroeléctrica, lo que crea una altísima vulnerabilidad hídrica del sistema de generación frente a la reducción de los caudales en los ríos en la estación seca y frente al cambio climático (menos precipitaciones, sequías mayores y más frecuentes, entre otros efectos negativos).

Como lo han señalado los expertos internacionales, “Se espera que el cambio climático traiga menos precipitaciones y más sequías extremas a determinadas partes del mundo, causando escasez de electricidad en los países que dependen altamente de la hidroelectricidad”.

Costa Rica es uno de esos países en el mundo que son altamente dependientes de la hidroelectricidad y que se encuentran en una de las zonas en el mundo de mayor vulnerabilidad al cambio climático, lo cual aumenta los costos de la generación y los riesgos de desabastecimiento.

Al tener la matriz energética del subsector eléctrico una altísima dependencia hídrica, no solamente se verá cada vez más afectada negativamente la cantidad de electricidad generada, sino que consecuentemente también aumentarán los costos directos e indirectos (derivados de varios factores, como el exceso de una cara capacidad ociosa que no se puede utilizar en las épocas secas, el uso de combustibles caros como el diésel y el búnker en la generación térmica, etc.).

Un artículo titulado “Último mes seco (abril 2019) disparó en un 22% costo de generar electricidad con combustibles”, publicado por CRHoy, señaló que “En el primer cuatrimestre del año, el ICE debió recurrir más que en años anteriores a la generación por fuentes térmicas; es decir, uso principalmente de diésel, para poder abastecer la demanda costarricense de electricidad, producto de la reducción en los niveles de los embalses, las pocas lluvias y la insuficiente oferta de otras fuentes como la eólica y solar”.

Las épocas secas también aumentan significativamente las importaciones de electricidad de Centroamérica, tal como ocurrió este año. Un artículo también publicado por CRHoy señaló que el “País bate récord de importación eléctrica: compramos un 938% más que en 2017”.

Y los costos de las importaciones de electricidad también aumentaron significativamente. De acuerdo con un artículo de CRHoy, “Datos proporcionados por la entidad (el ICE) dan cuenta que mientras en enero cada megavatio hora importado costaba $108, para abril el promedio por megavatio se había disparado a $150, prácticamente un 39% más”.

Mientras esto ocurre, se desaprovecha el enorme potencial de energía solar de bajo costo que el país tiene, tanto de bajos costos actuales como de más bajos costos en el futuro por el efecto de los continuos adelantos tecnológicos.

Pero aquí no solamente se desperdicia la principal fuente de energía de nuestro país (y de nuestro planeta), sino que además se desaprovecha también una fuente de energía clave que es limpia y renovable y cuyo aprovechamiento es cada vez de menor costo, lo que le permitiría al país bajar permanentemente los costos de la electricidad.

En el país hay una predilección por las fuentes de energía caras, razón por la cual el costo de la electricidad, que de por sí ya es elevado, ha seguido creciendo aceleradamente. En lo que va del 2019 ya se han dado dos importantes aumentos en las tarifas eléctricas: 7,89% en enero y 4,82% en abril, lo que suma sólo en este semestre un 12,71% de aumento.

La situación nacional con respecto a la energía solar es muy grave y debe corregirse cuanto antes.


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