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Código Oficina: Actitudes pasivas agresivas

Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Jueves 05 mayo, 2011





Actitudes pasivas agresivas

Clínicamente son consideradas un trastorno mental que puede afectar el desempeño laboral

La personalidad pasiva agresiva puede estar presente en la oficina, un mal considerado clínicamente como un trastorno de la salud mental.
Es importante que tanto jefes como colaboradores tengan noción de las características de este tipo de personas, para que logren tener una convivencia pacífica, ya que sus acciones podría no solo afectar su desempeño sino también sus relaciones.
Las personas pasivas agresivas se caracterizan por ser ambivalentes e inconsistentes, ya que combinan una actitud pasiva con un estilo agresivo que subyace.
“Es decir es una agresividad que no se expresa por lo general abiertamente y que se manifiesta a nivel laboral a través de su resistencia a colaborar y su actitud negativa”, comentó Shirley Garita, psicóloga.
En el trabajo tienden a ser opositores, pesimistas, quejosos, mostrando disgusto y desinterés por sus obligaciones.
Asimismo, agrega Garita, son apáticos y se caracterizan por una infraexigencia, esto significa que siempre desean hacer el menor esfuerzo.
“Por otra parte, estas personas tienen dificultad en el manejo de la frustración y presentan déficits importantes en habilidades sociales”.
Además afirma que un individuo con personalidad pasivo-agresiva en su lugar de trabajo suele mostrarse “despistado”, introvertido, le cuesta socializar, siempre le encuentra “peros” a la cosas, tiende a posponer responsabilidades, no se involucra afectivamente y se muestra a la defensiva.
Entre las recomendaciones para tratar con colaboradores de este tipo, considera necesario hablarles claramente sobre su actitud, en especial de su falta de habilidad para “lidiar” con la gente y su negativismo. Así podrá ayudarles a tomar conciencia de sus actitudes y de la importancia de trabajar en mejorarlas.
“De ninguna manera la solución es apartarlos o ignorarlos, lo más recomendable es abrir espacios de diálogo y negociación”, explicó.
También es importante ofrecerles constante “feedback” sobre su desempeño, asignarles trabajos que les resulten interesantes pero siempre estableciéndoles metas y plazos claros.
Para Andrés Ulate, gerente de Comercialización y Mercadeo de Cinépolis, ese trastorno no define en su totalidad a la persona, esto es, que podría ser tomada en cuenta para negociaciones “diplomáticas” o bien tener otras habilidades para trabajos técnicos, rutinarios o individuales.

Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net






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