Logo La República

Sábado, 14 de diciembre de 2024



NACIONALES


Calma con el colón

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 13 mayo, 2011




Exportadores pueden estar tranquilos por el tipo de cambio
Calma con el colón
Costa Rica necesita ofrecer productos y servicios de valor agregado

La buena noticia es que el colón dejará de golpear tanto a las empresas costarricenses, que venden sus productos y servicios a los extranjeros al menos, así lo indican las principales variables previsibles.
Más bien, habrá una estabilidad monetaria, debido en parte a la madurez del sistema de bandas, así como al hecho de que las tasas de interés no subirán más.
Sin embargo, la lección del último año es que los exportadores tendrán que tomar sus propias medidas, para que sean menos afectados por las variaciones del tipo de cambio en el futuro.
Por cierto, varios factores podrían procurar que el valor del colón de hecho siga subiendo.
Si el Congreso de Estados Unidos no llega a un acuerdo para reducir el déficit de las finanzas públicas de ese país, el dólar podría hacerse todavía más barato ante el colón.
Por su parte, el Gobierno de Costa Rica podría incrementar la tasa de interés que paga a los compradores de bonos del Estado, con el afán de ingresar más dinero, para reducir el déficit nacional, lo cual tendría el efecto de impulsar el colón hacia arriba.
Sin embargo, lo más probable es que el valor de la moneda nacional no siga incrementado durante el resto de este año, e incluso que baje un poco, finalizando 2011 a un nivel de aproximadamente ¢525 por cada dólar estadounidense.
Un colón elevado implica que la competitividad del país disminuye, ya que los bienes y servicios costarricenses se vuelven más caros, y siempre los consumidores en el extranjero tienen la alternativa de buscar opciones más baratas.
Entre los sectores más afectados por este fenómeno están la agricultura, así como el turismo.
Dentro de los factores que indican que el colón ya tocó el techo de su valor, al menos a mediano plazo, está el hecho de que sería difícil para el Estado aumentar la tasa de interés, que paga por los bonos.
En este momento, el interés que se está pagando es bastante alto, de casi el 9% por un título valor de tres años denominado en colones, o sea alrededor del 4%, neto de inflación.
En caso de que el Estado quisiera hacer sus bonos más atractivos, por medio de tasas de interés aun superiores, esto generaría que las tasas pagaderas en todo tipo de préstamo incrementaran, con un efecto negativo en la economía, por eso es poco probable que esto suceda.
El año pasado, las tasas pagadas por el Estado en sus bonos, eran uno de los principales factores que llevaban el colón a niveles altos, en comparación con el dólar norteamericano, principalmente durante el primer semestre.
Mientras tanto, las tasas pagadas para los bonos del Estado, no han incrementado durante los últimos meses; como consecuencia de esto, el tipo de cambio recientemente se ha mantenido estable, rondando un monto no muy lejos de ¢500 por un dólar.
Adicional a lo anterior, el valor del colón podría bajar antes de finalizar el año, en caso de que el Banco Central imponga un encaje a los fondos traídos al país por algunos bancos.
En 2010, se dio el fenómeno de que varios inversionistas pidieron dólares baratos a esos bancos, para luego comprar colones, y de esta forma aprovechar las altas tasas de interés de los bonos estatales.
Ese fenómeno tuvo el efecto de impulsar al alza el valor de la moneda nacional.
Otro factor que tiende a reducir las fluctuaciones abruptas en el valor del colón tendría que ver con la confianza del mercado en el sistema de bandas cambiarias, que ya tiene cuatro años de operar.
Bajo ese sistema, el Banco Central interviene en el mercado en el momento en que el tipo de cambio se acerca ya sea al techo o al piso de la banda y esto contribuye.
Sin embargo, casi ningún Banco Central cuenta con los recursos adecuados para prevenir los ajustes en el valor de la moneda, ante grandes movimientos en el mercado cambiario.
Debido a eso, resulta importante que los exportadores tomen las previsiones, anticipándose a escenarios futuros y sin esperar que sea el Gobierno quien les brinde ayude.
Entre ellas, está la opción de comprar contratos de futuros cambiarios, una forma de póliza de seguros, que los protege ante las fluctuaciones cambiarias, al menos a corto plazo. Por ahora, este ha sido un recurso poco explotado en el país.
Otro aspecto, en un mundo en el cual el valor de la moneda cambia, tiene que ver con la aceptación de que los cambios son inevitables.
De hecho, lo que pasó el año pasado con el colón no era nada raro, al haber subido en un 14% en 2010.
Pero los productores en muchos países enfrentan problemas en el tipo de cambio, similares o peores.
En fecha tan tardía como 2006, el tipo de cambio del dólar canadiense era de 0,66 dólares de Estados Unidos, la semana pasada llegó a $1,05 un aumento del 59%.
Ante el fenómeno de una moneda que está apreciándose, los productores deben ofrecer bienes y servicios con mayor valor agregado, o encontrar compradores, para los cuales el valor de sus monedas también esté aumentando.
Los centros de llamadas en este país ya compiten con sus homólogos de otras naciones, a pesar de un colón caro.
Para conservar esta ventaja, las escuelas y universidades tienen que ofrecer —y los estudiantes necesitan aprender— mejor inglés, junto con el conocimiento especializado de los temas en que los clientes extranjeros están interesados, que incluyen finanzas y tecnología.
Muchas empresas de turismo han demostrado que pueden tener éxito, incluso si los costos son altos, ofreciendo excelentes productos y servicios, aun podemos hacer más con creatividad e inteligencia.
Los exportadores de productos agrícolas no pueden fácilmente vender a los compradores europeos, que tienen valiosos euros en lugar de dólares baratos, dado que la fruta tiende a podrirse cuando se entrega a largas distancias.
En este caso, en lugar de vender los mismos bananos, melones y mangos, que otros países pueden cultivar a menor costo, tienen que encontrar el valor agregado, a través de los alimentos procesados, junto con las marcas, a las cuales los compradores son leales.

Bernal Rodríguez
brodriguez@larepublica.net
Fred Blaser
co-Presidente RMG






© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.