Atropello homosexual
| Martes 30 junio, 2015
Lamentabilísimo el hecho ocurrido en Turquía el pasado domingo
Atropello homosexual
Mientras el mundo y los Derechos Humanos aplauden la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos por aprobar la igualdad de derechos legales para los “gays”, al mismo nivel que el de los heterosexuales en ese país, nuestro país celebraba en las calles de San José un carnaval en honor y lucha por la igualdad legal de los “gays de Costa Rica”, este domingo, en total libertad, respeto y paz.
El Congreso costarricense debe aprender y formarse en leyes y Derechos Humanos, antropología y sobre todo genética, siguiendo el ejemplo de EE.UU., desestimando el conservadurismo religioso, siguiendo las palabras del papa Francisco, quien —en mi criterio de católico practicante— creo es el Vicario de Cristo, dijo en su avión, regresando de Brasil: “¿Quién soy yo para juzgar a los gays?”. Opus Dei debería escucharlo y obedecer.
Lamentabilísimo el hecho ocurrido en Turquía el pasado domingo. Mientras en Costa Rica disfrutábamos de una manifestación pacífica en pro de los derechos pro diversidad sexual, apoyados por el actual Gobierno y la Defensoría de los Habitantes, en Turquía, paralelamente, “la encarnación de la violencia” (término de M. Weber), es decir, la Policía, agredía a los participantes de esa pacífica manifestación turca en favor de los Derechos Humanos, y de los “gays”; en ese país mayoritariamente de práctica religiosa musulmana. Lo hicieron con mangueras, gas pimienta, arrestos y quizás hasta más cosas.
Es un “holocausto gay” en diversos países del mundo, continuación de las prácticas de Hitler y parte de su filosofía (Paul Johnson).
El individuo “no decide dónde nacer, ni cuál inclinación tener”, como explicaba científicamente mi exdirector de tesis política y exdecano de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Católica de París, Dr. Joseph Maila.
Ya lo dijo L. Strauss al constatar que el ser humano no decide su determinación sexual. Nace con ella.
Cuando un varón se pregunta por qué razón le gustan las mujeres, puede responder: porque soy “normal, así nací”. Pues bien, igual nacieron los “gays”, no decidieron, como usted no decidió dónde nacer… sea judío, palestino, turco o tico. ¡No decidimos!
El atropello humano basado en la religión y creencias sociales, contra la diversidad sexual, debe ser reprimido y severamente castigado por los gobiernos del mundo, siguiendo el ejemplo de países como los EE.UU., Canadá y Francia.
Las Naciones Unidas tiene que pronunciarse al respecto, y la Corte Internacional de Derechos Humanos debe ser más agresiva, para hacer valer los derechos que nos corresponden a todos y a todas las personas, independientemente de dónde nacemos y de la condición sexual.
Señores (as) del Congreso de Costa Rica, por favor, despierten y reaccionen con base científica. No moral, no religiosa, porque si lo hacen, serían traidores a quienes los pusimos en esa curul donde se sientan.
Ricardo Sossa Ortiz
Periodista/ Sociólogo/ Politólogo