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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



FORO DE LECTORES


La rebeldía de la complicidad y la transformación social

Fanny Ramírez Esquivel framirez@daletcomunicacion.com | Viernes 08 marzo, 2024


Fanny Ramírez
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Libertad para soñar, libertad para crecer, libertad económica para decidir, una tríada que le permitiría a cualquier mujer volar y convertirse en lo que desee. A las mujeres nos sobra capacidad; somos polifacéticas, analíticas, dinámicas pero nos falta una cualidad fundamental: ser cómplices.

Desafiar el status quo, romper paradigmas o ese famoso techo, que a alguien se le ocurrió decir que era de cristal, se ha convertido en la lucha de millones de mujeres en el mundo, sin que, lamentablemente, las brechas, las disparidades o inequidades realmente logren superarse. La razón muy sencilla, como protagonistas de esta historia, hemos cedido espacios y no hemos disfrutado de esa patada al sistema y esa transformación social que lograría la rebeldía de la complicidad.

Diversos organismos internacionales, han expuesto en sus informes el impacto que implica, en el desarrollo de Latinoamérica, una mayor participación de las mujeres en puestos políticos y en actividades productivas. La CEPAL, por ejemplo, cita en su último informe que se registraría un incremento del 4% del PIB en los países de la región latinoamericana, con sólo que logremos disminuir un 25% las disparidades de participación en la región. Dicho esto, es claro que fortalecer el desarrollo humano y el progreso social en Latinoamérica depende de la capacidad que tengamos como sociedad para promover mayor acceso a la participación de mujeres.

Por eso, la rebeldía de la complicidad juega un papel fundamental, en tanto que, a partir del mérito y la excelencia logremos trabajar de la mano, unidas y en sororidad (pero con sentido de hermandad y no con el oportunismo político que tanto ha manoseado esa palabra). Celebrar el éxito de la compañera, de la amiga, de la jefa, de la colega y hasta de la mujer que trabaja en la competencia. Que fácil es decirlo y que utópico parece, poder llevarlo a la realidad.

Revivamos el Aquelarre, esa reunión de mujeres irreverentes, críticas, preparadas y sobre todo rebeldes que por lo general no se quedan calladas y que retan a cualquiera que tenga la osadía de ofrecerles migajas.

Revivamos la lucha estratégica por mejorar índices en educación, salud, tecnología, política a partir de la modernización de los recursos que tenemos hoy al alcance. Dejemos el romanticismo absurdo en el que nos hemos enfrascado y avancemos a paso firme. Las mujeres representamos aproximadamente el 50% de la población mundial, la misma proporción se mantiene en Costa Rica.

Somos autónomas, independientes, libres e inteligentes como para entender que no nos conviene seguir en el individualismo, tenemos la capacidad de decidir derrumbar ese muro que representa el juego perverso, de retórica barata que es rentable para unos cuantos, pero que es tan costoso para las mujeres que son asesinadas, no tienen acceso a oportunidades o simplemente no cuentan con el apoyo de otras para superar sus barreras.

Yo las invito a ser parte de un Aquelarre donde todas brillamos con luz propia, el liderazgo, la excelencia y la determinación se convierten en la guía para abrir espacios, subir peldaños y generar el cambio.

Hoy lanzo el grito de guerra a aquellas personas que intentan dividirnos, y aprovecho para recordarles que la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde a quienes trabajamos con excelencia.

Hoy conmemoro el Día Internacional de la Mujer convocando a las nietas de las brujas que no pudieron quemar, para demostrar, una vez más, nuestra fuerza, nuestra capacidad y nuestra valentía por construir una sociedad más próspera, justa y equitativa. El Aquelarre, está por comenzar.







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