¿Cómo clasificar al Mundial?
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 17 junio, 2010
¿Cómo clasificar al Mundial?
Al margen del resultado en el Mundial, Honduras llegó a Sudáfrica dejando una huella que, con inteligencia, equipos, empresarios, gerentes, y dirigentes deportivos podrían aplicar en su organización. Según su director técnico, Reinaldo Rueda, el respeto y la convicción fueron los pilares sobre los que se desarrolló la estrategia para concretar el sueño.
El equipo pactó comportarse conforme a ciertos valores, como parte de un proceso integral en el que los aspectos mentales y deportivos se trabajaron por igual. Rueda se abrió camino en un entorno inicial en el que los directivos no gozaban de la confianza de los jugadores, ni viceversa. La prensa no acuerpaba la selección y los actores miraban hacia horizontes diferentes. Había que cambiar mentalidades y conductas.
Unir a los dirigentes, prensa, afición, y jugadores alrededor de una sola meta fue una obra clave. Siempre debería ser así, pero no lo es; suele suceder que algunos no entienden quién es el rival y se concentran en criticar, obstruir, desprestigiar y mentir sobre miembros de la propia organización o país. No ven que se logra más trabajando con otros que contra otros. Rueda contó con directivos y administrativos que cumplieron su verdadero rol en el proceso, y evitaron intromisiones inadecuadas.
Honduras se unió alrededor de un ideal. Las diferencias entre actores estuvieron por debajo de esa ilusión, ellos se comportaron entendiendo cuáles eran las batallas que había que ganar. Del respeto suelen surgir buenas cosechas. El reto fue “generar una cultura de colectividad, partiendo de una cultura quizás muy marcada de individualismo y egocentrismo,” comenta Rueda.
Los directivos y el técnico abrieron un amplio espacio para que un profesional en desarrollo humano, el Dr. Caicedo, facilitara la cohesión del equipo, la vivencia de los valores, la confianza, y el procesamiento de aprendizajes de las victorias y de derrotas difíciles de superar. Hubo respeto a las especialidades en el cuerpo técnico y el enfoque integral se concretó.
Rueda se propuso que los jugadores conocieran Honduras, su situación socioeconómica y lo que ellos significaban para su población. Inculcó humildad para aceptar la responsabilidad y el compromiso con el país. Charlie Brower argumenta que “pocos individuos triunfan a menos que otros quieran que lo logre.” Los hondureños llegaron a Sudáfrica trabajando todos para todos, como un solo equipo.
German Retana
german.retana@incae.edu
Al margen del resultado en el Mundial, Honduras llegó a Sudáfrica dejando una huella que, con inteligencia, equipos, empresarios, gerentes, y dirigentes deportivos podrían aplicar en su organización. Según su director técnico, Reinaldo Rueda, el respeto y la convicción fueron los pilares sobre los que se desarrolló la estrategia para concretar el sueño.
El equipo pactó comportarse conforme a ciertos valores, como parte de un proceso integral en el que los aspectos mentales y deportivos se trabajaron por igual. Rueda se abrió camino en un entorno inicial en el que los directivos no gozaban de la confianza de los jugadores, ni viceversa. La prensa no acuerpaba la selección y los actores miraban hacia horizontes diferentes. Había que cambiar mentalidades y conductas.
Unir a los dirigentes, prensa, afición, y jugadores alrededor de una sola meta fue una obra clave. Siempre debería ser así, pero no lo es; suele suceder que algunos no entienden quién es el rival y se concentran en criticar, obstruir, desprestigiar y mentir sobre miembros de la propia organización o país. No ven que se logra más trabajando con otros que contra otros. Rueda contó con directivos y administrativos que cumplieron su verdadero rol en el proceso, y evitaron intromisiones inadecuadas.
Honduras se unió alrededor de un ideal. Las diferencias entre actores estuvieron por debajo de esa ilusión, ellos se comportaron entendiendo cuáles eran las batallas que había que ganar. Del respeto suelen surgir buenas cosechas. El reto fue “generar una cultura de colectividad, partiendo de una cultura quizás muy marcada de individualismo y egocentrismo,” comenta Rueda.
Los directivos y el técnico abrieron un amplio espacio para que un profesional en desarrollo humano, el Dr. Caicedo, facilitara la cohesión del equipo, la vivencia de los valores, la confianza, y el procesamiento de aprendizajes de las victorias y de derrotas difíciles de superar. Hubo respeto a las especialidades en el cuerpo técnico y el enfoque integral se concretó.
Rueda se propuso que los jugadores conocieran Honduras, su situación socioeconómica y lo que ellos significaban para su población. Inculcó humildad para aceptar la responsabilidad y el compromiso con el país. Charlie Brower argumenta que “pocos individuos triunfan a menos que otros quieran que lo logre.” Los hondureños llegaron a Sudáfrica trabajando todos para todos, como un solo equipo.
German Retana
german.retana@incae.edu