Aprender haciendo
| Martes 29 septiembre, 2009
Aprender haciendo
Hace algunos meses en una breve visita a Alemania, fui introducida de manera entusiasta por mis anfitriones en el tema de la capacitación y la formación.
Llamó poderosamente mi atención una modalidad de formación para el trabajo, que no resulta nueva en Costa Rica, y que esta visita permitió apreciar en toda su dimensión el potencial que encierra.
La efectividad en el desarrollo económico, científico y tecnológico que le proporcionó el Sistema Dual a Alemania, lo colocó a la vanguardia a nivel mundial y su empeño por compartir sus beneficios con los países latinoamericanos, le permitió a Chile, Colombia, México, Guatemala, Brasil, Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia, República Dominicana y Costa Rica adaptarlo a su propia realidad.
La Formación Dual es una modalidad que realiza su proceso de enseñanza y aprendizaje en dos lugares distintos, en una institución formativa por un lado y, en una empresa por el otro, otorgándole al aprendiz los elementos teóricos mediante el aula y el laboratorio y, la experiencia del proceso productivo mediante el espacio laboral y la capacidad instalada que provee la empresa. Todo ello ocurre bajo la guía de un instructor de la empresa, con amplios conocimientos en la especialidad, que coordina con el instructor responsable del proceso de aprendizaje del estudiante en la institución.
Esta modalidad ofrece nuevas posibilidades de desarrollo del capital humano y de respuesta oportuna a los cambios que exige la realidad empresarial. Tener esto en cuenta resulta relevante, toda vez que la construcción de un ambiente de competitividad que posibilite el crecimiento económico y social del país, pasa por la capacidad que tengamos para ofrecer oportunamente los trabajadores altamente calificados que demanda el sector productivo costarricense.
En Costa Rica, la formación Dual es de reciente data. En 1993 fue el Instituto Nacional de Aprendizaje quien con la cooperación alemana creó las primeras experiencias y desarrolló algunas especialidades bajo esta modalidad. Dieciséis años después, pese a las comprobadas ventajas y beneficios para el estudiante, para el centro de formación y para las empresas, su desarrollo en el país ha sido más bien lento, caso contrario a la experiencia chilena.
Chile se propuso extender el desarrollo de experiencias duales incorporando a 40 centros de formación en 2000. A esa fecha la meta casi fue triplicada y hoy día la empleabilidad de estos jóvenes que estudian bajo esta modalidad es del 85%, una cifra importante considerando las dificultades actuales para encontrar trabajo que tienen los jóvenes.
Es sabido que la creación de una cultura, sea en el ámbito organizacional o bien nacional, es una tarea lenta que requiere un esfuerzo continuo de todos los involucrados para interiorizarla y convertirla en una nueva actitud, un sistema, una política pública. Estos esfuerzos requieren el compromiso decidido de todos los actores; Estado, trabajadores y sector productivo.
Las raíces de la Formación Dual datan de la Edad Media en Europa, originada en el “aprender haciendo” de un aprendiz bajo la supervisión de su maestro y fue la semilla que en Alemania ha posibilitado actualmente, la existencia de aproximadamente 355 ocupaciones bajo esta modalidad. En este proceso el sector empresarial alemán es parte de la formación dual y asigna en consecuencia importantes recursos para asegurar la inclusión de nuevos estudiantes.
Este grado de madurez alcanzado y las ventajas que ofrece, ha ocasionado que la modalidad de cooperación Estado-empresas se haya extendido desde Alemania a toda la Unión Europea bajo el auspicio de la Organización Mundial del Comercio.
Hoy Latinoamérica transita hacia economías más abiertas, con nuevos retos para enfrentar la competitividad en términos de calidad, volumen y costos. Las políticas de empleo no son ajenas a estos procesos, de manera que las viejas políticas de capacitación para el trabajo, requieren ahora poder responder a nuevos desafíos para que las empresas y los trabajadores logren librar la obsolescencia y falta de pertinencia.
Dentro de este contexto, es posible ver en la experiencia de la Formación Dual un instrumento eficaz de la formación técnica, que podría ser potenciada o redescubierta si se quiere, para darle un papel protagónico en la construcción del modelo de desarrollo que queremos para Costa Rica.
