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Cerebro contra discriminación

| Lunes 27 octubre, 2008




Cerebro contra discriminación

Madrid
EFE

El investigador estadounidense y profesor de neurología pediátrica de la Universidad de California, Richard J. Haier, explicó que los cerebros de hombres y mujeres, si bien hay diferencias físicas, consiguen los mismos resultados y aseguró que entender esas diferencias “llevará a una discriminación menor”.
En una entrevista con la Agencia EFE, el investigador del Instituto MIND de Alburquerque (Nuevo México, Estados Unidos) dejó claro que la inteligencia no se encuentra sólo en la parte frontal del cerebro, sino que son muchas las áreas que trabajan conjuntamente.
“Es como una orquesta”, según Haier, quien añadió que la inteligencia tiene que ver con la “eficiencia” del cerebro.
En este sentido, explicó que él y su equipo, que trabajan con neuroimágenes, pusieron a distintas personas (que nunca lo habían hecho) a jugar al Tetris, un juego de ordenador en el que se tienen que ir encajando piezas con formas distintas.
Tras el primer día de juego, examinaron a estas personas y se dieron cuenta de que para poder jugar hicieron uso de todas las áreas del cerebro.
Sin embargo, después de 50 días de entrenamiento y una mejora en el Tetris, el cerebro fue capaz de seleccionar qué zonas activar más y cuáles menos, lo que provocó una “mayor eficiencia”.
No existen diferencias entre la inteligencia general entre sexos, pero sí características físicas en “la media” de los cerebros estudiados de hombres y mujeres que sí los distingue.
Por lo general, los hombres tienen un cerebro más grande y las mujeres más conexiones entre el hemisferio derecho e izquierdo.
Este investigador relató que, al menos, hay dos razones por las que hay tanta controversia cada vez que se habla de las diferencias cerebrales de mujeres y hombres.
Cualquier diferencia, dijo, puede ser utilizada, por algunos, para tratar de discriminar o para justificar una discriminación.
“En el pasado se ha hecho, ya que no hace mucho una parte de la sociedad pensaba que era una pérdida de tiempo educar a las mujeres”, recordó.
La otra razón es que en general “nos gusta poner el foco en conocer en qué somos parecidos” pero no en qué “nos diferenciamos”, y cuando “estudiamos las diferencias hay personas que se incomodan”, agregó.
“Pero sabemos que esas diferencias” existen y que hay personas, con independencia del sexo, que son más inteligentes que otras, aclaró el neurólogo.
Para Haier, que lleva 20 años estudiando la inteligencia, entender estas diferencias podrá ayudar a comprender el cerebro, a cooperar en la rehabilitación cognitiva y a diagnosticar antes el Alzheimer, entre otros beneficios.








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