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CHISPORROTEOS

Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Sábado 05 marzo, 2011



CHISPORROTEOS

Inicialmente el asunto pareció peligroso, pues era una violación de la multicentenaria confidencialidad con que los gobiernos del mundo tratan los asuntos diplomáticos. Pero cuando hemos comenzado ayer a leer documentos en poder de Wiki Leaks que se han publicado, hemos todos de dar gracias a Dios de que ciertas cosas y opiniones se hayan dado a conocer.
Sobre todo, el escepticismo con que Washington recibió las decisiones de la administración Arias de romper relaciones con Taiwán y establecerlas formalmente con la China dictatorial y tiránica de los comunistas.
Alguna vez dije en esta columna que me preocupaba pensar cómo estarían viendo los Estados Unidos la posibilidad, que se suponía o veía venir aunque últimamente no se ha concretado, de que por medio de Costa Rica, China obtuviera un puerto en el Atlántico (el Caribe es parte del Atlántico), que jamás ha tenido.
Por otra parte, ni la Casa Blanca por lo que se ve, se enteró de los pormenores de la adquisición por China, aunque resultó que no era el gobierno chino sino una empresa comercial china de propiedad gubernamental (como todo en ese país), de bonos de nuestra deuda externa, que el gobierno de Arias se empeñó en no revelar. Algo así como el empeño de que la plata del Banco Centroamericano, aunque destinada al Gobierno costarricense, no eran fondos públicos sino fondos… ¿qué?
Ahora sabemos por qué lo que construyeron los chinos fue un estadiote y no edificios para escuelas y colegios o un centro de convenciones. Es que lo que saben construir con facilidad son estadios, y han construido como quince en Africa, en cada país que va estableciendo relaciones con el gobierno de Pekín. O sea que lo del Estadio fue una cosa de lo toma o lo deja y, claro, los Arias lo tomaron, aunque maldita la falta que nos hacía ni la manera que tendremos de mantenerlo.
Pero lo que más importa es saber cómo ahora sabemos, cuál fue la opinión que la reciente administración Arias le mereció al gobierno de Washington: “relegó derechos humanos por dinero de China” tituló ayer La Nación. O sea, lo que todos temíamos, imaginábamos o adivinábamos. Eso, sin saber si el que hoy se sabe es todo el dinero o solo parte de él. También quedan explicadas ciertas extrañas posiciones de nuestro país en las Naciones Unidas.
Cuando escribo esto es obvio que sólo una parte de los documentos en poder de Wiki Leaks conocemos, ¡Ira de Dios! ¿Y lo que nos falta? ¿Lo que estaré leyendo yo mañana mientras usted lee esta columna?

Alberto F. Cañas

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