Combustibles: ¿estamos en una ruta de creciente pérdida de competitividad?
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 06 mayo, 2019
Al igual a lo que está ocurriendo en el subsector eléctrico, todo apunta a que el subsector combustible continuará también perdiendo competitividad.
Mientras que en el mundo la transición energética mundial se enfoca en opciones de bajo costo y bajas emisiones, en Costa Rica la transición energética nacional se enfoca en opciones de alto costo.
I. Situación actual de Costa Rica
Contrario a lo que está pasando en el mundo donde los estudios señalan que “estamos viendo una creciente competencia entre las diferentes fuentes de energía” y que “la matriz energética prevista para el 2040 será la más diversificada jamás vista”, en Costa Rica esto no está ocurriendo.
Lo anterior porque a nivel estatal se “escogen” cuáles fuentes de energía se van a desarrollar distribuir en el país y cuáles no.
Mientras el mundo avanza, cambia e invierte en las fuentes emergentes ganadoras de energía, en Costa Rica se está dando un creciente populismo energético que busca esquemas que terminan siendo muy caros o que nunca se implementan por estar muy alejados de la realidad.
En otras ocasiones he escrito sobre este tema, incluyendo las siguientes columnas: “Cuentos y realidades (I)” y “Cuentos y realidades (II)”.
Sobre las fuentes de energía ganadoras hacia el futuro, la International Energy Agency (IEA) nos recuerda, como muchas organizaciones internacionales, que “las energías renovables (particularmente solar y eólica) y el gas natural son los grandes ganadores en la carrera para satisfacer la demanda de energía al 2040”.
II. Enfoque nacional en alternativas costosas
No solamente los costos de los combustibles en Costa Rica son actualmente mucho más caros que en otros países con los que competimos, sino que el Plan Estratégico de RECOPE, cuyos estudios de respaldo no se han publicado, se enfoca en fuentes de energía caras, las cuales además no se encuentran entre las fuentes de energía de bajo costo catalogadas internacionalmente como ganadoras en el futuro y líderes de la transición energética mundial actual.
A continuación se señalan algunos aspectos de este Plan Estratégico.
1. GLP (Gas Licuado de Petróleo)
Entre las fuentes de energía que RECOPE busca fortalecer e impulsar se encuentra el GLP (Gas Licuado de Petróleo, que es una mezcla mayoritariamente compuesta por gas propano).
Los medios de comunicación han informado que el Plan Estratégico de RECOPE “procura que el Gas Licuado de Petróleo (GLP) se convierta en el principal combustible – por encima de las gasolinas – que se utilice en el sector transporte”. Se señala también en este Plan que “el GLP tiene un potencial interesante para la reducción de emisiones”.
Resulta que el GLP no solamente no es una fuente de energía de las llamadas ganadoras y líderes del cambio en la transición energética mundial que está en proceso, sino que es mucho más cara y genera mucho más emisiones al ambiente que otras fuentes de energía ganadoras, como el gas natural.
La conversión de los motores de gasolina y de diésel existentes a gas natural es muy similar a la conversión estos motores a GLP y tiene un costo muy parecido.
El gas natural es actualmente el combustible líder mundial de la transición energética y de la reducción mundial de los costos de la energía y en el futuro va a desplazar al petróleo de su primer lugar, el cual pasará al segundo lugar.
Como muchas otras organizaciones internacionales, BP señala en su Energy Outlook 2018 que “el gas natural crece mucho más rápido que el petróleo o el carbón y su participación en la matriz de energía primaria mundial superará al carbón y convergerá con el petróleo hacia el final de las Perspectivas (año 2040)”.
El 24 de abril, los precios mayoristas del GLP y del Gas Natural en los EE.UU. fueron los siguientes:
• Propano $0,65/Galón y Gas Natural $2,46/MMBtu. Para poder comparar estos precios sobre una base energética común, vamos a confrontar los precios de ambos combustibles en términos de BEP (Barriles Equivalentes de Petróleo).
