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Billetes de alta denominación complican al comercio

Angelica Zamora redaccion@larepublica.net | Lunes 25 octubre, 2010




Usuarios cuentan con un nuevo billete de ¢20 mil
Billetes de alta denominación complican al comercio
Oferta de bancos no coincide con demanda de usuarios

Con la entrada al mercado del nuevo billete de ¢20 mil se iniciaron las dudas sobre su aceptación, seguridad y capacidad de los comercios para dar el vuelto a los clientes. Sin embargo, esta denominación es la que menos circulación tiene en el mercado y significa la cifra más baja en poder del Banco Central.
Del papel moneda que circula actualmente, el de ¢10 mil representa el 41% (34,7 millones). Si se suman los billetes en circulación, más los que están en poder del Central, el resultado es 60 millones de piezas, lo que significa el 64% del total.
Mientras tanto, hay 44,4 millones de billetes de ¢5 mil, la mayor parte en poder del Banco Central.
En el Banco de Costa Rica los cajeros automáticos están programados para dispensar en primera instancia billetes de alta denominación, por ello los de ¢10 mil y ¢5 mil son los que en más alto porcentaje se entregan, dijo Mario Rivera, gerente general del BCR.
En el caso del Banco Popular, los dispensadores de dinero también trabajan de forma tal que siempre se entrega la mayor denominación. Por ejemplo, si un cajero tiene billetes de ¢10 mil, ¢5 mil y ¢1 mil, y el cliente solicita ¢50 mil, le va a entregar cinco billetes de ¢10 mil, explicó Víctor Rodríguez, director de Banca de Personas de esa entidad.
A la hora de que un cliente bancario solicita al cajero automático un determinado monto, este utiliza algoritmos que tratan de proveer dicha suma con el menor número de billetes. Esta logística desde la perspectiva bancaria es muy eficiente, ya que requiere un menor número de cargas al cajero, y se atienden más usuarios, comentó Carlos Melegatti, director de la División de Servicios Financieros del BCCR.
Por otro lado, el consumidor podría estar interesado en un servicio diferente, en lugar de digitar un monto total y que el cajero automático le suministre el dinero, podría digitar la cantidad de billetes de las denominaciones requeridas, cuántos de ¢1 mil, de ¢2 mil y así sucesivamente, explicó Melegatti.
Si los cajeros automáticos respondieran a las demandas solicitadas por los usuarios, los bancos las trasmitirían al Central, lo que llevaría a la autoridad monetaria a tener en circulación la estructura denominacional óptima. No obstante, este modelo es de mayor costo que el actual, acotó.
Debido a que los billetes de alto valor son los que abundan en el mercado, el problema para dar vueltos no solo persiste para las unidades de ¢20 mil, por ello la autoridad monetaria solicita a la población que use el sentido común cuando vaya a realizar una compra, de manera que no se cancelen montos muy elevados con monedas, así como tampoco pagar servicios como buses y taxis con billetes de mucho valor, esto con el objetivo de evitar inconvenientes entre el usuario y quien presta el servicio público.
Con la entrada de la familia de billetes, el Central espera que la estructura denominacional se vaya ordenando para que responda a las necesidades de la población.
En el primer semestre de 2011 se prevé que todos los billetes nuevos ya estén en el mercado incluyendo los de ¢50 mil.

Angélica Zamora
azamora@larepublica.net






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