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Apología de la tortura

| Jueves 30 octubre, 2008




Apología de la tortura

• Siguiendo el triste patrón de sus predecesoras, esta espeluznante secuela vende sufrimiento por diversión.

El juego del miedo 5
(Saw V)
Dirección: David Hackl. Reparto: Tobin Bell, Costas Mandylor, Scott Patterson, Betsy Russell. Duración: 1.32. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 1.

Producidas en serie, según fríos criterios industriales, las cintas pertenecientes a la franquicia de “El juego del miedo” (Saw) se estrenan con rigurosa puntualidad, cada año, en la época de Halloween.
Con la excepción de la primera, que se deja apreciar como claustrofóbico ejercicio de suspenso, las demás entregas son ineptas operaciones comerciales, exentas de méritos. Todas son virtualmente idénticas, pues giran alrededor de la misma situación básica, que se repite con infinitas variaciones: una o más personas son secuestradas por un diabólico asesino, conocido como Jigsaw (El rompecabezas). Este somete sus víctimas a pruebas terribles, donde cada quien debe escoger entre morir brutalmente, o infligirse dolorosas mutilaciones.
Estructurada de manera confusa, la saga llega a su quinto capítulo, retomando el hilo narrativo del anterior: Jigsaw está muerto, pero alguien recoge su sangriento legado.
Mediante el recurso del “flashback”, se muestra cómo el cómplice estuvo acompañando a su mentor durante mucho tiempo, ayudándole en la preparación de trampas y aprendiendo sus secretos. Mientras, un astuto detective de policía arriesga su propia vida, intentando descubrir la verdad.
Siguiendo el triste patrón de sus predecesoras, esta espeluznante secuela vende sufrimiento por diversión. La insistencia en detalles truculentos, responde únicamente a la decisión de los autores, de estimular y satisfacer el morbo del público. Nada más tiene importancia: aquí no hay manejo de la tensión, ni desarrollo dramático, ni análisis de caracteres.
La secuencia inicial está inspirada en el clásico cuento de Edgar Allan Poe “El pozo y el péndulo”, lo cual deja pronosticar una trama un poco más culta y elaborada. Las esperanzas se esfuman muy pronto, cuando el filme se pone en marcha, presentando más de lo mismo: desagradables escenas de carnicería gratuita, alternando con largos y aburridos intermedios explicativos.
Los giros argumentales no toman en cuenta factores como lógica o coherencia: son simples excusas, para retornar al punto de partida.
Promovido al rango de realizador, el ex director de segunda unidad David Hackl copia el estilo chabacano de sus predecesores, confeccionando un producto impersonal de consumo rápido, tan eficiente como escuálido.
“El juego del miedo 5” marca un hito del filón conocido como “porno-tortura”. Irrespetando toda norma de decencia, legitimiza la crueldad y pregona ideas malsanas, explotando cínicamente al sadismo como forma de espectáculo.






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