Lorena Vásquez Badilla
Diputada
Hace algunos meses en una breve visita a Alemania, fui introducida de manera entusiasta por mis anfitriones en el tema de la capacitación y la formación.
Llamó poderosamente mi atención una modalidad de formación para el trabajo, que no resulta nueva en Costa Rica, y que esta visita permitió apreciar en toda su dimensión el potencial que encierra.
La efectividad en el desarrollo económico, científico y tecnológico que le proporcionó el Sistema Dual a Alemania, lo colocó a la vanguardia a nivel mundial y su empeño por compartir sus beneficios con los países latinoamericanos, le permitió a Chile, Colombia, México, Guatemala, Brasil, Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia, República Dominicana y Costa Rica adaptarlo a su propia realidad.
La Formación Dual es una modalidad que realiza su proceso de enseñanza y aprendizaje en dos lugares distintos, en una institución formativa por un lado y, en una empresa por el otro, otorgándole al aprendiz los elementos teóricos mediante el aula y el laboratorio y, la experiencia del proceso productivo mediante el espacio laboral y la capacidad instalada que provee la empresa. Todo ello ocurre bajo la guía de un instructor de la empresa, con amplios conocimientos en la especialidad, que coordina con el instructor responsable del proceso de aprendizaje del estudiante en la institución.
Esta modalidad ofrece nuevas posibilidades de desarrollo del capital humano y de respuesta oportuna a los cambios que exige la realidad empresarial. Tener esto en cuenta resulta relevante, toda vez que la construcción de un ambiente de competitividad que posibilite el crecimiento económico y social del país, pasa por la capacidad que tengamos para ofrecer oportunamente los trabajadores altamente calificados que demanda el sector productivo costarricense.
En Costa Rica, la formación Dual es de reciente data. En 1993 fue el Instituto Nacional de Aprendizaje quien con la cooperación alemana creó las primeras experiencias y desarrolló algunas especialidades bajo esta modalidad. Dieciséis años después, pese a las comprobadas ventajas y beneficios para el estudiante, para el centro de formación y para las empresas, su desarrollo en el país ha sido más bien lento, caso contrario a la experiencia chilena.
Chile se propuso extender el desarrollo de experiencias duales incorporando a 40 centros de formación en 2000. A esa fecha la meta casi fue triplicada y hoy día la empleabilidad de estos jóvenes que estudian bajo esta modalidad es del 85%, una cifra importante considerando las dificultades actuales para encontrar trabajo que tienen los jóvenes.
Es sabido que la creación de una cultura, sea en el ámbito organizacional o bien nacional, es una tarea lenta que requiere un esfuerzo continuo de todos los involucrados para interiorizarla y convertirla en una nueva actitud, un sistema, una política pública. Estos esfuerzos requieren el compromiso decidido de todos los actores; Estado, trabajadores y sector productivo.
Las raíces de la Formación Dual datan de la Edad Media en Europa, originada en el “aprender haciendo” de un aprendiz bajo la supervisión de su maestro y fue la semilla que en Alemania ha posibilitado actualmente, la existencia de aproximadamente 355 ocupaciones bajo esta modalidad. En este proceso el sector empresarial alemán es parte de la formación dual y asigna en consecuencia importantes recursos para asegurar la inclusión de nuevos estudiantes.
Este grado de madurez alcanzado y las ventajas que ofrece, ha ocasionado que la modalidad de cooperación Estado-empresas se haya extendido desde Alemania a toda la Unión Europea bajo el auspicio de la Organización Mundial del Comercio.
Hoy Latinoamérica transita hacia economías más abiertas, con nuevos retos para enfrentar la competitividad en términos de calidad, volumen y costos. Las políticas de empleo no son ajenas a estos procesos, de manera que las viejas políticas de capacitación para el trabajo, requieren ahora poder responder a nuevos desafíos para que las empresas y los trabajadores logren librar la obsolescencia y falta de pertinencia.
Dentro de este contexto, es posible ver en la experiencia de la Formación Dual un instrumento eficaz de la formación técnica, que podría ser potenciada o redescubierta si se quiere, para darle un papel protagónico en la construcción del modelo de desarrollo que queremos para Costa Rica.
Lorena Vásquez Badilla
Diputada