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Atlanta coronó a Bradley

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 15 agosto, 2011




Atlanta coronó a Bradley
En el desempate liquidó a Dufner y rescató el golf estadounidense

Keegan Bradley ganó el PGA Championship con una remontada increíble en la ronda final para luego vencer en tres hoyos de desempate a Jason Dufner.
Este golfista jugó el Costa Rica Open en 2002.
En el Atlanta Athletic Club, Bradley estaba abajo por cinco golpes al llegar al hoyo 16, pero logró dos birdies seguidos y Dufner cometió bogeys en tres hoyos consecutivos. Así quedaron empatados en 272 golpes, ocho bajo par.
En el desempate, Bradley se puso en ventaja al lograr un birdie con un tiro de poco más de un metro (cuatro pies) en el hoyo 16. Dufner casi embocó desde el fairway, pero erró un intento de birdie de dos metros (seis pies).
Bradley se puso arriba por dos golpes cuando Dufner tuvo un triple putt en el hoyo 17, que terminó con un bogey. Dufner luego logró un birdie en el hoyo final, pero no fue suficiente. Bradley empujó la pelota desde 30 centímetros (un pie) y se llevó el trofeo Wanamaker por un golpe.
Keegan Bradley, 25 años, rescató al golf estadounidense, que languidecía en la peor secuencia de su historia, después de una racha de seis grandes sin victorias.
Batió en el desempate del PGA a Jason Dufner, protagonista de uno de los episodios más nefastos de los desenlaces del Grand Slam. A falta de tres hoyos, sacaba cinco golpes a Bradley, quien a su vez encarnó la recuperación más fabulosa que se recuerda.
En esa mezcla de drama y heroicidad, derrota y victoria, Dufner asumió un papel cruel. Como Greg Norman en el Masters de 1996 o Van de Velde en el British de 1999. De rictus hierático, el golfista que aprendió a jugar a los 15 años sigue con un palmarés vacío. No era ese el desenlace previsto cuando puso la bolsa en la salida del hoyo 15.
Hay jugadores que se pasan la vida buscando un grande y no lo abrazan. Montgomerie y sus 72 intentos son referencia, como los 54 de Westwood o los 50 de Sergio. Bradley lo hizo a la primera.
Cualquier golfista entre los primeros 120 del mundo puede ganar un Major. Dufner era el 80; Keegan, el 108. Como no hay gobierno, los últimos siete ganadores de grandes son tipos nuevos. Nunca el golf en la era moderna ha conocido una racha así. Observando que en la lista de espera aún quedan talentos como Westwood, Donald, Jason Day o Sergio en el dique seco, no sería extraño ver que la secuencia continúe.

Atlanta/EFE






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