• Utilizando los factores correspondientes de conversión, los precios anteriores son los siguientes: Propano $36,91/BEP y Gas Natural $14,27/BEP. O sea, el Propano, componente principal del GLP, es dos veces y media más caro que el Gas Natural.
En cuanto a emisiones al ambiente, “el GLP emite entre un 10 y un 15 por ciento menos de CO2 que la gasolina, mientras que el gas natural emite aproximadamente un 35 por ciento menos”.
La fórmula química del gas natural es CH4 y la fórmula del propano es C3H8. Si la mezcla del GLP tiene butano, como es el caso de Costa Rica, el contenido de carbono aumenta ya que la fórmula química del butano es C4H10. Mientras que el gas natural tiene 1 átomo de carbono, el propano tiene 3 átomos y el butano tiene 4 átomos de carbono.
Con la propuesta de impulsar el consumo de LPG, RECOPE y el Gobierno prefieren bloquear el gas natural nacional e impulsar el consumo de un combustible importado (GLP), el cual es mucho más caro, genera más emisiones al ambiente y no es líder mundial en la transición energética ni en la reducción de los costos de la energía en el mundo.
Lo anterior a pesar también de que todos estudios realizados por expertos nacionales e internacionales en diferentes épocas señalan que en el territorio nacional (terrestre y marino) existe un importante potencial de gas natural que está adquiriendo una importancia capital en el mundo.
El Colegio de Geólogos, como ente técnico primordial en este campo, ha manifestado adicionalmente que “Sí hay gas natural en Costa Rica”, que “Sí existen pruebas… de la determinación de un potencial de gas natural y de petróleo en Costa Rica” y que “Las exploraciones realizadas en el pasado, aún con tecnologías hoy en día superadas, han probado que Costa Rica tiene un potencial de gas natural y de petróleo”.
Además de una reducción significativa de los costos de la energía para potenciar el crecimiento económico y el bienestar social y de una reducción de las emisiones al ambiente, el potencial nacional de gas natural representa igualmente un enorme potencial de recursos fiscales y no fiscales y de divisas que mucha falta le hacen al país.
2. Biocombustibles
En el caso de los biocombustibles, se busca imponerles a los consumidores las mezclas de etanol con gasolina y de biodiésel con diésel (entre 5% y 10% según el Plan Estratégico de RECOPE) como los únicos combustibles disponibles ya que se eliminarían del mercado la gasolina y el diésel puros.
La política de que el Gobierno sea el que “escoge” en el país cuales son la fuentes de energía que se van a desarrollar y a distribuir y cuales no y de que sea el que define que no exista competencia entre las diversas fuentes de energía va en contra de lo que se está haciendo en el mundo y de la creciente ampliación de opciones energéticas que está provocando a nivel internacional una diversificación energética sin precedentes “jamás vista”.
Esta política gubernamental de imposición energética ha sido también ampliamente rechazada recientemente en el país. De ahí el fracaso de la introducción para este mes de la mezcla de la gasolina con etanol como única opción para los vehículos de gasolina (el biodiésel obligatorio no ha sido aún programado, aunque está en los planes).
El etanol posee 76,100 BTU/Galón, por lo que tiene un 66.67% de la energía que tiene la gasolina, la cual posee 114.100 BTU/Galón.
La presión de los consumidores y del público en general obligó al Gobierno y a RECOPE a suspender la introducción de la mezcla obligatoria de toda la gasolina con etanol sacando simultáneamente del mercado la gasolina pura.
Sin perjuicio de las emisiones que los biocombustibles generan durante su proceso de producción agrícola e industrial y durante la combustión en los motores, el combustible mayoritario de estas mezclas sería por mucho los costosos derivados de petróleo importados (gasolina y diésel). O sea, siempre se requeriría un gran consumo de derivados de petróleo y una creciente cantidad de importaciones de estos dos hidrocarburos.
Los costos del etanol y del biodiesel son también altos, por lo que los costos y de las mezclas de gasolina con etanol y de diésel con biodiésel, donde ambos hidrocarburos son por mucho el componente mayor de estas mezclas, serían mayores que otras opciones complementarias, como el gas natural, por ejemplo.
