Cómo se cocina una reforma fiscal
Fabio Parreaguirre fparreaguirre@larepublica.net | Lunes 27 abril, 2015
Reforma en gastos e ingresos es parte de la receta
Cómo se cocina una reforma fiscal
Cortar los gastos muy rápido podría desacelerar al país, si se hace muy lento puede ser muy tarde
Tenemos cinco años para poder cocinar correctamente la receta de la reforma fiscal, antes de que sea demasiado tarde.
No existe una receta perfecta de cómo hacer la reforma en el país, ni una forma de copiar lo que otros países hicieron, ya que es algo muy propio de los diferentes estados.
Lo que sí se conoce son los ingredientes, donde el país debe añadir un nuevo sistema de gastos, así como modernizar el de ingresos, y tener más claro en qué se invierten dineros, antes incluso de pensar en nuevos impuestos.
Además, combinar políticas fiscales de gasto y de ingreso que le ayuden al país a no perder crecimiento económico pareciera ser la mejor receta, pero esta no se puede cocinar rápido porque sería negativa, ni lento porque podría ser muy tarde.
Parte de estas recomendaciones de receta fiscal fueron las que añadió Daniel Lederman, economista del Banco Mundial, que participó del Foro de Sostenibilidad Fiscal que realizó la Unión de Cámaras, con el patrocinio de La República la semana pasada.
El primer ingrediente es cambiar el sistema de gastos, especialmente en el tema de salarios, convenciones colectivas y pensiones en el sector público, ya que esto genera desembolsos grandes de dinero por medio de financiamiento que hace crecer más el déficit fiscal.
Los gastos han crecido más de un 3% del Producto Interno Bruto desde 2009.
Luego, se debe ver cómo se moderniza el sistema de recaudación de impuestos, antes de crear nuevos.
Cambiar a un Impuesto al Valor Agregado que grave también los servicios, en lugar del General sobre las Ventas, para tener una base más grande, es otro paso importante, pero sin aumentar la tasa.
Por otro lado, que Tributación se encargue de que exista menos defraudación, con sistemas automáticos, de verdadero control cruzado, que le permitan recaudar más dinero, y de forma más eficiente, antes de crear nuevos impuesto o mayores tasas.
No se trata de utilizar un horno de microondas para que todo se cocine rápido, imagínese que recortar salarios en el sector público de la noche a la mañana sería más perjudicial, porque ya sea por el ingreso o por el gasto le retira capacidad de gasto a la economía lo cual reduce la demanda, lo que a su vez redunda en menos ingresos fiscales o menor crecimiento del esperado.
Asimismo, cocinarlo a fuego muy lento, podría hacer que el producto final no esté terminado a tiempo, y sea muy tarde para una solución fiscal para el país.
Algo que ven claro es que el país no tendrá la posibilidad de endeudarse en el exterior por medio de bonos el año entrante, lo que parece una oportunidad para encontrar “la medicina” al déficit y dejar de tirar la bola hacia adelante.
Asimismo, explicó que haber aumentado los gastos del Gobierno respecto a salarios, fue una muy mala decisión, especialmente en tiempos de crisis financiera, lo que pudo haberse solucionado aplicando el ahorro financiero, con el que hoy el país tendría una situación holgada de su economía para realizar inversiones con dinero propio.
Que el país convierta el déficit primario en un superávit que le permita un ahorro público, que signifique tener dinero para invertir y reservas para utilizar en momentos difíciles, es la clave para una verdadera sostenibilidad fiscal en el largo plazo.
Tomar medidas desde el punto de vista de políticas monetarias, además de acciones estructurales en medidas fiscales, donde se analice primero los gastos y luego los ingresos, sin que esto signifique una reducción significativa del crecimiento económico, es parte del camino.
El déficit primario pasó de representar un 0,67% del Producto Interno Bruto (PIB) en marzo de 2014, a un 0,60% en este año, con cifras entregadas por el Ministerio de Hacienda el martes de la semana pasada.
La situación parece no estar empeorándose, pero tampoco mejorando, claro está que la economía internacional y nacional, dan un respiro al déficit.
Esa caída se traduce en menos endeudamiento del Gobierno Central, menores tasas de interés en los préstamos y montos más bajos por pagar en las cuotas de los préstamos.
Incluso el Banco Central, bajó por tercera vez la Tasa de Política Monetaria la semana pasada, ahora en un 4%, misma que inició 2015 en un 5,25%.
Aun en medio de resultados, el gasto presionó el déficit financiero y lo mantuvo en una cifra negativa de un 1,5% del PIB al mes pasado.
La previsión del Banco Central es que el déficit fiscal cierre este año en un 5,7% del PIB.
Fabio Parreaguirre
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