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CHISPORROTEOS

Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Miércoles 16 enero, 2013


Tengo para mí que este asunto de las candidaturas para el 2014 no se ha liquidado mientras no se definan los partidos de oposición


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No puedo explicar por qué, y tal vez por esa razón escribo hoy, sin poder decir por qué escojo este tema. Quiero decir que no estoy convencido de que con la candidatura presidencial del alcalde de San José don Johnny Araya, está resuelta la elección del 2014. Tengo para mí que hay mucha agua por navegar sobre todo que no se sabe cuál será la respuesta (si es que la hay y no varias) de la oposición a esa candidatura, si los diferentes partidos de oposición lograrán ponerse de acuerdo en un candidato de todos, ni si ese eventual candidato atraerá los votos de quienes ahora, en las encuestas, manifiestan que no irán a votar.

Por cierto que esa manifestación no es rotunda. Las encuestas no discriminan entre quienes pueden haber dicho “por ahora no pienso votar pero espero ver qué candidato sale”, y los que rotundamente dicen que no irán a votar, y que siempre, lo muestran las cifras del día de la elección terminan, en muy buen número, por votar.

A mi juicio, el ingeniero Araya es mucho mejor candidato que don Rodrigo Arias, que no tenía a su favor más que ser hermano de don Oscar y haber participado en las dos administraciones de éste, pero sin que pareciera que en ellas tuvo poder de decidir o de ser otra cosa que Ministro de la Presidencia que es, dentro del presupuesto nacional, uno de los cargos más sonoros y con menos obligaciones y responsabilidades.

Pero el punto es éste: si la candidatura del ingeniero Araya, define el rumbo final y único de la elección del año entrante. Si habrá en ella un solo candidato de oposición. Es difícil que lo haya pero no imposible. No encuentro dentro de mi campo visual ningún nombre que pueda satisfacer simultáneamente al PUSC y al PAC, por poner un ejemplo. Y ninguno de los precandidatos que suenan, salen, surgen, se insinúan o se autoproponen dentro de los mil partidos de oposición tiene renombre suficiente, ha expuesto ideas o ha propuesto cosas que lo definan como un candidato de posibilidades. A mi juicio parecía serlo don Román Macaya, pero por lo que me cuentan, cometió lo que equivale a un suicidio político, cuando (por consejo, dicen, de algún técnico o cosa así), se puso a atacar a Ottón Solís y perdió el apoyo que estaba obteniendo dentro del PAC. Al menos así me lo cuentan quienes han andado por las interioridades de ese asunto.

Ya he puesto el ejemplo de 1966 cuando un candidato totalmente desconocido derrotó al conocidísimo y popularísimo Daniel Oduber. Cierto es, y a algunos nos consta, que hubo malas artes en el resultado de esa elección, pero no fraudes demostrables.

Dicen con frecuencia que la historia se repite, y con igual frecuencia que la historia no se repite. En todo caso, algunas veces se ha repetido. Y tengo para mí que este asunto de las candidaturas para el 2014 no se ha liquidado mientras no se definan los partidos de oposición. En lo que a mí respecta, creo que esperaré sentado lo que haya de ocurrir.


Alberto F. Cañas

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