La gasolina, el etanol, el diésel y el biodiesel, solos o mezclados, son actualmente unas 5,5 veces más caros que el gas natural y generan más emisiones en toda su cadena de valor. Esta es una de las razones por las que todos los estudios en el mundo señalan que el gas natural va a desplazar el petróleo de su primer lugar en el futuro.
3. Hidrógeno
Al igual que el GLP y los biocombustibles, el hidrógeno no aparece tampoco en las proyecciones mundiales como una fuente de energía relevante en términos de participación en la matriz energética mundial y ni como líder de la transición energética mundial. Una de las razones es su alto costo con respecto a todas las otras opciones energéticas disponibles en el mundo.
Con respecto al Plan Estratégico de RECOPE, la prensa informa que “de igual manera, la institución pretende entre el 2019 y el 2020 que se investigue y desarrolle la producción de hidrógeno (H2) a partir de glicerol obtenido del residuo de la producción de bodiésel”.
Ya en el pasado RECOPE había invertido, sin tener facultad legal, $2,5 millones para producir hidrógeno con otra fuente diferente a la del glicerol (electrólisis del agua con energía solar), en asociación con una empresa privada. Este proyecto fue cancelado. De acuerdo con la prensa la “inversión de $2,5 millones en la planta de hidrógeno seguirá en el limbo”.
Debido a los bajos costos del gas natural y a las tecnologías y procesos bien establecidos y probados mundialmente (reformado con vapor de agua del gas natural), el gas natural es por mucho la fuente dominante en el mundo para producir hidrógeno. La energía requerida por este proceso es generalmente proporcionada por el gas natural. En los EE.UU., el 95% del hidrógeno que se produce proviene del gas natural.
La producción de hidrógeno con gas natural (que posee 4 átomos hidrógeno debido a su fórmula química, CH4) tiene un costo mucho menor que cualquier otra opción, incluyendo la electrólisis (donde el agua es la fuente de hidrógeno).
III. Conclusión
Al igual de lo que está ocurriendo en el subsector eléctrico, todo indica que, al no seguir las tendencias mundiales, en el subsector combustibles del país también estamos en una ruta de creciente pérdida de competitividad energética.
Lo anterior porque aquí nos estamos enfocando en energías caras mientras que en otros países con los que competimos se están enfocando en las nuevas fuentes de energía que están emergiendo de menor costo y de menores emisiones al ambiente.
Y estos países lo están haciendo a través de la competencia entre las nuevas fuentes de energía y las existentes, con un enfoque de diversificación energética que amplía las opciones energéticas para los consumidores empresariales e individuales.
En el mercado nacional deberían distribuirse todas las opciones energéticas posibles (existentes actualmente y las nuevas que están surgiendo), como se está haciendo en la mayoría de los países del mundo. Por ejemplo, distribuir gasolina, gasolina con etanol, diésel, diésel con biodiesel, gas natural, entre otras opciones disponibles.
Debido a una política energética y económica restrictiva y de alto costo energético, las capacidades nacionales para mejorar el crecimiento económico y el bienestar social se están deteriorando.
Y esto está ocurriendo en un momento crítico en el que en el país tiene, entre muchas otras cosas, un raquítico crecimiento económico que no permite satisfacer las crecientes necesidades nacionales, una seria crisis fiscal (a pesar del reciente aumento de los impuestos) y un alto y creciente nivel de endeudamiento público, del desempleo y de la pobreza.
Parece que aquí no hay conciencia de que tenemos una situación económica y social muy seria y de que, como bien lo ha señalado la Cámara de Industrias, para poder crecer y mejorar la prosperidad y el bienestar estamos obligados a “competir con el mundo y en el mundo”, donde el costo de la energía es mucho más bajo.
Se desecha el hecho de que la competitividad energética es cada vez más un factor determinante de la competitividad de los países, como lo señalan los estudios en el mundo. Uno de ellos, titulado “Energy: a key to competitive advantage”, indica que “la energía se ha convertido en un factor estratégico en la competencia global”.
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