Asimetrías
Alejandra Esquivel alejandra.esquivel.guzman@gmail.com | Lunes 09 marzo, 2015
Asimetrías
En la última década, han sido muy positivos los ajustes que como país hemos hecho hacia la igualdad de género. Nosotros estamos acá gracias a una mujer y a un hombre. Ni el hombre puede “dar a la luz”, ni los bebés son solo producto de óvulos o espermatozoides. En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, les compartiré experiencias personales que me han marcado como mujer y como profesional.
Desde muy pequeña, yo no he delegado a nadie ni los tragos amargos, ni el buen sabor de boca que me ha dejado el libre albedrío. Pero he vivido cosas que sobrepasan mis decisiones.
Los estándares que mi padre exigía, sus esfuerzos económicos para que nos convirtiéramos en profesionales éticas, marcaron mi formación. Gracias a la visión y apoyo de un hombre, fundé mi primera empresa. Gracias a un hombre me he sentido respaldada en los momentos más difíciles de mi vida... También tengo en mi currículum de vida malas experiencias que se las debo a hombres.
Hace poco más de un año hice una solicitud para un puesto en el que pagaban una cantidad significativa de dinero. Ya me había entrevistado con cuatro directores; mi hipótesis era que todo iba muy bien, pero “ta ran”, llegó el director, que después de una entrevista de casi tres horas, me preguntó si tenía entre mis planes tener hijos. A pesar de un “no” definitivo de mi parte, creo que no me creyó. Ahí mismo paró el proceso tan prometedor que llevábamos.
¿La fábula sin fin? Si somos solteras prefieren no contratarnos porque nos le metemos al jefe (¿Pasa? ¡Sí!, pero son las menos) y, si somos casadas o madres, prefieren no contratarnos porque podemos quedar embarazadas o porque somos las llamadas a correr si se presenta alguna situación con los hijos.
Asumí un proyecto que me encantaba, pero esta vez me dieron una “calurosa bienvenida”: el gerente de ventas, jefe de la contraparte técnica dentro de la misma empresa, me dijo que no entendía por qué me habían contratado, si aquel era un “negocio para hombres y no para mujeres”; me dijo que él “había solicitado enfáticamente la contratación de un hombre y no de una mujer”, pero que como no le habían hecho caso, me iba a tocar demostrar el triple en ese proyecto, él “se encargaría de sacarme”...
Comprenderán que este señor y sus dos gerentes de proyectos, ambos hombres desde luego, me hicieron la vida imposible. Entiendo que la empresa le está abriendo un caso al gerente regional porque después de yo hablar sobre lo que pasaba, se enteraron que otras compañeras también han vivido situaciones similares.
Señores, no estamos hablando de Oriente; estas cosas pasan acá en “el país más feliz del mundo”... No pido trato especial, pero me resulta inadmisible que nos limiten el crecimiento por ser una. Les conté mi historia, pero podría pasarle a su madre, su esposa, su hermana, su hija.
Alejandra Esquivel
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