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Carlos Alvarado: el nuevo súper agente 86

Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 16 marzo, 2020

prendas

Esta vez se rompió la premisa, el escándalo UPAD ha durado más de tres días. Así tiene que ser, por la gravedad de este caso: con esta unidad de espionaje (UPAD) el gobierno PAC de Carlos Alvarado buscó obtener información sensible de todos los costarricenses para fines que no están claros.

Pese a los esfuerzos de algunos amigos políticos para intentar bajarle el tono al “PACgate”, los patriotas hemos logrado mantener el tema vigente, conscientes de que estamos defendiendo los derechos de todos los costarricenses, la Constitución y las libertades individuales.

Hasta la saciedad hemos sostenido que no hay nada malo en emplear la ciencia de los datos para hacer políticas públicas; lo que adversamos es que el gobierno creara y mantuviera trabajando una agencia de espionaje por casi dos años en las sombras, accediera a información privada de la gente, sin su consentimiento, y que nos mienta a todos una y otra vez sobre el origen de la UPAD, su financiamiento y su utilidad.

Denunciamos la falta de transparencia: después de mantenerlo oculto y negarlo, el gobierno reconoció la semana pasada, el funcionamiento de un troll center ilegal sin explicar quién estaba al frente, cuál era su función, qué datos manejaba ni cuál era la metodología para sus supuestos sondeos.

Censuramos la intromisión del gobierno en áreas que no son de su competencia y su manía de victimizarse y lavarse las manos. A la todopoderosa oficina de Carlos Alvarado no le tembló el pulso para pedirle datos al Organismo de Investigación Judicial, al Tribunal Supremo de Elecciones, al Ministerio de Justicia, a la CCSS, a la Superintendencia General de Entidades Financieras, al Ministerio de Educación, a Migración, y ahora a los involucrados tampoco les tiembla la voz cuando llegan a la comisión legislativa que investiga la UPAD para decir: “me abstengo de declarar”.

Esa es ahora la otra gran razón para no dejar que este tema quede en nada: la lucha contra la impunidad. El silencio de los miembros de la agencia de espionaje no va a opacar la investigación seria que se realiza en la Asamblea Legislativa y que tiene como fin sacar a la luz la verdad y castigar a los responsables.

El escándalo PAC no puede morir mientras haya funcionarios que no sean despedidos o se vean obligados a renunciar, y mientras no sepamos todos lo que hizo el presidente Alvarado con nuestra información sensible y privada. La red de cuido y el andamiaje de la vigilancia ilegal deben ser desmantelados de una vez por todas.

Los jóvenes aprendices de espías y quienes configuran este grupo desestabilizador deben finalmente reconocer que el país y la libertad están por encima de su ideología totalitarista. El PAC debe entender que con sus obras en las tinieblas –y también con su llamada torpeza política-, convirtieron a Carlos Alvarado en el nuevo súper agente 86.

El “súper agente 86” costarricense tiene dos serias desventajas con respecto al popular espía de la televisión en la década de los sesenta: tristemente es real y no nos hace reír.

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República








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