Consultorías externas en el sector público: ¿una alcahuetería?
| Jueves 14 junio, 2012
Consultorías externas en el sector público: ¿una alcahuetería?
En el sector privado, la práctica de recurrir a las consultorías no es un recurso al que, de manera regular y reiterada, se eche mano pues, cuando se contratan los servicios de profesionales externos a una organización, fundamentalmente es para resolver coyunturas muy específicas y no tanto las operacionales, dado que estas últimas, se parte del hecho de que deben ser efectuadas por sus profesionales de planta.
En el sector público las consultorías han llegado a tales niveles, que ya hasta se habla de planillas paralelas, como toda una realidad de muchas organizaciones públicas, con todo lo que esta práctica implica, tal vez la primera y más destacable, es que son fundamentalmente relaciones comerciales y no laborales.
Lo anterior tiene varias implicancias. Al no ser una relación laboral, no existe una subordinación del contratado hacia quien lo contrata, por lo tanto este no le puede fijar días para laborar, ni horas de entrada o salida, ni verificar el avance de su desempeño.
Otro elemento por destacar es que las consultorías al realizarse como servicios profesionales, no pagan la cuota obrera-patronal, con lo cual se evita la contribución solidaria que todo trabajador y empleador realizan, a favor de la Caja Costarricense de Seguro Social y al resto de la sociedad.
Finalmente, la experiencia reciente con varias consultorías en la Caja Costarricense de Seguro Social, se hicieron públicas en sendas acusaciones y juicios penales, ya que estas solo generaron erogaciones de dinero a la institución y ningún beneficio concreto por el supuesto trabajo realizado por las personas que suscribieron los acuerdos de consultorías pero sí recibieron dinero por esas supuestas asesorías.
Pareciera que este expediente de las consultorías es un recurso que facilita algunas formas para satisfacer el clientelismo político y la indeseable corrupción en el sector público en asocio con el privado.
En la pasada edición de LA REPUBLICA, del 7 de junio, el titular puso en conocimiento de sus lectores que ahora es la Autoridad Reguladora la que está recurriendo, en forma exponencial, al uso del recurso de las consultorías, con este decir no pretendo insinuar que existe algún acto doloso detrás de esas consultorías pero por transparencia este ente público debe hacer el mejor esfuerzo por justificarlas sin que quede la menor duda.
Concluyo afirmando que no estoy en contra de las consultorías per se, pero es muy importante por las sumas de dinero involucradas, que se aclaren y se justifiquen los motivos por los cuales el uso de este expediente, se vuelve, cada vez, más frecuente.
Orlando Castro Quesada
En el sector privado, la práctica de recurrir a las consultorías no es un recurso al que, de manera regular y reiterada, se eche mano pues, cuando se contratan los servicios de profesionales externos a una organización, fundamentalmente es para resolver coyunturas muy específicas y no tanto las operacionales, dado que estas últimas, se parte del hecho de que deben ser efectuadas por sus profesionales de planta.
En el sector público las consultorías han llegado a tales niveles, que ya hasta se habla de planillas paralelas, como toda una realidad de muchas organizaciones públicas, con todo lo que esta práctica implica, tal vez la primera y más destacable, es que son fundamentalmente relaciones comerciales y no laborales.
Lo anterior tiene varias implicancias. Al no ser una relación laboral, no existe una subordinación del contratado hacia quien lo contrata, por lo tanto este no le puede fijar días para laborar, ni horas de entrada o salida, ni verificar el avance de su desempeño.
Otro elemento por destacar es que las consultorías al realizarse como servicios profesionales, no pagan la cuota obrera-patronal, con lo cual se evita la contribución solidaria que todo trabajador y empleador realizan, a favor de la Caja Costarricense de Seguro Social y al resto de la sociedad.
Finalmente, la experiencia reciente con varias consultorías en la Caja Costarricense de Seguro Social, se hicieron públicas en sendas acusaciones y juicios penales, ya que estas solo generaron erogaciones de dinero a la institución y ningún beneficio concreto por el supuesto trabajo realizado por las personas que suscribieron los acuerdos de consultorías pero sí recibieron dinero por esas supuestas asesorías.
Pareciera que este expediente de las consultorías es un recurso que facilita algunas formas para satisfacer el clientelismo político y la indeseable corrupción en el sector público en asocio con el privado.
En la pasada edición de LA REPUBLICA, del 7 de junio, el titular puso en conocimiento de sus lectores que ahora es la Autoridad Reguladora la que está recurriendo, en forma exponencial, al uso del recurso de las consultorías, con este decir no pretendo insinuar que existe algún acto doloso detrás de esas consultorías pero por transparencia este ente público debe hacer el mejor esfuerzo por justificarlas sin que quede la menor duda.
Concluyo afirmando que no estoy en contra de las consultorías per se, pero es muy importante por las sumas de dinero involucradas, que se aclaren y se justifiquen los motivos por los cuales el uso de este expediente, se vuelve, cada vez, más frecuente.
Orlando Castro Quesada