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Coleccionando lo mejor del teatro

Claudia Barrionuevo claudia@chirripo.or.cr | Lunes 08 septiembre, 2014


Tenía ganas de ver “La colección”, sobre todo por su elenco. Felicito al director, Leonardo Perucci, y al equipo creativo


Coleccionando lo mejor del teatro

Comenzaré este artículo con la rima infantil que siempre evoco antes de hablar de un espectáculo: yo no soy crítica de teatro ni lo quiero ser, porque los críticos siempre se echan a perder. Aclarado este punto procedo a comentar la última puesta en escena a la que asistí y disfruté.
Tenía ganas de ver “La colección”, sobre todo por su elenco. Arturo Campos es un actor versátil, tanto en su expresión corporal como en su ritmo. Bernardo Barquero tiene fuerza en escena y una voz poderosa en matices. La belleza de Tatiana Zamora combina con su talento. Y Luis Carlos Vásquez regresa como actor en un personaje que le queda… como un guante.
La escenografía, poco arriesgada, aunque cuidada en sus detalles, nos ubica rápidamente en los dos espacios en los que se desarrolla la acción.
La comedia dramática y burguesa da inicio y pronto nos identificamos con cada uno de los personajes.
El vestuario casi perfecto, nos lleva al mundo de la moda y, definitivamente, hace lucir a los intérpretes.
El texto es una joya de Harold Pinter, dramaturgo inglés que en 2005 obtuvo el Premio Nobel de literatura. Una anécdota pequeña, un relato casi mínimo permite construir una intriga dibujada por cuatro personajes de gran profundidad sicológica. Los celos, la infidelidad, las mentiras, las inseguridades, la sexualidad, están presentes en esta obra que incursiona en las relaciones de pareja.
Arturo construye un personaje complejo, ambivalente, que va creciendo y cambiando hasta deshacerse en la última escena.
Bernardo, juega entre la hetero y la homosexualidad, logrando hacernos dudar de la definición sexual de James, su papel.
Tatiana maneja una leve tensión permanente y nos regala una última reacción facial que nos pone a dudar sobre todo lo acontecido.
Luis Carlos, en un casting perfecto, aprovecha su elegancia y distinción para elaborar un personaje rígido, frío, calculador.
Pero como siempre hay un pero aquí lo expongo. Mi queja permanente (y no dejaré de expresarla) es el tiempo tan breve que la Compañía Nacional de Teatro le ofrece a toda puesta en escena en la sala 1887, ya sea en el marco del concurso “Escena Viva” o como propuesta independiente. Todos los miembros del medio teatral tenemos claro que, dado que la prensa no nos ofrece ninguna ventaja en la promoción de los espectáculos, el “boca a boca” o las “redes sociales” son indispensables para la difusión de los espectáculos. Para que estos medios (que funcionan) funcionen, cuatro semanas son insuficientes.
La inversión económica, artística y de tiempo de preparación, ya sea en los montajes de carácter público o independiente, es altísima. Toda puesta debería tener tiempo para “calentar” y mantenerse en cartelera, como sucede en las salas privadas, hasta que la asistencia de público disminuya. De lo contrario se están desperdiciando recursos.
Felicito al director, Leonardo Perucci, y al equipo creativo por ofrecer al público “La colección” de Harold Pinter.

Claudia Barrionuevo
claudia@barrionuevoyasociados.com

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